ALEX KENT.
Por la mañana.
―Hola chica. ―la voz de Sara era como la de una persona que acababa de ser despertada por el sonido de la ducha mientras dormía, pero se alegro al saber que no habían sido sus sueños quienes la despertaran, su cabeza seguía doliendo, su cuerpo estaba frió ya que ella nunca utilizaba agua caliente, no desde hace años, estaba agotada, pero sabía que había valido la pena, Sara se veía descansada, por el contrario, ella tenía manchas negras bajo sus ojos, y estos estaban rojos y le ardían. En cuanto se vistiera tomaría más café, aunque este le hiciera devolver el contenido de su estómago unas horas después.
― ¿Hay agua caliente? ―le preguntó Sara.
―Sip, yo me baño con agua fría.
― ¿Por qué? El clima no está muy cálido que digamos.
―Me gusta el frío, lo que no soporto es el calor.
―Entendido, bueno, me voy a bañar para irme.
―Si quieres puedes irte conmigo, tengo vehículo.
― ¡Gracias! ―dijo con una sonrisa.
Y ahí está, había mentido de nuevo, bueno técnicamente no había mentido, ella odiaba el calor, le habían quemado tantas veces, que no quería saber nada acerca del calor, le tenía pánico al fuego, recordó una vez que su padre le había bañado en agua hirviendo porque estaba molesto con su madre, él y Diana habían discutido por teléfono, así que tras colgar la llamada, le había arrastrado diciéndole el estorbo que era en su tranquila vida, mientras la metía en agua caliente, con piyama incluida, tenía 10 años cuando eso. Sacudió su cabeza, era mejor apartarse de los recuerdos de su infancia, los únicos que atesoraba, era los que había pasado junto a April, si pudiera, seleccionaría todo lo demás y lo borraría para siempre, ella no buscaba sus recuerdos, estos venían a ella de forma natural, justo como sus sueños, y con fuerza los apartaba, siempre le dolía el pecho al recordar cuánto dolor le había causado ese hombre, su cuerpo siempre le recordaría todos esos años que estuvo ahí, pero su cerebro no tenía porque ayudarle. Era mejor mantenerse alejada de sus recuerdos, algo siempre los detonaba, pero ella debía tener la fuerza como para apartarlos antes de que siguieran su camino hasta su corazón.
Bajaron una media hora después, no sabía si a Sara le agradaría la idea de ir en motocicleta, pero igual quiso ofrecerse a llevarla, le agradaba esa chica, sospechaba que era una buena persona, así que trataría de llevarse bien con ella. Al llegar a su motocicleta volteo y vio a Sara con los ojos muy abiertos mientras la observaba.
― ¿Tienes una motocicleta? ―chilló.
―Si, ¿Les tienes miedo?
―N... no... eh no, solo que me sorprende un poco que una chica tenga motocicleta.
―Te aseguro que no eres, ni serás la primera ¿Te gusta? ―dijo mientras acariciaba la pintura con adoración.
―Es hermosa, colorida, pero hermosa.
―Gracias, la pinte yo misma. ―su voz era orgullosa, así se sentía, orgullosa de su trabajo en esta moto.
―Wao, ¡¿Es en serio?!
―Sip, escucha, yo siempre viajo sola, así que no tengo dos cascos, toma el mío. ―dijo extendiéndole su casco negro con llamas en las esquinas. ―No te preocupes, en cuanto salga hoy de clase voy a comprar otro.
Sara no pareció desconfiar de su prudencia al volante, aunque eso no lo sabría hasta que llegaran, ella se consideraba una buena conductora, y su licencia era la prueba de ello. Manejo con cuidado, inclinándose con naturalidad sobre las curvas, ella siempre prefería las motocicletas antes de los carros, estas le obsequiaban una libertad que los autos no permitían, puede que fueran más peligrosas, pero la forma en la que cortaban el aire y su pelo se revolvía violentamente por el viento era una de las sensaciones mas maravillosas que había sentido en toda su vida.
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Cicatrices en el Alma [COMPLETA]
RomanceLa ropa lo oculta, pero se nota todo lo que tiene mi piel, nadie más que yo sabe lo que se siente traer dolor contigo. Resulta difícil. Pero es más difícil vivir la vida como si nada pasa cuando te pasa todo. Y es que nadie merece que ellos paguen t...