Capítulo 40

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Una hoja, un papel, es todo lo que había cuando me levanté.

" Hacer lo mejor, ser lo mejor.

Dylan. "

Hacía un rato ya me había puesto la ropa, hacía rato también que había dejado de llorar; ¿siempre fue obvio que de elegir, la elegiría a ella?, quiero creer que en cierto momento no fue tan obvio ese hecho.

La puerta estaba siendo tocada insistentemente pero no me interesaba saber quién podría ser, no cuando de nuevo, me sentía como la chica más tonta del planeta; ahora sé que no lo fui, simplemente era una chica enamorada y eso era todo, en ocasiones el amor puede confundirse con estupidez, en algunos casos, van de la mano.

La puerta se abrió y yo dirige me mirada hacía ella, desvíe la mirada de quien tenía de frente porque sencillamente no me sentía con la capacidad para mirarle de nuevos a los ojos.

-. Tendría que pedirte perdón por dejarte sola ayer-negaba, sin querer mirarlo-. Yo lo siento, siento ser el peor amigo de la historia, perdóname por no ser lo que necesitas-en ese instante no me importó las lágrimas corriendo por mis mejillas, tampoco lo hizo el hecho de que tal vez parecía un mapache, menos aún la vergüenza que sentía, tenía que creerme.

-. ¿Aún no lo entiendes Clay?- me miraba con confusión, exhalaba con algo de dificultad-. Nunca fue que no fueras suficiente para mi, siempre se trató de que eres demasiado...-sus ojos se cristalizaron haciendo que el color azul de ellos resaltará aún más.

-. Nunca entendiste tú que nunca lo sentí de esa manera, que te quiero como sé, jamás podré querer a alguien más. Día a día trataba de cambiar, de ser lo que tú querías que fuera y poder hacerte entender eso, que siempre haría todo por ti, que si tendría que elegir, siempre, serías tú-tomo mi mano con delicadeza, yo no podía dejar de sollozar.

-. Crecí muy cerca de ti, Lara, tú y yo, si, éramos una especie de tres mosqueteros, ustedes eran lo único que alegraba mi día-una sonrisa triste se pintaba en mi boca-. Te quiero Clay y de verdad lamento cada cosa que hice mal contigo-las lágrimas quemaban en mis ojos, hasta que sentí como se deslizaban por mis mejillas-. Si nunca lo dije antes, lo siento, de verdad lo siento-no dijo nada, acarició mi mejilla y beso mi frente para abrazarme después.

(...)

Color negro, cielo gris, gente callada, solo un par llorando como si fuera el fin, tal vez, para ellas, lo era.

Hay cosas que en su momento cuesta trabajo entender, aunque te preguntes un millón de veces el porqué es difícil obtener respuesta, a veces, nunca la hay, es parte de la vida en ocasiones, supongo, aprender a vivir con ello.

El Señor Baker había fallecido.

La chica con la que crecí jugando a las escondidas se encontraba llorando en silencio en brazos de la única persona capaz de darle una especie de bálsamo a su alma. Isabella Baker, su madre, no paraba de llorar mientras todos la observaban con lastima, otros, miraban como si fueran alguien para juzgarla.

Después de todo, siempre se dijo que ella se había casado con el Señor Baker para salir del agujero donde estaba su familia, porqué, una mujer años más joven que un hombre no podría tener un interés en él que no fuera únicamente económico, ¿cierto?

Pero claro que si.

Pero eso, era todo lo que se hablaba aún en el funeral de el hombre que me recibía en su casa desde que era una niña, que me trataba como si fuera realmente su hija, por eso en momentos la culpa me comía la cabeza.

Una semana, había pasado, una semana para que el padre de Lara falleciera y todavía recuerdo que en ningún momento, después de lo que había pasado con Dylan, pude dormir como era debido.

Me sentía cansada y no tanto físicamente, si no, mentalmente hablando.

Clay había estado conmigo en todo momento, también se iba cuando sentía que yo necesitaba espacio, se lo agradecía entonces, se lo agradezco más ahora, es curioso como no vemos lo especial que son los momentos hasta que ya pasaron.

-. ¿En qué piensas?-preguntaba Clay.

¿En qué pensaba? Bien, tenía la oportunidad de abandonar Los Ángeles e irme a estudiar lo que yo quería a Canadá, sin embargo, había algo que me ataba a ahí, para ser más sincera y directa, era alguien pero no hace falta mencionar su nombre.

Había días donde simplemente no me dirija la mirada, como si no existiera, tal vez de eso se trataba ¿no es así? Nunca me imaginé que tendría que esperar una hora de la madrugada para tener unos minutos de su cariño y atención, era ridículo, porque apesar de que sabía que eso, no estaba bien tampoco era lo que yo anhelaba al fin del día.

Contaba los horas y minutos que faltaban para que llegaran las cuatro de la madrugada, a veces, me quedaba esperando, en ocasiones, jamás llegaba.

-. Lara ni siquiera me ha dirigido una mirada desde que llegue-mi contestación me hizo pensar en aquello también, sentía un vacío en el pecho cada que giraba a verla.

-. Tiempo Madds, tiempo-asentía dándole la razón mientras quitaba algunas lágrimas de mi rostro.

Me abrazaba intentando consolar lo que sea que tuviera que, ¿mi dolor? O era más bien ¿una pena? ¿Mi vida era una pena?; en algún punto también desvariaba con mis pensamientos, me preguntaba si tenían razón y en algún punto les perdía el hilo.

El entierro transcurrió siendo algo "normal" oraciones, llanto falso y el de gente que de verdad lo sentía, pésames, un sol muy apagado, una Lara tan callada que parecía que se había quedado sin voz.

Debía ser yo quién estuviera a su lado, pero Hilary ni siquiera me permitía respirar cerca ella.

Lo último que dijo para mi fue " No es enojo, es decepción y necesito tiempo para sanar" tiempo. Sanar. Esas eran las palabras que más eco hacían en mi cabeza, una, otra, otra y una vez más, como una grabadora con batería infinita.

La noche calló y todos se fueron, al final, solo estábamos Clay, Lara, Dylan y yo; la rubia que en algún punto fue la hermana que no tuve se negaba a despedirse de una de las personas más importantes de su mundo, su mundo se caía en pedazos delante de sus ojos, yo no podía dejar de pensar que Lara no merecía sufrir, no se merecía absolutamente nada de lo que estaba viviendo y me llenaba el cuerpo de culpa saber que yo fui una parte causante de su dolor.

¿Qué clase de persona se suponía que era yo? ¿Era la típica niña rica y vacía? Siempre sospeché que en el fondo, no había nada en mi, jamás pensé que de verdad, no hubiera ni siquiera un fondo.

Era una persona que toda su vida había anhelado saber que era el amor y ser amada, quizá busqué donde debía, tal vez... quizá... hay cosas de las cuáles nunca sabremos respuesta, es frustrante en ocasiones pero supongo que es parte de vivir como dije antes.



-. Todo va a estar bien, lo prometo-le dije a mi amiga arrodillada frente a la última morada de su padre, me miro, sonrió con tristeza y me abrazó.

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He tardado demasiado en actualizar y por esto les pido una disculpa, octubre fue un mes bastante ocupado para mi, noviembre está igual pero aprovecharé cada espacio libre para escribir de apoco, no dejaré la historia, eso ya lo aclaré en una ocasión, solo que ya no puedo actualizar tan seguido como antes.

Gracias por su apoyo, espero hayan disfrutado el capítulo, no olviden comentar y votar. Las y los tkm. (Quiero mucho, jeje)

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