Kirishima sentía mucho frío en esa camilla, cada vez más inhabilitado para usar los músculos de su cuerpo, lanzándole contra la más absoluta desesperación. Aquel líquido morado que el hombre le inyectó en el cuello mientras él no dejaba de gritar hizo que se quedase inconsciente un tiempo, pero ahora, que había conseguido salir de los brazos de Morfeo, se encontró perdido y tiritando de frío, sintiendo que era incapaz de mover sus brazos como debería y que sus piernas le pesaban una tonelada. Además, había algo inusual en la estancia. El aire era pesado y seguía teniendo un olor dulzón, como a algodón de azúcar.
El cuerpo le había dejado de doler, pero sabía que eso era una buena señal. Estaba perdiendo la sensibilidad en los músculos. Tenía que salir de allí cuanto antes y buscar a Bakugou. Se preguntó qué cosas horribles le estarían haciendo a su amigo rubio, y aquello le revolvió el estómago al ver los cabellos de su amigo al lado de sus pies en la camilla. Sintió nauseas de nuevo, pero cerró los ojos con fuerza hasta que desaparecieron.
La puerta de entrada a la habitación donde estaba Kirishima emitió un lento gemido prolongado, como si un gato estuviese maullando desesperadamente al otro lado de la estancia. El mismo hombre de antes había aparecido en ese momento. Su sonrisa había desparecido del rostro y tenía un arañazo en una de sus mejillas. Parecía estar muy enfadado. Kirishima tembló. Aquello no era bueno, nada bueno. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal e intentó mover las manos apresadas debajo de las tensas correas de cuero, pero no pudo, y se limitó a observar de forma desafiante al intruso que se le acercaba.
-Te voy a explicar la situación en la que estás-la voz del hombre era seca, como una lija, y su timbre grave parecía provenir de algún lugar remoto y oscuro de las profundidades de la tierra-Bakugou ha prometido colaborar con nosotros si le permitíamos verte.
El hombre avanzó hacia un cristal que se encontraba a la derecha de la camilla donde estaba tumbado el pelirrojo y lo golpeó con los nudillos, haciendo que el ruido reverberase un instante en el aire.
-Él te puede ver desde donde está, aunque nosotros no podemos verle a él-le explicó el villano mientras avanzaba de nuevo con paso lento hacia donde se encontraba el chico pelirrojo, curvando su espalda hasta que su rostro quedó encima del chico. Kirishima sintió una mezcla de sentimientos. Por un lado, se sentía agradecido de que Bakugou todavía siguiese vivo y se preocupase por el él, pero, por otro lado, sentía que probablemente no les quedase mucho tiempo de vida si seguían jugando con los villanos. Además, el aliento de aquel hombre apestaba a una mezcla entre algo podrido y una fuerte combinación de distintos tipos de tabaco mezclados que hacía que el dolor de la cabeza de Kirishima aumentase.
-La verdad es que el joven Bakugou tiene buen gusto eligiendo a sus amantes-una de las manos de aquel hombre empezó a recorrer el pecho de Kirishima, haciendo que se le pusiese la piel de gallina al contacto con las manos frías y viscosas del sujeto-eres guapo y fuerte. Otro en tu lugar, después de inocularte dos dosis de veneno y con una neurotoxina en el aire, ya habría muerto, pero tú sigues con vida-los labios del villano se encontraban ahora pegados a su oído mientras le susurraba aquello. Sentía como los dedos de aquel hombre le recorrían la piel desnuda hasta llegar a su entrepierna. Los ojos del villano brillaron un momento de forma maligna, haciendo que el chico pelirrojo sintiese un frío gélido recorrerle todo el cuerpo.
Con una sonrisa lobuna, en la que sus dientes brillaban como agujas de plata, el villano se colocó a horcajadas encima de Kirishima, apretando sus labios húmedos contra la boca del chico pelirrojo que soltó un grito por el contacto. La mano del hombre le acariciaba el miembro. Kirishima sintió como su cabeza empezaba a dar vueltas, pero fue consciente de que, al otro lado del cristal donde se suponía que estaba Bakugou, se escuchó un golpe sordo que se expandió por todo el cristal, como si el chico le hubiese pegado un puñetazo a la lámina de cristal.
Kirishima sonrió imperceptiblemente entre el sueño de los narcóticos. Tenía que hacer algo para escapar y ver a Bakugou. No quería quedarse en esa camilla para que le intentasen matar. El hombre, sorprendido por el efecto que habían tenido en Bakugou sus caricias en el cuerpo del pelirrojo, sonrió ante la lámina de cristal que estaba siendo golpeada desde el otro lado. El chico explosivo no estaba contento con que tocasen a su hombre. El villano resopló y, acercándose de nuevo a los labios de Kirishima, le volvió a besar, acercándose a su oreja para susurrarle, quedamente, que le estarían vigilando.
Con gran teatralidad, el villano sacó de uno de los bolsillos de su chaqueta un pañuelo con el que se despidió del pelirrojo, secándose una lágrima ficticia en uno de sus ojos, dejando caer aquel pañuelo a los pies del chico atado, donde fue a reposar junto a los cabellos de Bakugou.
Con una gran sonrisa, el hombre salió de la estancia que parecía un quirófano, cerrando la puerta con un golpe atroz que resonó en el silencio de la estancia, mientras unas llaves cerraban la puerta, manteniendo a Kirishima preso en la celda.
Lo que no sabía el hombre al marcharse era que el chico pelirrojo ya estaba ideando un plan para escapar y creía saber cómo conseguirlo.
ESTÁS LEYENDO
Y no saber nada [kiribaku]
FanfictionDespués de que la Liga de Villanos consiguiese secuestrar con éxito al joven Bakugou, y su rescate a manos de sus amigos y compañeros de la U.A, Kirishima empieza a notar cómo algo extraño le está sucediendo. ¿Qué significan esos sentimientos que es...