•Capitulo 31. El cumpleaños.

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JAMES STANTON.

El domingo hizo lo que era rutina para él, ver mucha televisión, hacer ejercicio, y básicamente ser un perezoso, el lunes en clase, no pudo dejar de mirar a cierta pelirroja, con la que al parecer compartiría esta asignatura también, ella movía los dedos nerviosamente, y parecía preocupada por algo, tal vez había discutido de nuevo con April, pero se alivió bastante al ver que ella y April se habían arreglado en algún momento del fin de semana, siendo la paz restablecida, lo único que le inquietó fue que al llegar a la mesa en la que tendían a reunirse en el descanso, Alex y Sara se encontraban en una conversación, algo que seguro debía ser serio, porque el rostro de Sara se vería diferente, se veía desanimada y triste, y no le gustaba ver a su amiga así.

―Ok, ¿Qué te sucede? ―soltó en cuanto estuvieron solos el martes por la mañana, estaban solos en un pasillo, y esperaba poder hablar tranquilamente con Sara antes de que una multitud de estudiantes los arrollara.

Se encontraba nerviosa, podía verlo por la forma en la que rehuía su mirada―No pasa nada.

―No vengas con eso, desde ayer estas algo extraña, quiero saber por qué.

Ella intento irse, pero él se coloco frente a ella― Algo te preocupa, y no es cualquier tontería, pareces un poco intranquila.

―J, no pasa nada, estoy un poco ansiosa por una evaluación, y ayer recibí una llamada de mi padre, y no estamos en muy buenos términos.

―¿Estás bien? ―tal vez exageraba un poco, pero nunca había visto esa expresión en el rostro de Sara, tal vez había discutido con su papá.

―Si, estoy bien, no te preocupes.

―Si necesitas ayuda, cualquier cosa, solo dime. ―ella solo asintió, no parecía estar muy dispuesta a seguir hablando.

La conversación después de eso paso a temas más ligeros, no quería ser un fisgón, pero se preocupaba por ella, así que esperaba que si el momento se presentaba, y ella necesitara ayuda, siguiera su consejo y le llamara. No servía de nada tener amigos si no podías recurrir a ellos cuando les necesitabas, y Sara era su amiga.

―No sé, mamá. ―se encontraba en la sala de estar de la casa de sus padres, su padre estaba en la comisaría, y Jessica con unas amigas, así que era el momento perfecto para terminar de concretar los planes para el cumpleaños de su hermana― Su cumpleaños es el viernes, así que ese mismo día deberíamos reunirnos aquí en la casa con la familia. ―no pensaba decirle a su madre que el sábado pensaba llevarla a Vesubio, no dejaría que le pasara nada, y ningún hombre se acercaría ella, pero se aseguraría de que la pasara bien.

―¿No sería mejor el sábado? Digo, el viernes es día de escuela.

―Naaa, es mejor el viernes. ―dijo con un gesto de la mano, tratando de desechar el asunto.

―Pareces muy ansioso con que sea el viernes. ―si su madre sospechaba algo, estaba jodido― ¿Acaso tienes algún compromiso el sábado? ―la ceja alzada de su madre le indicaba que el momento en que intentara mentirle, ella lo sabría, "nunca le mientas a una mujer, hijo" hasta aquí podía llegar, era un consejo de hace muchos años, pero aún lo apreciaba.

―Eh.... ―se sentía acorralado bajo la intensa mirada de su madre, esos ojos exactamente iguales a los de él podían hacer agujeros en una pared, o en su cráneo, no había diferencia― Esta bien, el sábado quiero salir con mis amigos y Jess, algo así como en una mini celebración, no se cumplen 18 años todos los días.

―Hmmm.... Está bien, pero nada de alcohol para ella, o por lo menos no mucho, ¿Nos entendemos? Y la cuidas. ―dijo con un dedo acusador en su dirección.

Cicatrices en el Alma [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora