Confesión

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Midoriya se quedó mirando a Todoroki un buen rato, todavía con el rostro sonrojado y el principio de un temblor incipiente por todo el cuerpo, que le hacía estremecerse sutilmente.

-Continúa Midoriya. No te preocupes, Bakugo no contará nada-las palabras amables de Todoroki hicieron que el chico levantase la cabeza y se quedase mirando a su amigo que le estaba sonriendo, apoyando una de sus manos en el cabello moreno de Midoriya para calmarle.

-Gracias, Todoroki. A veces, eres de verdad muy cálido-las palabras de Midoriya hicieron que Todoroki se sonrojase, alejándose de su amigo para que no le viese, mientras fingía estar ocupado pausando el videojuego.

Midoriya había ido a hablar con Todoroki, en un arrebato de nervios, de lo que había pasado con Uraraka, sin pensárselo muy bien, por lo que ahora se avergonzaba de su temeridad. Todoroki y él eran compañeros y, quizás, amigos, pero Midoriya se preguntaba si de verdad tenían la suficiente confianza el uno en el otro para confesarse cosas como esas.

-Como tú me has contado algo tan personal-comenzó diciendo el muchacho con el cabello blanco y rojo-creo que es justo que yo también te cuente algo.

-No...no hace falta-intentó decir Midoriya con una sonrisa nerviosa, mirando hacia todos los lados de la habitación como buscando una salida de emergencia para casos como esos.

-Lo sé, pero quiero hacerlo. Somos...amigos.-parecía que la palabra "amigo" aún le costaba a Todoroki, ya que la pronunció en un susurro apenas audible-Sabes que yo no me llevo bien con mi padre, y te conté parte de los motivos de ello, pero no todo-sus palabras parecían nacer de un estado de dolor que llevaba años oculto, sepultado entre miles y miles de muros autoimpuestos.

-Ya sabes que mi padre me tuvo simplemente como un objeto que le sirviese para desbancar a All Might del puesto número uno de los héroes mundiales. Endeavor no solo me usa como una herramienta-comenzó el muchacho, perdiéndose en sus propios pensamientos-sino que, además, él, me entrenó desde pequeño, apartándome de los demás niños. Los llantos eran sofocados con intensas palizas de las que me costaba días recuperarme. No podía hablar ni rebelarme, solo aguantar día a día.-su voz pareció temblar, perder su fuerza, como si el chico se hubiese desinflado unos segundos, perdido en la contemplación del anochecer que se desarrollaba detrás de los cristales de su habitación- Mi padre no solo me entrenó el cuerpo y la mente, Deku-llegados a este punto, Todoroki empezó a temblar convulsivamente.

Un frío extraño se había apoderado de todo su cuerpo. Sus ojos miraban desorbitados hacia una Nada que se extendía fuera de la habitación del muchacho, mucho más lejos de los muros de la academia que se veían a través de la ventana.

Midoriya no dijo nada, sin atreverse a acercarse al muchacho, dudando qué sería lo mejor, para, al final, desistir y quedarse de pie en medio del cuarto, paralizado mientras su amigo temblaba.

-Mi padre me educó para no ser capaz de amar. Mi misión era dedicarme por completo a ser un héroe y no perder tiempo con una mujer ni formar ninguna familia, por lo que me enseñó otro tipo de amor. El amor...-su voz se resquebrajó en mil pedazos, como pequeños cristales diseminados que se esparciesen por el suelo de imitación madera de la habitación, con sus bordes afilados esperando el momento para clavarse en la piel del chico-...el amor entre dos hombres-Todoroki no dijo nada más. Se derrumbó en el suelo y comenzó a llorar. Midoriya pensó que esta era la primera vez que veía al chico ponerse a llorar.

Todoroki era el chico que siempre estaba serio, de rostro duro y frío, comprometido con todo y con todos, pero, ahora, este Todoroki se revelaba en su faceta más frágil, que, como una delicada porcelana que se empieza a resquebrajar, mostraba sus grietas.

«A fin de cuentas», pensó Midoriya, «todos seguimos siendo humanos.»

Ningunos de los dos chicos volvió a mencionar el asunto por esa noche. Midoriya le dio las gracias por confiar en él al contarle aquello de su infancia, pero no juzgó oportuno profundizar en ello. Tendría que ser el propio Todoroki quien se lo contase cuando estuviese preparado. Por ahora, Midoriya intentaría permanecer a su lado simplemente, apoyándole como el amigo que era, porque Todoroki, por fin, tenía a su primer amigo. 

Y no saber nada [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora