Capítulo 15

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Me deposita con cuidado en el sofá de su pequeña estancia y me inspecciona antes de animarse a hablar.

-Quédate quieta, voy el por el maletín de primeros auxilios-lo único que pude --quise-- hacer fue reglarle un asentimiento desinteresado, él pareció conforme con mi respuesta ya que segundos después desapareció por el estrecho pasillo.

No espere mucho, de un segundo a otro estaba de vuelta, dejo las cosas a mi lado y saco sólo que necesitaba, tome algodón para comenzar a intentar hacer algo por mi pero él me lo arrebató de las manos.
-Déjame hacerlo-dijo pero ni siquiera me miro.

-Soy perfectamente capaz de curar mis heridas por mi cuenta-alza la vista y hay un destello de diversión en su mirada, uno agradable que hace que apesar de todo sienta algo cálido en mi pecho.

-Permíteme hacerlo y cierra la boca-frunzo el entrecejo y me remuevo en el sofá, me mira con cara de pocos amigos, toma mi pierna con fuerza --pero sin hacerme daño-- obligando a quedarme ahí, quieta.-Haz las cosas sencillas Madisson-me sentí como un gatito regañado si es que eso tiene sentido.

-Ya te dije que puedo hacerlo yo, no te molestes-no pretendía sonar sarcástica, pero lo hice.

-Eres imposible, pero no más que yo, eso te lo aseguro, cielo-siento como algo se remueve en mi interior al escuchar el ridículo apodo que me designó .

-Yo no soy imposible, solamente que hay una cosa que se llama dignidad, ¿la conoces?-vuelve su vista de mi pierna herida a mi, rié y asiente.

-Seguro que la conozco, es la cosa que perdiste cuando saltaste de mi camioneta hace rato, ¿no?-no me vi, pero sabía que mi rostro estaba teñido de todos los tonos de rojo posibles.

-Juro que eres un idiota-desvió la mirada porque la pena era tanta que, sostenerle la mirada se sentía como una gran estupidez.

-Me dice idiota la chica que persigue a un desconocido a la mitad de la noche en una calle casi desierta sólo porque él no quizo decirle su jodido nombre.-vuelvo a mirarlo y no pude evitar sentirme ofendida.

-¿No querías decirme tu nombre?, genial, aparte de idiota, grosero, y no, no te te estaba persiguiendo.-cruzo los brazos pero pero vuelvo a recargarlos en el sillón ya que aún me ardían las heridas.

-Fijaremos que no eres una acosadora para que no te enojes y no hagas un berrinche.-abrí la boca con indignación pero no dije nada.

Hace un movimiento extraño con la mano, quería ver mi brazo para comenzar a trabajar en el.
-Se hace tarde-dice casi en un susurro, no sabía si responder o callar ya que no me quedo claro si hablaba para él o para mi.

Escucho su celular, el ruido es tan escandaloso que pego un salto en mi puesto por la sorpresa y él raspa la herida con su reloj de mano, una maldición se le escapa, murmura una disculpa por mi brazo y se levanta a contestar, al ver el nombre en la pantalla su ceño se frunce de inmediato, estaba segura que había decidio apagar el móvil, paso seguido volvió a encaminarse a mi y reanudar su tarea.

-Lo siento-vuelve a decir pero yo no hago ni intento alguno de contestar nada.

Después la interpretación que toman sus palabras se asienta en mi y rebota como eco en mi cabeza.
-También lo siento-me sincero, en verdad, las cosas que dije, la manera en las que las dije, sabía que no fue la más correcta, también sabía que saltar del auto fue la decisión más estúpida que pude tomar en el momento, estaba conciente de que en esta ocasión había tenido suerte, pero pudo haber acabado de una manera terrible si él hubiera ido a una velocidad mayor y si me aterrizaje no hubiera sido como fue.

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