Midoriya se debatía entre ayudar a su amiga que seguía inconsciente en el suelo y abalanzarse hacia el hombre que le seguía mirando con esa sonrisa en el rostro que tanto le incomodaba al chico. En una fracción de segundo, Midoriya supo que no debía desaprovechar la ocasión de pelear contra él, ya que su novia parecía debatirse en medio de la ilusión creada por el villano. Gruesas gotas de sudor le surcaban la frente, tenía los ojos cerrados y la boca curvada en una mueca de dolor. Estaba luchando ella sola, y Midoriya sabía que no había forma de que él la ayudase en ese momento. Sus ojos se volvieron hacia el hombre que le observaba sin decidirse a hacer ningún movimiento. Probablemente el villano no fuese consciente de que el chico sabía su mayor debilidad: cuando utilizaba su poder contra un adversario, este solo le afectaba una vez, ya que, cuando despertaban de las ilusiones, el humo que producía esa especie de trance ya no volvía a surtir efecto en las víctimas. Era su oportunidad. El hombre le había subestimado.
Midoriya repasó mentalmente las habilidades de su contrario, siendo consciente de su gran agilidad y rapidez de movimientos, al igual que su fortaleza física. Sin embargo, al tener un Don de largo alcance, el villano no estaba entrenado en el combate cuerpo a cuerpo, algo en lo que Midoriya podría vencerle, ya que su superfuerza no encontraba límites en el combate. Sin embargo, el chico sabía que tendría que ser una lucha bien medida, puesto que no podía permitirse que se convirtiese en una batalla de desgaste o el que saldría perdiendo sería él mismo.
Flexionando las piernas como un atleta antes de echar a correr en una maratón, Midoriya preparó su velocidad, siendo consciente de que su adversario intentaría distanciarse de él nada más que le sintiese próximo, intentando que hubiese siempre un mínimo de distancia entre ambos, por lo que Midoriya tendría que planear un ataque para confundirlo. Sabiendo que el hombre retrocedería conscientemente cuando él iniciase la ofensiva, sabía que debía llevar a su oponente hacia algún sitio donde poder hacerle una encerrona. Midoriya volvió a escanear el pasillo en el que se encontraban, dándose cuenta de que había un recoveco unos metros más adelante, que conducían hasta una entrada sin salida donde la oscuridad era casi total.
Con una sonrisa en los labios, Midoriya cogió impulso y se abalanzó sobre su oponente, haciendo que este retrocediese con cada nuevo intento de embestida del muchacho, siendo acorralado en pocos minutos en el pasillo sin salida. El hombre maldijo por lo bajo, haciendo rechinar sus dientes en la oscuridad. Midoriya solo sonrió, lanzándose contra una de las paredes del pasillo a una velocidad infrahumana, mientras, al apoyar el pie derecho en la pared de cal, tomaba impulso, concentrando todo su poder en el puño derecho. No quería matar a aquel villano, solo dejarlo inconsciente, y si sus suposiciones eran ciertas, aquel hombre no aguantaría un combate cuerpo a cuerpo.
El puñetazo cayó de imprevisto en el hombre pequeño y demacrado, que se sorprendió de que su oponente que, hasta entonces solo se había atrevido a intentar alcanzarle pero sin lanzarle ningún ataque, estuviese ahora intentando agredirlo de forma directa. Intentó alejarse del golpe del chico, pero su puño se estrelló contra sus costillas, haciendo que se doblase en dos, cayendo al suelo de rodillas, mientras intentaba reponerse del golpe, respirando agitadamente. Con el rabillo del ojo fue consciente de que Midoriya estaba intentando pegarle otro puñetazo, el cual tampoco fue capaz de esquivar, estrellándose, esta vez, contra su pecho, cortándole la respiración. El villano jadeaba en el suelo, sabiendo que estaba perdido como el chico continuase con su ataque. Intentó levantarse a duras penas del suelo, pero Midoriya fue más rápido, asestándole, con ambos brazos, una serie de puñetazos que le dejaron inconsciente en el suelo. Un hilillo de sangre le brotaba de la comisura de los labios. Midoriya sonrió, arqueando su cuerpo, mientras reposaba las manos en las rodillas. Estaba cansado. Aún no se había recuperado de las ilusiones que acababa de experimentar. Respiró profundamente un par de veces, intentando normalizar el latido de su corazón, y se acercó a su novia que se estaba despertando del efecto de las ilusiones del villano, parpadeando confusa en la oscuridad, mientras le llamaba con voz queda. Midoriya se acercó a la chica, cogiéndola por la cintura mientras la incorporaba lentamente. Ella rompió a llorar en su pecho, haciendo que sus lágrimas empaparan la camiseta del traje verde de Midoriya, que apretaba sus labios contra la frente de la chica intentando calmarla.
-Siento no haber sido de mucha ayuda, Deku-las palabras de Uraraka conmovieron al chico, que solo la estrechó más fuerte contra su pecho, mientras negaba con la cabeza.
Cuando la chica se sintió mejor, ambos emprendieron la búsqueda de los chicos, tomando el camino contrario al que habían elegido, ya que este iba a dar a un callejón sin salida, donde habían dejado a Mirage Head inconsciente.
No habían andado ni cuatro metros cuando vieron un bulto tirado en una de las paredes, con una mano intentando agarrarse a algún saliente para poder ponerse en pie, mientras que, con la otra mano que le quedaba libre, se apretaba la zona del pecho. Parecía respirar con dificultad y jadeaba. Midoriya intentó proteger a Uraraka contra su espalda, pero la chica ya había reconocido a ese bulto que se agitaba en el suelo, así que se apartó de Deku y fue corriendo hacia el chico que se tambaleaba en la oscuridad, llamándole a gritos.
-Todoroki-la chica se agachó junto a su compañero de clase que tenía el rostro envuelto en sudor y se agitaba en múltiples convulsiones en el suelo, mientras sus ojos parecían estar en otra parte.
Midoriya salió corriendo en cuanto supo que era su amigo el que parecía estar herido, agachándose también a su lado, mientras le sostenía su mano derecha entre las suyas. Sin esperar respuesta, el chico pecoso abrazó el cuerpo de su amigo, mientras le retiraba algunos mechones de pelo que le caían en el rostro. Midoriya sintió como se le rompía el corazón poco a poco. Hacía años que había perdido a Kacchan y no quería, ni estaba dispuesto, a perder ahora a Todoroki.
-Ve...ne...no-consiguió articular el chico de los ojos bicolores antes de desmayarse en los brazos de Midoriya que le sostenía entre los brazos como si fuese lo más preciado que tenía en el mundo, y, en el fondo, aquel chico rico, frío y serio, lo era. Era lo más preciado que tenía Midoriya, pues era a él a quien siempre acudía cuando tenía un problema o necesitaba un consejo.
Unas finas gotas saladas empezaron a caer en la camiseta de Todoroki, empapándola poco a poco, en un torrente que no parecía tener fin. Uraraka abrazó a su novio, enterrando la cabeza bajo su hombro, apretando los dientes, mientras intentaba contener el llanto que, hacía tiempo, salía como un torbellino de los lagrimales enrojecidos de Midoriya.
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Y no saber nada [kiribaku]
FanfictionDespués de que la Liga de Villanos consiguiese secuestrar con éxito al joven Bakugou, y su rescate a manos de sus amigos y compañeros de la U.A, Kirishima empieza a notar cómo algo extraño le está sucediendo. ¿Qué significan esos sentimientos que es...