SARA DUMORT.
Estaba molida, había sido una noche loca, y era hora de dormir, y regresar a la niña buena que era, entró al apartamento casi a las 12 de la noche, pero se sorprendió al ver las botas de Alex junto a la puerta, era una chica agradable pero no sabía muy bien en que andaba, y en algo debía andar, ya que nunca la escuchaba llegar antes de las 12, de hecho, nunca la veía llegar, solo la veía por la mañana, incluso en día de semana, tal vez era fiestera, era la única explicación que se le ocurría hasta ahora, ya que siempre parecía trasnochada, era una lástima, era inteligente, pero con ese estilo de vida, no duraría mucho en la universidad, pero ese no era asunto suyo, se retiró a su cuarto, añorando la cama, se cambió su ropa, y cayó en un sueño profundo.
Lo primero que escucho fueron gritos, gritos de alguien más, como si estuviera asustado, corrección, asustada, eran de una mujer los gritos, no entendía de donde venía, ella nunca tenía pesadillas, pero de un momento a otro comprendió que no se encontraba en un sueño, y que los gritos provenían de su compañera, enseguida saltó de la cama, con los nervios a flor de piel, no sabía qué hacer primero, si llamar a la policía, o ir a investigar, mientras corría por el pasillo, su mente atravesó las posibilidades, ¿Acaso había alguien entrado? ¿Estaba ese alguien haciéndole daño a Alex? La alarma creció en su interior ¿Qué haría contra ese alguien? Tal vez intentaría golpearlo o algo, los gritos iban en aumento, y la voz de Alex destilaba verdadero terror, tiro de la puerta, y entro de un salto a la habitación, con la adrenalina a millón, lista para saltar sobre cualquiera que intentara hacerles daño.
El cuarto de su compañera era completamente blanco, con fotos y recortes de piezas de ingeniería, motocicletas y demás, en una esquina se encontraba el armario, y el morral de Alex, la cama se encontraba cubierta con una sabana verde con lunares negros, y sobre esta, el cuerpo de Alex retorciéndose sin parar, retrocedió un momento, era una pesadilla, escaneo la habitación de nuevo, no había nadie, nunca hubo nadie, la única luz que en entraba era la de la ventana, no encendió las luces, al parecer era solo un sueño, un sueño del que no parecía despertar, Alex se retorcía de sus ataduras invisibles, moviéndose por toda la cama, gritando desesperadamente, gritándole que la soltara, a quien sea que la sujetara, las lagrimas se derramaban por su cara, ella nunca había visto que alguien tuviera un sueño así, se acercó a ella y toco su rostro tratando de despertarla.
― ¿¡QUÉ QUIERES DE MI?! ―gritó ella.
―Alex. ―toco su brazo― Alex, despierta, es solo un sueño.
Ella se revolvió. ―¡DEJAME!
Se sentó a su lado, y le toco el cuello, tratando de calmarla, pero nada parecía funcionar, ella empezó a dar golpes en todas las direcciones, lo que sea que la atormentaba debía ser horrible, no parecía que pudiera salir del sueño, era como si intentara defenderse de algo, o de alguien, empezaba a asustarla, le sujeto de los brazos, y grito sus nombre, pero nada la traía de vuelta.
― ¡ERES EL DIABLO! ¡NO SOY TU HIJA! ―chillo con miedo, el terror inundaba sus sentidos, y de un momento a otro, Alex despertó, sus ojos llorosos y rojos, y en su cara pudo ver como los demonios nocturnos se retiraban, sentía miedo por ella, sus gritos habían sido bastante parecidos a los que colocarías en una película de terror.
― ¿Estás bien? ―preguntó.
―Si.
―¿Qué te pasó?
-Nada, fue solo un mal sueño.
―Eso no es nada, parecía una auténtica pesadilla. ―y sospechaba acerca de qué había sido.
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Cicatrices en el Alma [COMPLETA]
RomanceLa ropa lo oculta, pero se nota todo lo que tiene mi piel, nadie más que yo sabe lo que se siente traer dolor contigo. Resulta difícil. Pero es más difícil vivir la vida como si nada pasa cuando te pasa todo. Y es que nadie merece que ellos paguen t...