Un mes y tal vez un poco más había pasado ya, un mes donde mi vida había tomado un rumbo un tanto extraño, pero no desagradable.
—¿Puedes perdonarme?—la voz de Lara del otro lado de la línea me sacó de la burbuja de mis pensamientos.
Era sin exagerar, la quinta vez que Lara me dejaba plantada esta semana, comencé a tomármelo personal a partir de la tercera vez.
Bufé.—¿Estás evitandome?—mi pregunta parecido tomarla por sorpresa, podía imaginarmela haciendo una mueca y negando repetidas veces.—No, es sólo que ya te expliqué que papá tuvo que...—negué aunque no pudiera verme.
—Bien.—dije interrumpiendola.—¿Mañana cuál será la excusa? ¿Que un unicornio se plantó en tu puerta y te tapó el paso?—río sin humor.
Ese mes también había sido el más extraño en mi relación amistosa con la chica rubia que decía ser me mejor amiga, apenas habíamos salido un par de veces y parecía estar evitandome, parecía que me escondía algo, aunque en ese momento no me pasaba por la cabeza que cosa podía ser.
—Mañana hay una fiesta, en uno de las discotecas más recurridas de la ciudad, Edwin Lawrence es amigo del hermano del que organiza el evento, podemos ir si quieres.—rodee los ojos al cielo.
—No se trata de que trates de recompensarme.
—Juro que estaré por ti a las once en punto, si no es así puedes ignorarme el resto de tu vida y te quedarás con la custodia de Kiny.—suelto una risa, sólo porque no podía creer lo inmadura que podía llegar a ser Lara.
—Estoy de acuerdo.—casi podía verla sonreír.
—Te veo mañana guapa.—sin más termina la llamada.
Terminé la llamada y el rubio -- o ¿castaño? aún no lo averiguaba del todo-- que esta a unos metros de distancia de mi me miraba con impaciencia.
Lo cierto es que, mi relación con él era complicada, pero a decir verdad ambos lo éramos.
En ese entonces recuerdo que tenía días sin saber de él, yo no hacía nada por tener contacto con su persona ya que, después de que con un mensaje la última vez que habíamos salido me dejo claro que quería su espacio, deje de "insistir", ¿me molestaba? En lo absoluto, ¿me parecía extraño? Si, pero él lo era, todo en él parecía tener un no. sé. que.
Ese día salí del instituto directo a comprar un café y ahí estaba él, charlando con Mike el chico de cabello rizado que trabajaba en la cafetería, en en realidad no quisé hacer nada para atraer su atención, pero cuando puse un pie dentro del establecimiento puso sus ojos en mi, ahí la idea de volver sobre mis talones sonaba ya muy lejana.
No dijo mucho, sólo me pregunto como estaba, y se ofreció a llevarme a donde necesitara ir, a pesar de que me negué debierin verme allí, acortando la distancia entre nostros con cada paso que daba.
Cuando estoy frente a él, me límito a pasarlo de largo y subir a su vehículo, su semblante seguía duro, frío, y al notarlo un escalofrío me recorrió entera.
Cuando me introduzco dentro del vehículo sin perder tiempo, lo pone en marcha, el ambiente se sentía pesado, algo en él se sentía erróneo, algo no me terminaba de gustarme del todo y me frustraba en demasía no saber que era con exactitud.
—¿Puedes dejarme en casa de mi tía? Por favor.—Trato de sonar tranquila cuando hablo, pero aún tenía coraje corriendo por mi sistema, él me dedica una mirada de -no. sé. que.- y segundos después asiente.
Sin embargo no responde, mira fijamente el camino y aquello hace que los nervios se fueran abriendo paso en mi sistema, desvíe la mirada a la ventana y sin darme cuenta comencé a jugar con las puntas de mi cabello.
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Prohibido
Romance"-Y aunque tal vez sea pecado yo me siento en el puto cielo." Sé, Ambos sabíamos, que dolería, aunque lo que duró fue lo que más añoraría. A veces sobran ganas, pero faltan fuerzas. Y es que... ¿Cómo ponerle un candado al corazón? -------- #46 fuerz...