Despertar

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La alarma sonaba demasiado fuerte. Todoroki se giró en la cama y alzó uno de sus brazos para apagar el despertador, pero no era este el que estaba sonando, sino una alarma mucho más penetrante que le reventaba los tímpanos. El chico se incorporó asustado en la cama y miró a su alrededor. Seguía siendo noche cerrada, pero una luz rojiza se colaba por debajo de la puerta mientras la sirena no paraba de dar alaridos en la noche. Se preguntó qué sería lo que estaba pasando.

Sin perder un segundo, el chico del pelo bicolor se levantó de la cama y se vistió deprisa, sin molestarse en hacer la cama. Unos golpes en la puerta de su habitación consiguieron sacarle del letargo en el que estaba sumido desde que se depertó.

-Todoroki, soy yo, Midoriya. Abre-la voz aguda de Midoriya se alzó fuerte y potente sobre la estridente alarma que invadía, ahora ya sí, todo el pasillo de las habitaciones.

Todoroki se apresuró a abrir la puerta, dejando entrar a un Midoriya sudoroso y aún en pantalones de pijama en su habitación. Tenía el rostro descompuesto, los ojos abiertos como platos y un temblor extraño le recorría el cuerpo. Parecía a punto de desmayarse o vomitar. O ambas cosas a la vez.

-¿Qué está pasando?-preguntó Todoroki mientras cogía al chico de la mano y lo llevaba hasta su cama para que se sentase. Midoriya agradeció el gesto en silencio y se dejó guiar hasta las mullidas sábanas de la cama de su amigo, sentándose en una de las esquinas de la cama de Todoroki mientras intentaba coger aliento.

-Alguien ha entrado en la academia y se ha llevado a Bakugou y a Kirishima-las palabras de Midoriya causaron una gran impresión en Todoroki quien ahogó un grito de sorpresa mientras se apartaba uno de los mechones de cabello plateado del rostro.

-Los profesores aún no saben cómo han burlado la seguridad del centro. Están ahora reunidos para organizar un plan de rescate, pero...piensan que puede ser ya tarde para ellos-la voz de Midoriya se quebró en una especie de sollozo contenido, por lo que su amigo le puso una mano en el hombro derecho para intentar calmarlo-la Liga de Villanos ya ha secuestrado una vez a Bakugou y piensan que esta vez quizás...no le dejen salir con vida-Midoriya lloraba en silencio, recogiendo su rostro entre los brazos.

La alarma ahogaba los sollozos del chico de pecas, pero Todoroki sabía a ciencia cierta que su amigo estaba derrumbándose a su lado, no en vano, Bakugou había sido su amigo de la infancia.

-Kacchan...-murmuraba Midoriya cada poco mientras se sorbía la nariz y gruesas lágrimas le resbalaban por el rostro pecoso.

-¿Qué han dicho los profesores que tenemos que hacer?-Todoroki intentaba mantener la calma, aunque sabía que si su amigo no respondía de forma lógica en los próximos minutos, tendría que sacarle a rastras de la habitación para llevarle a algún sitio seguro.

-Jiro escuchó la conversación de los profesores con su Don. Planeamos ir a buscar a Kacchan y a Kirishima nosotros mismos-de repente, los sollozos de Midoriya cesaron y sus ojos se ensombrecieron un poco, mostrándose duros y decididos. Midoriya sabía que era posible que Todoroki no estuviese de acuerdo con el plan, puesto que, por haber recatado a Bakugou la vez anterior, habían sido casi expulsados del centro. No obstante, Todoroki ni se inmutó, solo pestañeó un par de veces, y fijó sus enormes ojos bicolores en Midoriya con un atisbo de sonrisa despuntando en sus labios.

-¿Sabéis dónde están?-la mano de Todoroki en el hombro de Midoriya relajó su presión. Ahora era más bien una dulce caricia de consuelo.

-Jiro escuchó que los tienen en una nave cerca en las periferias de la ciudad. Kaminari ha cortado la luz del edificio para que no nos vean salir de la academia los profesores. Eso nos dará unos minutos de ventaja antes de que se den cuenta de que nos hemos ido.

-¿Quiénes vamos a ir?-la pregunta de Todoroki sorprendió a Midoriya que parpadeó unos segundos y luego, en un susurro, se acercó a la oreja de Todoroki para responderle, haciendo que el chico de ojos bicolores se ruborizase. Nunca había estado tan cerca de Midoriya, y eso le ponía un poco nervioso.

-Todos aquellos que queremos hacer las cosas de un modo distinto: Uraraka, Yaoyorozu, Sero y  Kaminari. ¿Puedo contar contigo?

Todoroki no respondió, pero agarró la mano de su amigo mientras asentía con la cabeza. Midoriya sonrió en la oscuridad de la habitación de su amigo, mientras le apretaba la mano en un signo de confianza.

-Tenemos que movernos rápido. Hemos quedado con los demás en el patio trasero del campo de entrenamiento, pero antes tengo que pasar por mi cuarto a cambiarme de ropa-dijo Midoriya con un leve sonrojo, haciendo un gesto con la mano a su pantalón de pijama y su pecho desnudo-nos vemos allí, Todoroki.

Midoriya salió corriendo de la habitación de su amigo, dejando la puerta abierta de par en par mientras la alarma que indicaba que se había ido la luz seguía resonando por los pasillos desiertos, en los que se colaban ráfagas de un viento gélido y aterrador.

Todoroki sabía que si volvían a desobeder probablemnte el director los expulsase del centro académico, pero los ideales del chico podían más que las normas de la academia. No podía dejar a dos amigos solos e indefensos. Nunca más iba a dejar a nadie solo a merced de otra persona que les fuese a lastimar.

«No pienso volver a abandonar a alguien que sufre por culpa de otros. No volveré a cometer el mismo error que hizo que fuese incapaz de ayudar a mi madre del abrazo opresivo de mi padre. Esta es mi oportunidad para redimirme.»    

Y no saber nada [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora