Capítulo 3

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—. ¿Puedes prestarme tu labial rojo?—la pregunta de Lara me había sacado de la nube en la que flotaba, asentía y ella solo lo tomo.

—. ¿Qué tanto piensas?—preguntaba con el entrecejo fruncido, negaba y me decidía a terminar de maquillarme, tan sólo faltaban un par de horas para la fiesta.

—. ¿Nos iremos en tu camioneta o la mía?—quería cambiar el tema, lo cierto era que charlar de Clay no dejaba de hacerme sentir mareada.

—. En la mía, vas a dormir aquí de igual manera ¿no es así?—respondía aplicándose rimel.

La miraba divertida, incredula de algunas y tantas cosas que no decía en voz alta. Hacia una muecas mientras trataba de convencerme.

—. De acuerdo—aplaudía para después volver a lo suyo—. ¿Tenemos dinero suficiente?—ella asentía—. ¿Llevas tu celular? Y más importante aún, ¿traes las llaves de tu casa y del auto?—no quería sonar asustada, pero lo hice un poco.

Hacia un par de meses Lara había olvidado las llaves de su casa, yo no traía las de mi casa tampoco así que dormimos en el coche, cenando sopa instantánea.

Ella me miraba  mal y a mi se me escapó una carcajada.

—. ¡Solo estoy siendo precavida! ¿Olvidas las vez de la sopa instantánea?— al menionar aquello la rubia no pudo reprimir una carcajada.

—. ¡No puedes quejarte Morgan!—me límitaba a negar con una sonrisa.
—¡La sopa estaba deliciosa! Y si dices que no mientes con esos blancos dientes —me apuntaba con el rimel, estar con esa chica era igual a reírte todo el tiempo.

Y todo era mejor así.

—. ¿Sabes si este año irán  universitarios a la fiesta?—Preguntaba después de un rato cambiando totalmente el tema.

Asentí con desinterés mientras buscaba que tacones eran los ideales para el vestido negro que tría puesto.

—. Todos los años van universitarios Lara—conteste y ella rodo los ojos.

—. Sólo iban algunos, este año Anna me aseguro que están invitados varios tipos de diferentes universidades, pero quizá solo sea por alardear, por eso pregunté —comento guardando el maquillaje en su pequeño bolso Chanel color negro.

Alce la vista para mirarla con curiosidad.

—. Creeré que es verdad y confiare en que estarán buenos—Lara abrió la boca antes de echarse a reír.

—. ¡Por Dios Madds! ¿Qué cosas dices?—se llevo las manos al pecho.

—. O que al menos no sean unos malditos inmaduros—decía entre risas colgando mi bolso sobre mi hombro, tome una chaqueta y me encamine a la puerta.

Le eche una mirada a Lara e hice un movimiento de cabeza para indicarle que era hora de irnos, ella no decía  nada, se limitaba a tomar sus cosas y seguirme hasta la planta baja.

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