Capitulo 3. 1/2

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―¡¿QUÉ DEMONIOS TE HA PASADO?! ―gritó la voz.

Al abrir los ojos y bajar la cabeza se dio cuenta de que Ian se encontraba a unos cuatro metros de ella, con una cara tan roja que parecía un tomate, iba vestido con un pantalón negro con un agujero en la rodilla y una camisa amarilla fosforescente, botas anchas y negras cubrían sus pies, y podía ver en sus hombros las asas de un morral, su pelo era corto, casi al rape, por lo que no tenía que peinar los dos centímetros que tenia de cabello, estaba desarreglado pero lindo, seguramente porque se había vestido en un minuto para venir hasta acá.

―Nada. ―soltó, de repente se dio cuenta de que eso era lo que siempre le decía a cualquiera que preguntara, se había acostumbrado tanto a decir nada, que lo había dicho automáticamente, casi como una máquina. Esta vez eso no funcionaria, no lo creía así, no se había visto aun en un espejo pero si se veía la cuarta parte de lo que dolía, entonces seguramente ya su cara ni tendría forma, además se había quitado los lentes hace un minuto, por lo que él estaba viendo su seguramente cara amoratada a la luz del día, por ende responder "nada" era mentir descaradamente.

El se acercó, aun mas enojado que hace diez segundos, se agacho, quedando justo en frente ella.

―¿¡NADA!? ¡ESTAS JUGANDOME UNA BROMA! ¡¿QUÉ DEMONIOS TE HA PASADO?!

―Necesito que te calmes Ian, escucha, tengo que irm..

―Yo te voy a llevar. ―le interrumpió enojado.

―Me voy a Boston Ian, es un largo trayecto y tienes cosas más importa...

―Sin peros, voy a llevarte y ni se te ocurra decir que tengo cosas más importantes que hacer. ―la miró mientras fruncía el ceño, por el tono de su voz sabía que no valdría la pena discutir, viajaría con él, pero mantendría su boca cerrada― Vamos a pasar por un supermercado y comprar algo de comer y después vas a responder mi pregunta de hace unos segundos.

Tenían ya 4 horas viajando en completo silencio, ella se sentía orgullosa de la habilidad y pericia con la que había evitado sus preguntas; hace rato que el parecía haberse rendido en su interrogatorio, desde ese momento habían ido por la carretera en completo silencio, ella se estiro para destapar la bolsa de cien caramelos de café que había comprado en el supermercado, cuando él le agarro la mano y le dijo:

―Ya llevamos más de la mitad del viaje, suficiente silencio, empieza a hablar. ―le ordenó, al parecer no iba a dejar ir el tema.

―Oye deberías estudiar actuación siempre haciendo un drama de todo, creo que la mitad del parque te escucho gritarme en tu tono sobreprotector, y eso de venir por mí ha sido tan caballero de brillante armadura; que idiotez. ―siempre usaba ese tono ácido para repeler a las personas, desafortunadamente Ian, parecía inmune, no funcionó, ni siquiera se inmutó.

―Sabes que puedes seguir escupiendo todo lo que quieras pero tarde o temprano te sacare la verdad. ―sentenció, su rostro era serio, y sus ojos entrecerrados eran suficiente señal para ella de que empezaba a enojarse.

―¿Y cómo planeas hacer eso? Déjame adivinar, por las buenas o por las malas; ya que intentaste por las buenas ahora vienen las malas ¿no?

―Yo nunca te pondría un dedo encima Alex si es eso lo que estás insinuando, no como otros al parecer. ―era como si le estuviera prometiendo algo, él no tenía porqué, ella sabía qué él nunca la tocaría.

―¿Ahora quien es el que esta insinuando algo? ―replicó.

―No tengo que insinuar nada, tu cara lo dice todo, no me creerás tan estúpido, ahora, dejémonos de parsimonias, ¿Quién te hizo esto? No pretenderás que crea una excusa tonta, reconozco una golpiza cuando la veo.

Cicatrices en el Alma [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora