•Capitulo 50. Luto.

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JAMES STANTON.

Su teléfono celular no dejaba de sonar, y le gustaba demasiado como para estrellarlo contra la pared, necesitaba terminar esta investigación, estaba tan cerca, tecleaba con rapidez sobre la laptop, pero el sonido se hizo cada vez más irritante, por lo que tuvo que detener la redacción, frustrado, decidió atender la tan insistente llamada.

Era Jessica, lloraba, y no lograba entender claramente que decía, pero si tuvo muy claro que acababa de perder a uno de los hombres más importantes que había tenido en su vida, su abuelo había muerto hace una hora.

Después del funeral se sentía vació, no, más bien, vaciado, y para él no era lo mismo, todo lo que podía sentir era dolor, el hombre que les había dejado por un infarto, fue quién lo cuido los fines de semana, y cuando sus padres salían de la ciudad, aquel que nunca falto a sus competencias, y que le convenció de acampar, le enseño tantas cosas, había intentado enseñarle cocinar, y había sido un fallo colosal, estaría agradecido con él toda su vida.

Ya lo extrañaba, y su cuerpo no tenía medio día siquiera bajo tierra, había dado sus respetos, y se largo, de alguna forma sintió que irse tan pronto lo enterraran no era correcto, pero saber que ya no lo vería más era doloroso, pero aún más doloroso fue ver como su cuerpo era sepultado, se sentía como un niño, en etapa de negación, no negaba que estuviera muerto, no, lo que negaba era el hecho de que estuviera en ese ataúd, prefería imaginar que se encontraba en espíritu por algún lado de la casa, acompañando a la mujer que lo había sido todo para él, su abuela Grace, la cual estaba devastada, si, prefería consolarse a sí mismo diciéndose que parte de él seguía con ellos, era imposible que todo lo que quedara de un hombre tan admirable como él solo estuviera bajo tierra; ya sabía que sus abuelos eran personas de edad avanzada, y que era poco realista pensar que cuando queremos a alguien, estos van a durar para siempre, te dices a ti mismo que es algo inevitable, y que tienes que aceptarlo, ciclo de la vida, o alguna mierda parecida, que sabrás cuando llegue el momento de despedirte, pero es tan solo una vulgar mentira, una ilusión, algo que te dices para consolarte, pero la verdad es que la mayoría de la gente no recibe un memorándum, mucho menos la oportunidad de despedirse, como en su caso, simplemente sucedió, y ni siquiera le fueron dado 5 minutos para ver por última vez esos ojos inquisidores, no existía secreto que pudieras ocultar de él, prácticamente era capaz de ver tu alma, esperaba que la suya estuviera en un lugar hermoso, justo como se lo merecía, donde pudiera acampar y pescar cuantas veces quisiera, un buen libro de lectura por las noches, y un lugar junto a su amada compañera, habían estado casados 54 años, más de medio siglo, si sus padres terminaban las frases del otro, sus abuelos se movían sincronizados.

No quería pensar en nada, razón por la cual se encontraba en Vesubio, sabía que emborracharse no era un bueno modo de lidiar con el dolor, ni de superarlo, tampoco era la forma más madura de enfrentarlo, pero era su forma, la única que en este momento se le ocurría, no quería estar en casa, ni quería ver a nadie de su familia, apenas y había hablado con ellos, Sam no dijo ni una palabra, su hermana solo lloraba, y sus padres lidiaban con la perdida apoyándose en entre sí, así que el lidiaría con ello gracias al trago que tenía frente sí.

Para ser sábado, el lugar no estaba tan lleno, la razón, el puto día de San Valentín, la mayoría de los que venían eran parejas, las cuales en este momento debían de estar en restaurantes o algo así, por lo que el lugar no estaba tan lleno, nunca había sentido nada con respecto a ese día, pero su humor estaba por el suelo hoy, así que odiaba la visión de los estúpidos corazones, y luces rosas que adornaban el lugar, era un poco tonto odiar un día simplemente por el hecho de que estas herido, pero no podía evitarlo, el hombre más honorable y justo que alguna vez había conocido había muerto, y el resto del mundo celebraba una estúpida fecha sin significado alguno, desde hoy, siempre odiaría el 14 de febrero.

Cicatrices en el Alma [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora