El celular sonaba, por séptima vez en más o menos quince minutos, no, no tenía intenciones de contestar, ni siquiera de ver quien era, no porque no quisiera saberlo, si no porque no era capaz de tomarlo entre mis manos para contestar.
Tirada en una de las salas privadas del club con Isaac encima de mi deshaciéndose de mi poca ropa es cuando comienzo a pensar varias cosas, aún con el alcohol que tenía en la venas una parte de mi todavía era capaz de pensar en circunstancias como las que estaba pasando.
—¿Qué estamos haciendo?—pregunté y como si de un botón se tratase, él se detuvo y me miro a los ojos.
—¿No es esto lo que ambos queremos?—la pregunta hizo eco en mi cabeza, ¿quería acostarme con Isaac?
—¿Me invitaste con esa intención?—se levanta y pasa sus manos por su rostro a la vez que niega.
—Estamos borrachos, es que ¿ni así dejas de ser tan pilla?—rió pero no mostré señal alguna de... algo—Madd, jamás fue mi intención que esto pasará pero no negaré que quiero que se consume—se acerca a mi y planta un beso en mis labios.
—Tal vez hasta he soñado con esto—volvió a reír—Sé, que esto quizá tenga la misma importancia para ti que para mi mañana, así que ¿por qué no?, es sólo un momento del resto de nuestras vidas Madisson, nada más.
No necesité más convencimiento que ese, Isaac pensaba tan similar a mi que por eso en el pasado habíamos formado una de las mejores amistades, por ese mismo motivo fue que chocamos, no había remedio para ninguno.
Terminé de quitarme el vestido y me lancé a sus brazos, sus caricias, sus besos húmedos... todo se sentía como alguna vez imaginé que podría sentirse, ambos nos sentíamos necesitados de alguna u otra manera, fuimos algo así como el desahogo del otro y eso para mí en ese momento estaba bien, porque, ¿qué importancia tendría mañana?
Cuando ya no tenía mi ropa interior, cuando mis uñas se enterraban en la piel de su espalda y él estaba dentro de mi cuando mi mente vagaba unos segundos, lamenté que sólo fueran eso, segundos, porque a pesar del mar de sensaciones placenteras que estaba viviendo no podía dejar de pensar en otra cosa.
Gemi y hubiera querido que fuera su nombre, hubiera querido que mis labios estuvieran en su cuello, que todo él estuviera dentro de mi, que me enseñara cosas que aún teniendo sexo con otros jamás nadie podría darme.
Me coloqué los tacones y retoque mi labial, Isaac estaba abotonando su camisa, ambos estábamos en silencio, pero puedo asegurar que ninguno se arrepentía, o no a ese punto.
Me levanté dispuesta a volver a la fiesta, al ver mi acción él fue detrás de mi tomándome por la cintura, le dio un beso a mi hombro, intenté sonreír.
—Voy por otra copa, ¿quieres algo?—negué y el me sonrió mientras desaparecía entre el mar de personas del concurrido lugar.
Deje escapar un suspiro cansino y me frote el brazo en un movimiento distraído, en ese instante el alcohol no parecía estar causando el mismo efecto que el de hacia un rato, me sentía confundida, un tanto... ¿perdida?
—¡Hey Morgan!—gritó Kendra, cuando voltee todos mis compañeros de curso -o la gran mayoría- estaban sentados haciendo un enorme círculo en el área VIP, dos botellas de alcohol yacían al frente.—Vamos a jugar, ¿vienes o vienes?—reí y caminé hasta donde estaban.
Tome asiento a lado de Kendra y Cole, frente a nosotros estaban Anna, Elijah y Charles, justo cuando iba a empezar el juego la voz de una persona me es terriblemente familiar, tanto que no tenía que levantar la cabeza para asegurarme de que era ella, sin embargo lo hice y fue un terrible error.
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Prohibido
Romance"-Y aunque tal vez sea pecado yo me siento en el puto cielo." Sé, Ambos sabíamos, que dolería, aunque lo que duró fue lo que más añoraría. A veces sobran ganas, pero faltan fuerzas. Y es que... ¿Cómo ponerle un candado al corazón? -------- #46 fuerz...