Capítulo 27

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—¿Cómo vas con las fotografías? Oh, espera, ¿sigues queriendo ser fotógrafa?—asentí dándole poca importancia al tema.

—¿Y tú? ¿Ya decidiste qué harás?— negó mientras rió—No hay tal cosa como decidir, ¿entiendes Morgan? En mi familia estudiamos lo que necesitamos para dirigir el legado familiar, triste pero cierto, yo no puedo tomar una decisión respecto a si quiero ser doctor o licenciado, Ana tal vez pueda ya que es la segunda heredera, pero yo, esa decisión esta tomada técnicamente desde que nací—sus palabras retumbaron en el espacio de mi cabeza, no pude evitar sentir algo de tristeza por él.

—Nunca me hablaste de eso—no intenté que fuera reproche, aunque tal vez lo fue un poco.—En todo el tiempo que fuimos "mejores amigos"—hice comillas con mis dedos—jamás fuiste capaz de decirme ¿por qué?—se encogió de hombros he hizo un intento de sonrisa.

—Todo el mundo guarda secretos Madds, es algo de lo divertido de la vida, una persona sin secretos es más aburrida, o dime tú ¿no guardas ninguna cosa para ti? ¿No tienes ese algo que no quieras que terceros lleguen a saber?—en automático a mi cabeza fue a el chico que llegó a mi vida sin ser invitado.

Pero bueno, ¿qué persona llega siendo anunciada? Si fuera así todo sería tal vez un poco más sencillo.

—Buen punto—dije y me guiño—Aunque éramos amigos, solíamos ser Sacci y Madd, ¿no me tenías confianza?—él asintió.

—Pero no se trata de eso, sabes, un secreto es un secreto, no lo puedes y aveces tampoco quieres compartirlo por pena, por miedo del que pensarán y dirán los demás—Él tenía razón, estaba viviendo en carne propia eso, cargar con un secreto serio, con el más pesado que jamás guarde.

—¿Piensas ir a la reunión que organice para hoy? Es en el club privado al que tanto solíamos ir—había vuelto el viejo Isaac, burlón y con esa actitud de "me vale una mierda todo" sonreí y asentí.

—Sería una tonta si siquiera pensará en la posibilidad de no asistir a tu "reunión"—hice comillas con los dedos, el castaño a mi lado volvió a reír, por ese instante recordé porque fuimos mejores amigos, a su vez, también porque nos distanciamos tanto.

—Deberíamos irnos si queremos que la egocéntrica de mi hermanita, la chica que se cree modelo y tú entreguen su aburrido proyecto—asentí y nos encaminamos al instituto.

(...)

Considerando que tenía un poco de reseca es más perdonable el hecho de que me quedará dormida después de entregar el proyecto en la clase de cálculo, sentía esas inmensas y asquerosas ganas de vomitar, pero también quería dormir.

—¿Quieres que te lleve a tu casa?—no pude declinar la oferta de Isaac, era bastante tentativa y no era como que me quedará otra opción más agradable.

El camino hacía la gran casa lo tengo borroso, supongo que hablamos un par de minutos pero lo que mi cabeza evoca es a mi durmiendo en el lugar del copiloto mientras a lo lejos escuchaba las quejas y risas del que alguna vez llame Mejor amigo.

Casi me quedé dormida en la bañera, menos mal que la llave del agua fría se abrió, aquello hizo que espabilara y saliera del baño para hacer lo que tenía pendiente, envuelta en una toalla escurriendo agua tanto del cuerpo como del cabello camine hasta mi cama intentado no caerme, es estúpido recordar como tenía que sostenerme de la mesita de noche para no caer.

Traté de cambiarme de una manera rápida, sin embargo la cabeza seguía doliendo y las ganas de vomitar era casi palpables.

Me amarre el cabello en un moño desordenado en lo alto de mi cabeza y salí a buscar algo que comer para tomarme una pastilla que me ayudaría a dormir, pero claro, ¿quién mierda busca dormir con el estómago vacío? Por lo menos yo no.

Con el vaso de cristal temblando de mis pálidas manos logré servir jugo sin derramar ni una gota, Matilde tuvo la gentileza de preparar un sándwich, si, no quería algo que me hiciera sentir pesada.

—En la mañana llamo tu tía Maddie—me informó aquella señora de cabellos que se empezaban a hacer blancos por el paso del tiempo.—Me pidió se favor que te dijera que le llamarás, claro, también que no le dijera a tus papás que ella llamó a la casa, pero tuvo que hacerlo ya que dice que ni siquiera puedes contestarle—me lleve las manos a la cabeza y comencé a darme un leve masaje.

—Gracias, mañana tomaré cartas en el asunto—me sonrió para después desaparecer por la puerta de atrás.

Mierda, ¿en qué momento pensé que entre trago y trago mis estupideces se borrarían? Ni siquiera servieron como un método para olvidar, porque, ciertamente, aún borracha nunca dejaba de pensar en él.

—Ahora no parece tan buena idea, ¿verdad?—mis ojos se abrieron de golpe al escucharlo, pestañee varias veces para confirmar que estaba despierta y no era sólo una alucinación.

Me levanté de la isla dispuesta a irme a hibernar, antes de que pudiera lograr mi objetivo su agarre en mi antebrazo me hizo girar aún en contra de mi voluntad.

—Intento que nos llevemos bien—quería golpearlo por ser tan descarado, por ser una jodido idiota y lindo... ¡todo al mismo tiempo! ¿Cómo era que podía?

—Eso será imposible si sigues siendo un hipócrita descarado, ¿recuerdas lo de la mañana? Déjame tranquila, si no yo misma...—rió, algo dentro de mi comenzó a arder.

—¿Vas a golpearme? No, espera... vas a ponerte borracha, me echarás la culpa y en vengaza querrás vomitar mis zapatos—como mi otra mano lo empuje, si mi mirada hubiera sido pistola él hubiera muerto, seguro que si.

—Me hago responsable de mis actos, no necesito echarle culpas a los demás—sonreí con indiferencia—si me disculpas, tengo cosas importantes que hacer, hablar contigo me quita más tiempo del que en realidad tengo.

Sin esperar respuesta salí disparada del lugar con un nudo incómodo en el estómago, quería golpearle, de nuevo, aunque ¿cuándo no?.

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