Bakugou se despertó de repente, sintiendo todo su cuerpo entumecido, como si le hubiese atropellado un camión. Sus músculos no parecían responderle, y su boca estaba seca. Los párpados le pesaban, incitándole al sueño de nuevo, pero su cabeza le mandaba señales de alerta, gritándole, suplicándole que no se durmiese. Había algo terriblemente peligroso en aquel ambiente.
Bakugou pestañeó un par de veces e intentó que su vista se aclarase porque, por el momento, todas las cosas se le aparecían en un amasijo borroso. Poco a poco fue consciente de que se encontraba sentado en una silla, completamente desnudo. Sus brazos habían sido apresados en gruesos grilletes de un extraño metal que refulgía al contacto con la luz eléctrica que provenía de una solitaria bombilla del techo. Intentó moverlos para desatar su Don, pero comprobó, horrorizado, que no le respondían, y su poder parecía brotar para luego agonizar casi de inmediato. Quiso ponerse de pie, pero estaba encadenado a una pared, por lo que lo único que consiguió al intentar liberarse de los grilletes fue lastimarse la piel de los tobillos.
« ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Y Kirishima?»
En esto estaba pensando el chico cuando un hombre que nunca había visto entró por la puerta metálica que se encontraba a un lado de la pequeña y sucia celda en la que parecía encontrarse el rubio. Ese hombre tenía una sonrisa extraña, y unos colmillos afilados le brotaban de los incisivos, brillando a la escasa luz. En una de sus manos llevaba un cuchillo afilado con el que jugueteaba al acercarse al muchacho, que empezó a revolverse en la silla, intentando liberarse de los grilletes y alejarse de su posible captor.
-Bakugou-dijo el extraño con una voz suave que no parecía corresponderse con su aspecto siniestro-el chico de fuego más poderoso de toda la academia. El chico que se ha librado del ataque de La liga de los Villanos dos veces-el desconocido continuo presentando al chico mientras le observaba de arriba abajo. Bakugou se sonrojó al pensar que aquel extraño le estaba viendo desnudo. Se veía sucio y desprotegido como nunca se había sentido en su vida. No podía usar su Don y aquel hombre parecía peligroso, un contrincante al que temer, y él no tenía absolutamente nada con lo que defenderse de él si le atacaba. Se volvió a remover inquieto en la silla, agitando las cadenas que le retenían. El metal se frotaba contra la piel de forma que pequeñas heridas se estaban empezando a formar en sus muñecas y en los tobillos, haciendo que Bakugou se estremeciese por el dolor punzante que se extendía por todo su cuerpo.
-Cuando creísteis que derrotasteis al All for One estabais muy equivocados. Él habrá muerto, pero su memoria pervive en todos sus adeptos. Si el maestro una vez creyó que podías ser de utilidad a la Liga de Villanos, yo también opino lo mismo. Eres un chico fuerte, más que el resto y tienes un Don muy poderoso. Te gusta ganar siempre, cueste lo que cueste y tienes un carácter marcadamente engreído. Odias a todo el mundo, ¿no es así Bakugou? Yo te daré lo que más quieres, yo haré que te conviertas en el héroe número uno-las palabras de aquel hombre se posaban como lijas en la mente del rubio, calando en su cuerpo como una fría lluvia de abril, mojándole los huesos hasta el tuétano de una sensación excitante de poder y temor-Piensas que ahora que All Might ya no puede combatir, será muy fácil llegar a ser el número uno, pero te equivocas en una cosa. Ese héroe al que tanto admiras tiene un sucesor al que le ha pasado todo su poder, un alma generosa y valiente. ¿Te suena el nombre de Izuku Midoriya? Él es su sucesor. Deku lo es-las palabras de aquel extraño produjeron un espanto terrible en el chico. Sintió como una oleada de calor y luego de frio le estremecía entero.
El hombre sonrió complacido. Había logrado el propósito que quería. Sabía que ese chico odiaba a Midoriya desde hacía años, y proponerle superarle sería algo que el rubio no podría dejar pasar a la ligera.
