Bakugou le miró sonriente, con los ojos llameantes completamente encendidos como brasas. Parecía el mismo demonio, pero era un demonio demasiado sexy como para que Kirishima pudiese resistirse a sus impulsos.
Bakugou se acercó a Kirishima despacio, arrodillándose a su lado, mientras sus manos exploraban la suave piel del chico, que se empezaba a endurecer cuando el primero deslizaba sus dedos por entre sus piernas, sus duros pectorales, la línea v de su abdomen.
Todo se contraía y se distendía en la mente de los chicos. Nada era real y todo lo era. Había luces de colores flotando en sus ojos cuando los cerraban, sumidos en el placer de las caricias. Parecía que no había gravedad, ni leyes, ni límites, solo sus dos cuerpos, y ese instinto animal y arrollador que les empujaba a seguir sus deseos.
La boca de Bakugou se cerró en el miembro erecto de Kirishima, provocando que este diese un respingo de repente, mientras su respiración se volvía entrecortada. Todo su cuerpo temblaba. Era capaz de escuchar el latido de su corazón y la sangre subiendo por sus oídos. Observó a Bakugou, que tenía los ojos cerrados mientras se metía y sacaba su miembro de la boca, lamiendo cada centímetro de su piel. Kirishima era capaz de notar la lengua de Bakugou, áspera y humeda, moviéndose rápidamente por su glande, lamiendo suave e insistentemente el frenillo. Kirishima se retorció de placer, cayendo de rodillas frente a Bakugou, quien había parado de lamer, y ahora tenía una sonrisilla en los labios. Lentamente, y sin perder el contacto visual con Kirishima, Bakugo se quitó la ropa interior, quedándose, él también, desnudo frente al chico pelirrojo.
-Quiero que seas mío-la voz de Bakugo rompió el flujo de pensamientos de Kirishima por unos instantes, haciendo que su mente se quedase en blanco por completo. Parecía que no podía sentir ni pensar nada, solo oía una y otra vez esas palabras de Bakugou resonando en su cabeza. Él quería ser suyo, pero también tenía miedo.
-Has oído, imbécil. Voy a darte el honor de tener sexo conmigo-Bakugou se había lanzado sobre Kirishima, agarrándole los brazos con ambas manos, y sujetándole contra las sábanas de la cama. Sus dos cuerpos desnudos rozándose, sus miembros erectos próximos, duros y anhelantes. Kirishima notó cómo parte del esperma de Bakugou mojaba ligeramente sus caderas y se deslizaba por sus ingles. Gruñó como una bestia en celo.
-Haaaazmelo-gruñó Kirishima, invadido por un deseo que no podía soportar más, sintiendo como cada parte de su cuerpo imploraba por vaciarse de esa tensión que no podía durar más sin explotar.
-No te oigo jodido pelo pincho-la voz dura y sexy de Bakugou retumbó como un trueno en la habitación oscura que ocultaba sus acciones sexuales, tapando los deseos y las pasiones más ardientes.
-Por favor, Bakugo-la voz de Kirishima era un susurro apenas, débil y amortiguado por el deseo que sentía-por favor.
Kirishima no pudo continuar porque una de las manos de Bakugo se estrelló contra su nalga derecha, propinándole un buen azote que le dejó una marca roja. Kirishima gimió, retorciéndose entre los brazos de su captor, quien aumento la presión que ejercía sobre sus muñecas.
-Más fuerte, quiero oírtelo decir-los labios de Bakugou rozaron el cuello de Kirishima, lamiéndolo y dejando pequeños rastros de mordeduras en la piel sensible del chico, que se retorcía contra la fuerza del chico rubio.
-Por favor, Baku...no aguanto más-chilló Kirishima intentando incorporarse en vano en la cama, luchando por desasirse del abrazo mortífero de Bakugou. Este sonrió, y las comisuras de sus labios se ensancharon enormemente en una sonrisa cruel, mientras acercaba su boca a la oreja de Kirishima.
-Más fuerte, suplícame que te penetre. Hazlo-su voz era cada vez más ronca, más dominante, imponiéndose entre los dos como un muro de acero. Kirishima tragó saliva y observó los ojos encendidos de Bakugou, sus músculos en tensión, su rostro sonrojado, el cabello rubio alborotado, y sintió cómo todo su cuerpo imploraba abandonarse al chico.
-¡Quiero que me penetres. Hazme el amor, Bakugou!-las palabras de Kirishima estaban cargadas de un deseo atroz, casi animal e hicieron que Bakugou enloqueciese de deseo. Sin perder un segundo, Bakugou tomó la mano de Kirishima y se la llevó a su miembro.
-Haces que se me ponga aún más dura-le susurró al oído-ahora te voy a llevar al infierno del placer-y según dijo esto, Bakugou volteó a Kirishima con una llave, dejándole boca abajo en la cama y con la respiración entrecortada. Otro azote en una de las nalgas hizo rebotar a Kirishima en la cama, que ya era incapaz de articular palabra, perdido en una nube plácida y cálida en la que todo parecía moverse lentamente, como si todo reposase en una especie de fondo lumínico donde la realidad y la fantasía cobraban acto de presencia en un caos dulce y apasionado.
-De rodillas-le gritó Bakugou, nada más que la palma de su mano chocó con sus nalgas-recuerda, eres mi perro-su voz ácida, una mezcla entre un grito humano y un ronco aullar de un lobo se mezclaron en la voz del chico. Kirishima obedeció obedientemente, sintiendo como Bakuguo avanzaba desde detrás hasta situarse justo a su lado, explorándole con los dedos para hacer que la penetración resultase menos dolorosa. Al sentir el contacto con los dedos de Bakugou, Kirishima se retorcía de placer y gemía, apretando su cara contra el colchón de la cama del chico, para intentar amortiguar sus gruñidos. Si hacían mucho escándalo era probable que algún compañero o profesor pudiese sorprenderles en esa situación tan incómoda.
Poco a poco los cuatro dedos de la mano de Bakugou se abrieron paso a través de las nalgas de Kirishima, dilatando lo suficiente el espacio para que Bakugou sintiese que había llegado el momento preciso.
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Y no saber nada [kiribaku]
FanfictionDespués de que la Liga de Villanos consiguiese secuestrar con éxito al joven Bakugou, y su rescate a manos de sus amigos y compañeros de la U.A, Kirishima empieza a notar cómo algo extraño le está sucediendo. ¿Qué significan esos sentimientos que es...