Capítulo 32

1.6K 74 9
                                    

Creer o no, saltar o esperar...

—¿Podemos ver las fotografías?—la dulce voz de la señora que ahora identificaba como Destiny Grey me sacó de mis absurdos pensamientos, asentí mientras sacaba de mi bolso blanco las instantáneas que saque con la que llamaba "cámara de aficionados"

Estaba sentada sobre el pasto con la Señora Des enfrente junto a su nieta Bella, la niña no pasaba de los ocho años, su cabello era largo en color castaño sus ojos eran de un bonito color café, tenía pequeñas largas y pecas en todo el rostro sin mencionar  que también tenía una de las sonrisas más lindas que vi jamás.

—Eres buena—la sonrisa en el rostro de la mujer me hizo sonreír también.

—Deberías tomar fotos de ti, eres muy bonita—me decía Bella mientras se acercaba a mi y me miraba con atención.—De grande quiero ser tan linda como tú ¿puedo?—su inocencia me hizo sonreír aún más.

—Eres aún más bonita de lo que crees que soy y de lo que seré algún día, ¿te imaginas como serás a mi edad?—la niña me sonreía con dulzura—Pero ¿sabes que es más lindo que una cara bonita?—ella negó—Lo que tienes aquí—apunte a su corazón—Es más lindo lo buena persona que puedas ser, lo generosa, amable y respetuosa importa mucho más que otras cosas.

—Siempre supe que lo sabías—la voz a mis espaldas me hizo quedarme quieta en mi puesto unos segundos, cuando me puse de pie giré hasta verle de frente.

Estaba más alto de lo que recordaba, vestía un traje que le quedaba ridículamente bien, pero era su sonrisa la que podía dejar a más de una babeando.

—¿No vas a decir nada?—las palabras no se animaban a salir de mi, abrí la boca pero la cerre de golpe al darme cuenta que no sabía que era exactamente lo que quería decir.

—Madisson, nos vamos, fue un gusto enorme verte de nuevo—me gire a ver a la Señora Destiny.

—El gusto fue mío, en unos días la llamaré para que pueda ver las fotografías que tome hoy—me sonrió.

—Sería asombroso, hasta luego linda—Bella me dio un pequeño abrazo para después correr a tomar la mano de su abuela.

—Nunca te había dejado sin habla, siempre has sabido responder aunque no sea de la mejor manera—de nuevo voltee para mirarlo.

—Siempre lo que tengo que decirte se escucha malo u incorrecto en mi boca—tomé mi bolso junto con mi cámara para disponerme a irme de una vez.

—¿No te da gusto verme?—traté de sonreír pero el gesto no toco mis ojos.

—Me da gusto el que estés bien Clay—me sincere—Me causa una felicidad gigante verte así—lo señale—Vete en un espejo, siempre quisiste ser así y no necesito sentarme a charlar contigo para saber que de a poco has conseguido lo que desde niño querías.

—Sigues siendo tú—no entendía muy bien en el momento el significado de sus palabras pero tampoco quería averiguarlo porque estaba segura de que dolería, tratar de entender lo que Clay quería decirme casi siempre era así.

—Tengo que irme—ni siquiera tuve valor de mirarlo.

—Matilde me dijo que estarías por aquí, sabes que no es casualidad que te haya encontrado aquí, por mi cuenta jamás habría venido—alcé la vista y parpadee varias veces.

—Pues acabas de encontrarme Clay—una pequeña sonrisa se había dibujado en sus labios.

—Quiero hablarte—asentí con pesadez—¿Me permites invitarte un café?—sin confiar en mi voz, asentí de nuevo.

Prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora