Siempre estoy lista para ti.

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#Mia

-No pretendo que te enfades conmigo cariño.

-Y yo no quiero que me digas lo que tengo que hacer o como tengo que sentirme.

-Uhh, vale, vale. Está bien nena ¿Qué tengo que hacer para que estés feliz? - Me sonríe. Es un arrogante, siempre lo va a ser. Lleva la arrogancia en su ADN.

-No sé. Podrías... hablarme de tus hermanos, de tu madre, de lo que me voy a encontrar en tu casa. -Para el coche cuando ve que el semáforo está en rojo y vuelve a mirarme, algo se cruza por su mirada y no sé el qué.

- ¿Qué importa eso nena? Mis hermanos son unos críos, no van a entender nada.

-Los niños lo entienden todo Marcos, incluso pueden entender más que muchos adultos.

-No sabía qué te gustaban los críos- vuelve a poner el coche en marcha mientras que mira al frente. Qué guapo es, que bien le queda conducir. ¿Serán sus hermanos igual de guapos que él? Hago caso omiso a su pregunta porque creo que esto no nos está llevando a ninguna parte.

- ¿Me vas a contar algo de ellos o no?

-Está bien nena, está bien. Te voy a contar todo lo que quieras de mis hermanos. No tengo ningún problema con eso. -Da una carcajada.

- ¿Qué? ¿Entonces para qué hemos tenido esta estúpida discusión? - él se encoge de hombros con una sonrisa en la cara.

-Porqué enfadada estás extremadamente sexy- me río por no matarlo. ¿Qué voy hacer con este chico?

-Eres increíble. - Le digo riéndome.

-No, tú en ese pantalón eres increíble- me mira rápidamente de arriba abajo. Yo no le contesto, quiero que me cuente ya algo- Está bien, está bien. Vamos a ver, mi hermano Raúl tiene cinco años más que yo, es decir, treinta. Se largó de casa cuando cumplió los dieciocho y bueno, esa es una historia que ya te contaré. En otro momento.

Mientras que escucho las cosas que Marcos me cuenta sobre su hermano mayor pienso en lo mucho que le cuesta abrirse, incluso aunque sea conmigo. A medida que pasamos sobre un puente doy gracias a Dios por que la familia de Marcos viva tan lejos, si no hubiera sido por el rato de coche, nunca me hubiese contado nada de esto.

- Gracias por abrirte así conmigo Marcos. Para mí esto es importante, me ayuda a conocerte mejor- le acaricio el pelo. Él sin quitar la mirada de la carretera aparta una de sus manos del volante y coge la mía para volver a besarla. Yo le sonrío son los labios juntos. A veces es un amor.

-Bien pues después de Raúl voy yo. Ya sabes, tú encantador y atractivo novio. El que te hace gritar su nombre todas las noches en su ca- le interrumpo.

- ¡Marcos! - Y me río, estalló en carcajadas y él conmigo. Hoy está de lo más feliz.

- Flipo contigo. Eres la tía más atrevida que me he echado a la cara, y ni que decir si hablamos de cómo eres en la cama- yo, roja como un tomate me hundo levemente en mi asiento como si eso sirviese de algo- No te pongas roja nena, yo te quiero así. Tu faceta sexual es una de tus mayores virtudes, sin duda.

-Idiota-me río.

- Después de mí está mi hermano Tomi que tiene siete años y mi hermana Lili que tiene cuatro. Ella es mi favorita, y lo sabe. El favorito de mi padre siempre ha sido Raúl y el de mi madre Tomi. No me preguntes porqué, supongo que siempre hay algún estúpido motivo para querer más a un hijo que a otro.

No, la verdad es que no podría pregúntale por qué porque yo nunca he sabido lo que es eso. Me he criado sola. Quiero decir, no porque no tuviera hermanos, eso nunca ha sido un problema para mí, más bien porque mis padres nunca tenían tiempo para mí, siempre estaban trabajando y viajando...trabajando y viajando. Por suerte tenía a mi nana.

-Lo mismo solo son cosas tuyas. Dudo mucho que unos padres con cuatro hijos puedan tener preferencias por alguno- me mira, de repente se respira tensión en el coche. Se lo que está pasando, está volviendo a ocultarme algo.

-No lo creo Mía- aprieta la mandíbula- y lo vas a ver esta noche- al instante me siento mal por él, en algún momento he dicho algo que no debía y ahora parece abatido. Como si me pudiera leer el pensamiento comienzan a hablar de nuevo- No te preocupes cariño, aprendí hace mucho a no atormentarme por eso. No lo hagas tú- yo le hago una mueca de cariño. Me duele verlo mal.

- Cuéntame lo que les gusta.

- ¿Eh? ¿A qué te refieres? No sé qué les gusta... jugar, supongo - yo me río como si se me fuese la vida en ello.

-Cielo, a todos los niños les gusta jugar. Me refiero a si les gusta las muñecas, los coches, a qué quieren ser de mayor... no sé, lo típico para sacarles conversación- Marcos se queda callado, creo que no sabe que contestar. No sé qué es lo que pasa con su familia, pero siento pena por él. O por lo menos, siento pena por lo que veo en su cara.

-No, no lo sé. Hace dos o tres años que no hablo con ellos durante más de quince minutos. Siempre que voy a visitarlos me voy cuando llega mi padre. - ¿Qué será lo que habrá hecho su padre para qué no pueda ni verlo?

- Si hubiese sabido que estabas tan mal con él nunca hubiera aceptado la invitación Marcos, necesito que lo sepas.

-No, tú no tienes por qué cambiar lo que haces por mí y mucho menos por el imbécil de mi padre- yo le acaricio la mejilla mientras conduce- además, tarde o temprano tenía que llegar este momento y no hubiese dado el paso si no hubiera sido por ti.

- ¿Algún día me lo contarás verdad? - me mira a los ojos en cuanto aparca. Estoy asombrada, mis padres siempre han estado muy bien económicamente pero mi casa al lado de la de la familia de Marcos parecería una choza.

-Dame tiempo nena, dame tiempo y te responderé a todas las preguntas que quieras- me besa. Y me acaricia la mejilla con el pulgar mientras me mira a los ojos - ¿Estás lista?

-Siempre estoy lista cuando se trata de ti. - No era ninguna mentira. Siempre estaba lista para él en cualquier sentido.

ERES MÍA, PRECIOSA. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora