•Capitulo 57. Impotencia (final).

2.2K 87 58
                                    

JAMES STANTON.

Hace tiempo que no la veo.

Dicen que los ojos son las ventanas del alma, pero él pensaba que eso era muy hippie, pero al ver esos ojos se dio cuenta de que estaba equivocado, sus ojos eran brillantes y hermosos, siempre que era honesta, sus ojos eran más claros, del color de las manzanas verdes, pero cuando mentía o empezaba a cerrarse, el había podido ver como esos ojos se oscurecían hasta tener una tonalidad olivácea, era como si una bruma cayera sobre su iris, arrastrando sus secretos a las profundidades, ya que en la superficie podrían ser interceptados

Se preguntaba porque la sala no se sentía fría, era toda blanca, luego de observar detenidamente el lugar, se dio cuenta que la calidez de aquella habitación era gracias a las numerosas fotos familiares que envolvían las paredes, lo que le otorgaba un toque hogareño.

No entendía aún cómo había sucedido, pero de alguna forma ya odiaba a ese bastardo con toda su alma, pero ahora, toda su ira, iba dirigida a su propio padre, el por qué le había dicho todas esas cosas horribles a Alex, estaba más allá de él, el dolor que vio en su rostro abrió su pecho en dos, solo esperaba poder encontrarla, y convencerla de que nada de lo que le había gritado su padre era cierto, porque si ella se había ido era porque creía cierto lo que su padre le había dicho al llegar después del allanamientos; tenía que sumarle el hecho de que ella estaba herida, asustada, y no era buena idea que anduviera sola en ese estado tan frágil en el que se encontraba, no se perdonaría si no la tenía en sus brazos esta noche, aunque tuviera que pelear con ella por eso, no la dejaría sola, pero primero, tenía que hallarla, el problema era que después de dos horas de ir desde a Sinners, hasta la universidad seguía sin encontrarla, y eso empezaba a darle una mala sensación, la quería a su lado, con las mismas ganas con las que quería matar al bastardo, y gritar a su padre un poco más.

Al parecer se había equivocado hace tiempo cuando había pensado que no había una mujer virgen en el campus, había sido un idiota al pensar que ella no lo fuera, después de todo, era bastante lógico ahora que lo pensaba, siendo que él conocía un poco acerca de la forma en la que ella vivía, y era estúpido pensar que ella hubiera tenido en casa algo que ver con chicos, dudo que eso fuera una de sus prioridades, pero él no había previsto esto, lo consideraba imposible. Ella era hermosa, era no solo improbable, sino imposible, era demasiado bonita como para que pasara desapercibida por los hombres, puede que no llevara nunca ropa ajustada, pero incluso con esas ropas que siempre llevaba, no hacía falta una segunda mirada para darse cuenta de lo bonita que era; tal vez todos los hombres de la zona donde vivía eran ciegos, era la única explicación que encontraba para que nunca antes un chico se hubiera fijado en ella, idiotas.

Estaba perdido, puede que al principio no lo estuviera, pero ahora sí que lo estaba, poco a poco se había dejado arrastrar por su fuerza de gravedad. Ella era como el sol, y él una estúpida roca espacial que no había podido resistirse contra su fuerza de gravedad, la última vez que la había tenido cerca había tenido que aguantar la respiración para no aspirar su olor, cuando la había tenido tan cerca ese día, había tenido que utilizar todas y cada una de sus fuerzas para no tocarla, ¡Demonios! La deseaba, su libido le traicionaba, sus hormonas no le ayudaban, siempre que le veía, estas parecían volverse locas, había llegado a conocerla un poco este tiempo, el plazo había vencido, y April no había obtenido las respuestas que quería, por lo que no confiaba en ella, pero eso no evitaba que la deseara, lo más difícil era fingir frente a todos que no quería follarla, últimamente había tenido que ensayar su postura y gestos, para que cuando estuviera junto a ella nadie notara nada, sobre todo le preocupaba los instintos femeninos que le rodeaban, tenía que ser extremadamente meticuloso cuando estaba cerca de Alex con las chicas, Sara y April no tardarían un minuto en darse cuenta, encenderían las alarmas y le castrarían por siquiera pensar en acostarse con su amiga; puede que April conociera a Alex desde que eran niñas, pero Sara y ella se habían hecho muy amigas, se habían hecho cercanas, pasaban mucho tiempo juntas y parecían cuidarse la una a la otra, incluso sospechaba que Sara sabía cosas de Alex que April no; deseo tener la habilidad de la chica para fingir, así le sería más fácil controlarse cuando estaban todos juntos, si fuera así nadie se percataría de las ganas casi locas que tenía por ella, debía andar con cuidado, si volvía a tenerla tan cerca perdería el control y terminaría penetrándola en cualquier esquina sin poder detenerse, debía buscarse un acostón que le distrajera de la pelirroja, así podría satisfacer a sus hormonas locas y aplacaría su deseo por Alex, era un buen plan, un excelente plan, pasarían meses antes de que se diera cuenta de que su plan nunca estuvo destinado a funcionar.

Cicatrices en el Alma [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora