Capítulo 36

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Siempre fue complicado, no voy a quejarme ahora si no lo hice antes, al estar con él fue como si hubiera declarado que me estaba enamorando de lo imposible, técnicamente si era así.

-Vas a recuperarlo cuando volvamos aquí-decía y el asentía no muy de acuerdo.

Guardar los celulares en el cajón de mi escritorio, era una gran idea, o me lo pareció en esos instantes esa de dejar aquí los aparatos para que no pudieran interrumpir nada.

Había guardado la llave en mi bolso, me giré y ahí estaba mirándome expectante, sonreía ante eso, estire mi mano, de inmediato el enrredo la suya con la mía. Sonreía con más ganas, como la chiquilla tonta que era, pero, puedo decir algo, no me arrepiento de haberlo hecho. Y ese es el mero chiste de la vida ¿no es así? Hacer todo y al final quedar con un buen sabor de boca.

Encendí la radio una vez en el auto, tarareaba al inicio, después, canté a todo pulmón con su risa de acompañamiento, era genial sentirme así, sentir por unos instantes que todo lo malo se quedaba atrás como la carretera.

-Deberías conciderar ir a uno de esos concursos de canto-reí a carcajadas, todavía hacen eco en mi cabeza.

-Lo mío es la cámara-me encogí de hombros pero no paraba de reír.

-¿Eres buena?-lo mire con fingido aburrimiento, de repente el recuerdo de lo que me preguntó las primeras veces que lo vi llegó a mi mente.

-No lo sé pero sé que es a lo que me quiero dedicar, así que si, soy buena, probablemente excelente-sonrío y algo en mi pecho quería salir de mi cuerpo, o por lo menos, eso era lo que yo sentía.

-Sé que eres la mejor en lo que haces, tu parte modesta no te deja admitirlo pero sé también que tú estas enterada-mi vista se fue al frente, sonreí victoriosa y asentí aunque para mis adentros todavía hubiera dudas, muchas dudas sobre su afirmación.

-Lo soy, oh claro que si-la canción que siguió le quito la posibilidad de contestar, tome mi bolso usándola de micrófono.

Para mi agradable sorpresa, él cantaba junto conmigo.

-¡No me has preguntado a donde iremos!-medio gritaba y él reía.

-No pensaba hacerlo, tengo todo planeado-lo miraba con incredulidad pero a él parecía no importarle demasiado mi alta curiosidad.

(...)

-¿Ya llegamos?-preguntaba por décima vez probablemente.

-Estamos cerca-dijo con aire de tranquilidad pero sus hombros estaban un poco tensos, sabía que algo no le gustaba del todo y me intrigaba demasiado saber que podría ser.

Tome su mano por encima de la palanca de velocidades, él sonrió ante mi gesto y el de él me hizo saltarme un latido. Su sonrisa siempre fue de hacerlo.

El barrio donde nos encontrábamos me parecía familiar conforme el auto avanzaba entre las calles, ¿había estado allí antes?, pudiera ser, pero aún mi cabeza necia se debatía entre un si y el no.

Cuando estacionó frente a un edificio los recuerdos calleron en mi como agua helada sobre la espalda, no me di cuenta que estaba frente a mi hasta que tocó mi hombro y me tendió su mano para que pudiera bajar. Le sonreí con dulzura y tomé su mano.

Una vez ahí, nos encaminamos en silencio hasta el interior del edificio, estaba nervioso, cuando me miraba sus ojos brillaban con un destello triste, aquello me preocupaba pero no iba a decir nada al respecto, no hasta entender porque su cambió de ánimo.

En el elevador se puso frente a mi, me observaba fijamente a los ojos, como si ellos fueran a darle las respuestas a preguntas que son imposibles de resolver. Acariciaba mi mejilla y antes de que el ascensor abriera de nuevo sus puertas, beso mi frente y fugazmente mis labios.

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