Capítulo 13

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Después de que Lara comiera y yo me atendiera las heridas a petición suya le conté todo lo que pasó ayer, omitiendo la salida con el idiota de ojos celestes, por alguna razón no quería compartir eso con ella, ni con nadie en general, no sé lo pregunten y no me lo pregunten ya que no tengo respuesta para ello.

—Lamento que te odie.—dice con comida en la boca y miro mal, sabía que bromeaba para aligerar la tensión que se había instalado, pero, ahora sus bromas no causaban nada más que estrés en mi.

—Es broma—dice y golpea mi hombro.—relajate Madds.-desvió la mirada hacia mis manos, también tenía unos pequeños cortes en ellas por la caída, en realidad, el daño que me había hecho no era tan malo como se veía, mi piel, más bien, la falta de color en ella sólo hacía que se viera peor de lo que en realidad era.

—No tengo nada contra Clay, pero aveces solía ser...—dice y cierra la boca para buscar la palabra correcta, chasquea la lengua y vuelve a hablar.—Intenso.—yo niego casi de inmediato.

—No, o, no lo sé.—confiezo.—digo, era su novia, ¿mi deber no era darle explicaciones?—ella niega ante mi pregunta.

—Sabes que no lo era.—sabía que tenía razón.
—¿Entonces porqué me siento tan perra?—ella sonríe divertida ante mi pregunta.
—¡Porque eres una perra! ¡somos unas perras!—dice como si fuera obvio.—Como siempre dices, lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás querida.-se encoge de hombros.—Deja de sentirte culpable, en el fondo sabes que fue lo mejor que pudo pasarles, sólo se hacían daño y si seguían con la farsa ahora si ibas a terminar odiandolo y tal vez y sólo tal vez él a ti igual.-vuelve a morder su emparedado.

—Las perras como tú no se dan el lujo de andar por ahí sientiendo cosas que no sean placenteras, aún menos culpas, la vida es una, tú y yo prometimos sacarle el máximo provecho hasta que sea el día de seguir la fiesta allá arriba.—dice y señala al cielo, no pude reprimir una carcajada.

—Eres una estúpida.—confieso y ella sonríe como si fuera el mejor de los cumplidos.
—Somos unas estúpidas.—corrige y nos echamos a reír de nuevo.

Cuando las risas terminaron Lara se dio a la tarea de terminar su sándwich mientras yo leía en el celular.

—Quiero contarte que me estoy enamorando.—volví mi vista hacia a ella y la mire como si tuviera tres ojos en la frente.

—¿Qué?—escuchar a Lara decir eso ni en mis sueños había sucedido, ella era como yo, o incluso peor, odiaba las ataduras y por ello, ni porque sus papás se lo pidieran había tenido una relación sería.

—No voy a darte detalles, sólo quería que lo supieras.—su sonrisa es tan grande que me da ternura.

—¿Cómo es él?—le pregunté y deja escapar un suspiro mientras vuelve a sonreír como tonta.

—Es... él es...—sus ojos reflejaban una emoción que no puedo describirles.—Es él y estoy enamorandome como una tonta.—por el como hablaba, supe, que iba en serio.

—Voy a irme ¿vienes?—El cambio de tema tan repentino me causo gracia, pero me limité a arquear una ceja.—¿Qué?—ella abre los ojos con desesperación ante mi pregunta.—Tengo literatura y ni de coña voy a entrar, me largo a mi casa... o a donde sea.—hago una mueca, la idea de marcharme era muy tentadora, pero tenía que entregar algunas tareas en la clase de Matemáticas para no reprobar el semestre.

—No puedo, pero ve con cuidado.—ella hace una mueca pero se levanta y cuelga su mochila sobre su hombro.—¿Mañana te parece si vamos al centro comercial?—asiento y le regalo la mejor de mis sonrisas.—¿Segura que no vienes?—una risita se me escapa.

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