Solo voy a pasarmelo bien.

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#Marcos

-Más te vale que me hayas sacado de esa habitación para algo importante o yo mismo voy a estrangularte contra la pared- le digo a Emett mientras paso por su lado y salgo de la habitación.
Joder, me he dado una ducha fría y ni siquiera eso ha sido suficiente. No puedo quitarme la imagen de Mía sobre mi cama, de lo que estará haciendo ahora mismo en mi habitación, en mi cama, en mis sábanas... Dios. Cualquier día me va a volver loco, loco de verdad.

-Cálmate fiera. Toni ha llamado diciendo que tienes que entrenar- me dice mientras nos dirigimos al parking. Apenas son las once de la mañana, ¿de qué va?

- ¿Un sábado? ¿A estas horas? - mi voz suena como si estuviese cabreado, pero no es así, no quiero pagar nada con mi amigo. Emett no tiene la culpa de nada, es Mía. Es esa mujer que me tiene loco, obsesionado con ella y con todo lo que le rodea. Jalo mi pelo con frustración ante mis pensamientos, no sé si es la puta testosterona que la tengo que tener por las nubes o qué, pero necesito relajarme.

- Ya veo, os he cortado el royo ¿no? - ¿Estaba de coña? ¿Es que no me había visto? Todas las personas que pasaban a nuestro alrededor se quedaban mirándome, no me avergonzaba porque no me sorprendía, pero sí que me incomodaba.

- Si- me imagino ahora mismo a Mía regañándome por ser tan sincero en cuanto a nuestra vida sexual. Por algún motivo, a ella le daba pudor hablar de estos temas con alguien que no fuera yo, pero no lo entendería nunca, en la cama era otra persona.

- Lo siento tío. Sé lo que es que te interrumpan, pero ordenes son órdenes- No tiene ni idea de lo que he dejado en esa habitación...

-Conduzco yo- le aviso.

- Tu mismo- se encoge de hombros- yo no tengo gasolina.
Emett siempre había sido muy descuidado, él nunca le daba importancia a las cosas, simplemente era una de esas personas que actuaban bajo presión y ya. Me voy a acordar siempre de cuando cumplió sus dieciocho y organizó una fiesta llena de gente que ni conocía, antes de llegar tuvo que ir Ryan a recogerlo porque se había quedado sin gasolina por el camino.

- A ver si algún día se te quita esa manía de olvidarte de todo- le digo dejando con la cabeza.

-Créeme, es otra de mis virtudes... de mis armas para seducir.

-Que se te olvide la cartera y te tenga que pagar tu novia la cena no significa que sepas ligar, cabrón- le digo riéndome mientras giro el volante.

- Créeme, eso le hace sentir independiente- yo estalló a carcajadas.

-Será eso hermano, será eso- él asiente con la cabeza, orgulloso de sus palabras. Siempre ha sido el más divertido de los cuatro.

- Ah, se me ha olvidado decírtelo.

- ¿Él qué? - pregunto.

-Anoche cuando Mía se quedó dormida y os fuisteis a vuestra habitación nos quedamos todos hablando y pensamos que esta noche nos deberíamos de ir de fiesta todos juntos. Ya sabes, para subirnos los ánimos un poco.

-Le habéis contado algo a las chicas de la carrera- No estoy ni siquiera preguntando, estoy afirmando esperando que la respuesta sea no, porque si no es así, soy hombre muerto.

- No, claro que no.

-Entonces no entiendo porque las chicas están mal. - Era cierto, tampoco tengo ni idea del porqué del comportamiento tan triste que tenía Mía anoche si ni siquiera saber nada. Lo único que tengo claro es que no quiero volver a verla así.

- Tío, ya vistes como estaba ayer tu novia. Todas están hasta los cojones de ver dónde estamos metidos, de no saber qué día vamos a llegar con la cara morada o de cualquier otra manera.

- Por eso tengo que ganar esta puta carrera Emett. Si eso es lo que intentas decirme, ya lo sé.

Emett se pasa los Díez minutos restantes del camino hablando por el móvil mientras que yo tengo la cabeza en otra parte. Cuando llegamos al descampado donde nos ha dicho Toni le digo a Emett que no se baje todavía. No me fío de nadie en este lugar, por lo que observo a Toni que está frente a nosotros hablando con un tipo, el cual supongo que será el competidor que va a entrenar conmigo.

- ¡Chico!¡Ya estás aquí! - yo asiento con la cabeza sin apartar la mano del volante ni la mirada de él.

- ¿Empezamos o qué? - le digo desafiante. Toni saca su característica sonrisa de psicópata y hace un gesto con la cabeza al hombre que tiene al lado indicándole que se meta en el coche. Él me mira, y abre los brazos como un loco.

- ¡Si mi chico favorito quiere empezar ya, que así sea! - él muy cabrón empieza a reírse a carcajadas.

- Este tío está loco- dice Emett. Yo asiento, concentrado en qué Toni de la señal de salida. Tres, dos, uno...

- ¡Ya! - Piso a fondo el pedal acelerando como si se me fuese la vida en ello, Emett está a mi lado dirigiéndome, pero apenas le escucho, no sé quién es el tipo que está entrenando conmigo, pero es bastante bueno.

- ¡Ábrete en la curva! - le hago caso. Este recorrido es mucho más difícil de lo que parece. Miro rápidamente hacia mi contrincante que está a mi lado izquierdo, me devuelve la mirada. Yo he visto a ese tipo antes.

- ¡Acelera hermano, acelera! ¡Ya es tuyo, ya es tuyo! - acelero hasta llegar a dónde está mi jefe. He ganado.

- ¡Ese es mi chico! - Emett se baja del coche moviendo sus brazos mientras se alegra por mí, yo me bajo también sin decir una palabra. Esto ha sido bastante duro, ese tipo es bueno.

- ¡Tú también has estado bien Tomás, bien hecho chico! - Tomás, ¿quién coño es? Le veo salir del coche y acercarse a mí hasta tenerlo cara a cara... No puede ser, ese es el chico con el que vi marcharse a Mía al gimnasio aquel día, ese es el tío con el que se lío antes de estar conmigo.

- ¡Volved a los coches! ¡Hay que seguir entrenando! - Toni me señala con un dedo- ¡Tenemos que ganar!

- Marcos, no te pases- me dice Emett cuando se mete en el coche.

-Tú ya sabías quién era ¿eh? - le digo vacilando.

-Si te lo hubiera dicho habrías acabado con él en esta vuelta.

-No que va. Solo voy a pasármelo bien.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora