Capítulo 44

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Tardé algunos días en pensar todo lo que había hablado con Dylan, otros más en decidir, otros pocos en tener el valor de contarle al chico que me apoyaba.

-. Vas a perdonarlo-afirmaba pero ni siquiera me miraba, estaba sentado frente a mi y observaba de mejor manera a la nada.

-. Creo que no se trata de perdón, solo de unión-por primera vez en un largo rato, se dignaba a posar sus ojos sobre mi.

-. Trato de entender pero te juro que no puedo, no cuando sé todo la historia -negaba y yo ya no no podía sostener su mirada abrumadora.

-. Sé todo el daño que te ha hecho y no precisamente porque me lo hallas contado tú, lo sé solo por la manera en la que haces las cosas y de repente tus ojos se pierden en la nada, lo sé por el como callas cuando siempre has sido de las personas a las que nunca les falta palabra-tomó mi mano y me miro-. Solo tú sabes cuanto daño te ocasionó y el que vas a seguir permitiendo que te cause, no necesito entender nada si todo lo que necesitas saber lo comprendes tú, no voy a decirte que hagas nada que no creas que te llevará a ser feliz al fin.

-. Te mereces sonreír todos los días-acariciaba mi mejilla-. Te mereces más que a cualquiera que conozca, ser feliz, Madds-mis ojos se inundaban de agua, desviaba su mirada hacia la maleta medio vacía que comenzaba a llenar-. Te deseo con todo lo que siempre quisiste tener.

-. Quizá la vida no me alcancé para compensarte todo lo que has hecho por mi-negaba con una sonrisa juguetona.

-. Toda deuda estará pagada el día que vea lo feliz que serás, porque, espero me permitas seguir cerca de ti en el lugar de un buen amigo-asentía.

-. A estas alturas, ¿cómo podría permitir que te alejaras de mi?-me abrazo como lo necesitaba, sin decirlo.

Sus palabras iban acorde a lo que más o menos en mi cabeza corrían. Sentía algo calido en el pecho y solo podía saber que era pura alegría junto al cariño y agradecimiento que le tenía.

Después de separarnos del abrazo se dedico a ayudarme a hacer mis maletas en un completo silencio en el que no lograba sentir incomidad o alguna tención, algo diferente que podría ponerme a dudar, pero, ya saben, en este mundo dudas dos segundos más de lo adecuado y el mundo se viene abajo.

Pensaba mientras doblaba mi ropa todo lo que costaría iniciar de cero, pensaba en posibilidades buenas y malas, en todo lo que tuvimos que pasar para que ese momento que anhelaba en silencio llegará; todo lo que quería conseguir a su lado, lo que quería construir con él justo conmigo, él y yo, por más loco e imposible que pudiera sonar.

Muchas veces me pregunte hasta el grado de llorar varias veces si lo que pasaba era correcto, siempre la respuesta que llegaba a mi en automático era simple y era un no. Aún estando consciente de esto, estando enterada de las consecuencias que todo eso traería para ambos y para las personas que nos rodeaban no fui capaz de poner distancia por más que lo dijera en voz alta.

Quería afirmar que podía para poder creerlo, nunca pude hacer eso del todo porque en si, una parte de mi cabeza sabía que yo casi siempre acostumbraba a mentir en voz alta y más y sobre las cosas que me lastimaban; Porque mentir era una forma de demostrarle al mundo que lo que opinará de mi no me importaba aunque la realidad era totalmente opuesta, porque hasta las palabras de mi madre tenían un fuerte impacto en mi, tan duro que prefería llorar en el baño por algún tiempo y salir como si nada hubiera pasado.

La decepción que le hice pasar a papá, siempre quisé ser de esas niñas que son la adoración más grande para el hombre que les dio la vida, no era así, lo supe siempre; las peleas de mis padres recriminadose mi nacimiento me causaban una ansiedad terrible, hay una cosa dentro de los humanos, un vacío quizá, que ni con todo el dinero del universo podrá llenarse.

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