-Yo puedo hacer que le sobrepases-y una sonrisa afilada brilló en los colmillos de su captor, haciendo que Bakugou quedase hipnotizado por el resplandor que producían al contacto con la luz artificial-puedo darte poder, Bakugou. Quédate conmigo y te convertiré en el héroe número uno. Vente con los villanos.
Aquellas palabras hicieron mella en el muchacho, que tragó saliva y cerró los ojos con fuerza. La cabeza le daba vueltas y respiraba de forma entrecortada.
-¿Y si me niego a ser un villano?-las palabras le salían a empellones. Seguía con la boca seca y la lengua le parecía un estropajo.
El hombre frunció el ceño y le miró con los ojos entrecerrados, evaluando la situación. Parecía que no había planeado esa respuesta de parte del chico, pero en seguida recobró su compostura y le sonrió de manera despidada. Algo había cambiado en su semblante. Ahora parecía el doble de aterrador que antes, y el cuchillo que llevaba en una de sus manos se balanceó peligrosamente delante del rostro del chico. Bakugou cerró los ojos.
«Me va a matar», pensó desesperado, intentando volver a activar su Don, aunque ya sabía de antemano que todos sus esfuerzos serían en vano.
Bakugou cerró los ojos, esperando el golpe mortal que le llevaría al otro mundo, pensando solo en los ojos carmesí y la sonrisa de su amigo pelirrojo, intentando envolverse en la tibieza de sus recuerdos con él, aferrándose al único salvavidas que le parecía quedar en aquel momento, pero el golpe no llegó.
Sintió un dolor punzante en el cuero cabelludo como si le estuviesen intentando arrancar la cabeza de cuajo. Unas lágrimas de dolor se resbalaron por su mejilla.
Cuando abrió los ojos, aquel extraño tenía en su mano un amasijo de sus cabellos rubios que le había arrancado de forma agresiva. Bakugou notó como un líquido tibio resbalaba por su nuca hasta su cuello, fundiéndose con la piel de su espalda en su camino descendente. Había sangre en los cabellos arrancados.
-Quizás esto haga que sientas alguna motivación más para elegir el lado que más te conviene. Voy a visitar a tu amigo pelirrojo con mi trofeo. Él está igual que tú de indefenso, pero con la desventaja de que él no nos interesa, por lo que su vida no es algo que debamos preservar a la fuerza-sus palabras hicieron que una furia contenida estallase en el pecho del rubio, haciendo que sus ojos se volviesen oscuros y amenazantes. Notaba como la sangre le bombeaba en las sienes, y una sed de sangre se apoderaba de todo su cuerpo.
-Como le pongáis una mano encima a Kirishima...-Bakugou no puedo terminar su frase, porque aquel hombre emitió una especie de gruñido de satisfacción y una sonrisa torva se dibujó en sus labios finos.
-Kirishima tiene tres días de vida, Romeo. Le hemos inoculado un suero que lo que hace es paralizar la función motora, degradando las funciones vitales poco a poco. Además, la habitación donde está tiene una serie de conductos que transmiten por el aire una poderosa neurotoxina, que le inducirá a unas horribles pesadillas hasta que no pueda más. Sentirá como todo su cuerpo se deteriora mientras su cerebro sigue funcionando, así que date prisa si quieres salvar al hombre que amas. Tienes tres días para decidirte, y si tomas la decisión equivocada, el pelirrojo morirá.
Su sonrisa de sientes blancos seguía refulgiendo en la penumbra de la celda donde se encontraba Bakugou cuando salió de la estancia, haciendo resonar las llaves sobre la cerradura que mantenía apresado al chico dentro de la habitación.
Un grito estremecedor, lleno de un dolor indescriptible rebotó contra las paredes desnudas de la celda donde se encontraba el chico rubio.

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Y no saber nada [kiribaku]
FanfictionDespués de que la Liga de Villanos consiguiese secuestrar con éxito al joven Bakugou, y su rescate a manos de sus amigos y compañeros de la U.A, Kirishima empieza a notar cómo algo extraño le está sucediendo. ¿Qué significan esos sentimientos que es...