Capítulo 16

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La vergüenza invadió todo mi cuerpo cuando los ojos de Dylan dieron conmigo.

—Quería pedirte tu cargador del celular, no pretendía importunar, lo siento mucho—Siempre admire como las mentiras salían de mi siendo tan increíblemente naturales.

Cuando su boca se abre para hablar se cierra de golpe cuando uno de los  sujetos que había escuchado hablar antes hace presencia en el pequeño pasillo, haciéndole aún más angosto.

—¿No ibas a presentarnos a tu amiga?—habla el pelirrojo, sus ojos eran café y recuerdo perfecto la diversión con la que me veía, era alto, casi al igual que Dylan, sus facciones eran duras y su piel era clara.

El idiota lanza una mirada en su dirección cargada de advertencia.

—Soy Evan, preciosa—estira su mano en mi dirección ignorando por completo la mirada del castaño --¿o rubio?-- a lado mío.

—Madisson—imitó su gesto.

Dylan hace un movimiento de cabeza indicándo que saliera del lugar, el pelirrojo sonríe con diversión pero lo hace.

Cuando desaparece segundos después el idiota se vuelve hacia mi, su gesto reflejaba cansancio y quizá impaciencia, sabía que iba a pedirme que me quedara, por eso mismo cuando abrió la boca lo pase de largo para entrar a la estancia.

La mirada de dos sujetos se posa en mi, el pelirrojo y el chico que trabajaba en la cafetería, Mike.

Este último me miraba con curiosidad y otra emoción que no puedo describir.

Ni siquiera pensaba que estar ahí fuera buena idea, digo ¿a mi que mierda me importaba lo que vinieran a hablar a su departamento a la una de la madrugada? Seguro no me afectaba en nada, sin embargo, la vocecita fastidiosa de una parte de mi cabeza gritaba que tenía que estar presente, una parte de mi gritaba que en realidad si era de mi incumbencia lo que hablaba aunque se que eso, carece de sentido ya que, en ni vida había visto al chico de cabello pelirrojo que miraba con impaciencia a Dylan, y al otro chico, Mike, sólo lo había visto las veces que tenía que recurrir a un café para distraerme un poco de lo abrumadora que puede llegar a ser la preparatoria.

—Voy por agua—anuncié, cuando la silueta de Dylan se apareció por mis ojos, no tenía que dar excusas, solo sentarme como si nada y escuchar, claro, eso era lo más normal del mundo.

Me servía un vaso con agua pero notaba las miradas que tenían entre ellos, era como si hablaran a través de estas, no me pasaba por alto tampoco como de vez en cuando fijaban su atención en mi más de lo debido, como si esperaran a que me marchará, que claro, tal vez, si lo hacían.

Me acerqué a el sillón y comencé a beber el agua como si hacerlo es esa situación fuera lo más normal del mundo.
—Eres la... —me examina de mi pies a cabeza pero ni siquiera me inmutó— Visita de Dylan más encantadora que hallamos tenido el gusto de conocer—hago de todo mi esfuerzo para no pararme y darle una bofetada, me límito a sonreir con suficiencia.

—Yo no soy ninguna... Visita.—la sonrisa de el chico se hace más grande, sus palabras comenzaban a hacer eco en mi cabeza, ¿con eso se refería a que Dylan solía traer chicas aquí? Maldición, claro que si y ni siquiera sabía si me molestaba el hecho de que me comparará con las demás o el hecho de que trajera más chicas aparte de mi.

-- Cualquier chica sería suficiente, tú, no lo eres --

La mirada de Evan vuelve a Dylan y suelta una carcajada.
No podía con la incomodidad de la situación, ¿acaso es que no veía que yo estaba ahí? ¿Que era de carne y hueso y sentía?

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