Es increíble como todo se siente diferente en cuestión de segundos. Es aún más impresionante como de verdad es distinto.
—. Quisiera hablar con mi hija-los ojos del chico a mi lado estaban abiertos como ventanas en la tarde, los del hombre que decía ser mi padre estaban solo fijos en mi—. Me gustaría que nos dejarás solos, Clay—el ojiazul me miro yo asentí con el miedo comiéndome de a poco.
Mi estómago se había vuelto un nudo de ansiedad en cuestión de nada; mis manos temblaban en el agarre del cojín del sofá donde estaba pero no tenía que mostrarme amedrantada, no lo había hecho en mucho tiempo y no iniciaría a temblar de miedo en ese momento. Pero claro, siempre hay diferencia entre lo que debemos y lo que finalmente terminamos haciendo.
—. No tengo intensiones de dejar a Madds, Señor Morgan-—la expresión de mi padre estaba totalmente en blanco.
—. No quiero dejar de ser considerado contigo, después de todo Lila y Robert son buenos amigos, pero no son nada comparando con los demás—tomé la mano de Clay, me miró y yo asentía.
—. Voy a estar bien—él negaba—. Vete, por favor—le rogaba al cielo para que no lograra ver el temor que me llenaba el cuerpo.
—. Es mejor que te vayas ahora Clay, soy un hombre de poca paciencia—no dejaba de observar la escena con esa mirada que tanto me asustaba.
Beso la cima de mi cabeza y salió de la habitación dando un portazo.
Mi corazón latía tan rápido que podía escucharlo como si lo tuviera a lado de mi, pegado a mis oídos; no me animaba a decir nada porque nada parecía ser correcto para ello, porque en ese preciso instante hasta la idea de respirar demasiado me llenaba de terror.
—. Sigo esperando, quiero que me digas que es exactamente lo que tienes, lo que es tan poderoso que te impide ir a tu última semana de clases en el instituto—traté de levantarme de donde estaba, mi instinto me decía que estar sentada me hacia lucir más indefensa de lo que en realidad era.
Él había escuchado todo, solo quería que tuviera el valor suficiente para sostenerlo frente a frente; yo buscaba en todo mi ser las palabras correctas pero es que no había, no habría nunca para una situación que no lo era.
—. Repite lo que escuche-era una orden, una fuerte y clara—. Repite todo eso Madisson, ¡hazlo ahora!-su voz tronaba en el espacio, pegué un brinco de susto puro que casi me hacía llegar el piso.
—. No sé que es lo que me ocurre, no estoy segura—tres toques en la puerta me hicieron detener mi lengua.
—. Señor Morgan, el doctor McCartney acaba de llegar—no dejaba de mirarme.
—. Dile que sus servicios ya no son requeridos, después pasaré a cubrir sus honorarios—veía a Matilde asentir, después cerrar la puerta.
—. Quiero escucharlo de tu boca antes de que cualquier doctor lo confirme.
Tenía miedo.
—. Podría estar embarazada-asentía, asentía sin parar mientras caminaba en círculos a metros de mi.
—. Dime, dime el nombre de el padre—lágrimas caían de mis ojos y quemaban, quemaban como jamás lo hicieron.
—. Papá yo nunca quisé...—trataba de llegar hasta él pero no me lo permitió, antes de que pudiera tocarlo se alejo como si mi solo tacto fuera algo que no pudiera soportar.
—. No me digas " papá ", nunca más-traté de nuevo, pero era inútil—. Yo no tengo una hija y si la tuviera, sería todo lo contrario a lo que eres tú-desprecio.
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Prohibido
Romance"-Y aunque tal vez sea pecado yo me siento en el puto cielo." Sé, Ambos sabíamos, que dolería, aunque lo que duró fue lo que más añoraría. A veces sobran ganas, pero faltan fuerzas. Y es que... ¿Cómo ponerle un candado al corazón? -------- #46 fuerz...