—¿Qué tanto piensas?—me pregunta Lara, desde que había llegado a su casa sólo había podido ver el techo de su habitación tirada en el piso de la misma.
—En que... mi mamá me desespera de maneras en que ni yo entiendo, sé que es mutuo pero no es algo que me interese, siempre a sido así, jamás he podido llevarme bien con ella por más intento que haga—bufé y ella rió.
—Recuerdo que desde niña discutias con ella, claro, cuando estaba en tu casa—recordar que en realidad muy pocas veces vi a mis padres durante mi niñez me hacía sentir mal... triste de alguna u otra manera, sólo que no tenía el valor para admitirlo en voz alta.
—Ya no quiero hablar de mi madre, ni de mi padre... ¡hacen que mi cabeza duela!—eleve las manos y Lara volvió a reír.
—Sólo me encantaría saber a que se refería Danae con "tu padre te tiene una sorpresa que te encantara"—dije tratando de imitar la voz de mi madre.
Lara se removió incómoda en el sofá y desvió la mirada hacía un libro que tenía sobre su regazo.
Aquello debió de advertirme, su comportamiento, todo en ella gritaba que me escondía algo, una pequeña parte de mi lo sabía, la gran mayoría en mi quería creer que Lara no era capaz de ocultarme nada, así que prefería pensar así, porque pensar que una de la únicas personas a las que de verdad quería me traicionaba dolía, demasiado.—Tal vez es un tipo auto nuevo, o alguna joya... que se yo—decía pero no me miraba, trate de no tomarle importancia a eso, aunque después supe que ignorar esas pequeñas señales había sido un error.
—Tal vez, aunque algo me dice que no es eso—ella se encogió de hombros.
—Tu padre es impredecible, igual que tú—hojeaba el libro de tapa azul que sostenía en su mano izquierda.
Cierto, Erick Morgan siempre fue una persona impredecible, tanto como yo, eso era algo en lo que si nos parecíamos según los demás, yo, no estaba del todo segura.
—Yo voto porque mañana en vez de ir a sacar fotografías por ahí vayamos a buscar un vestido lindo y digno de nosotras, ¡es la empresa de nuestros padres Madds! Es importante...—la calle con movimiento de mano.
—Causar una buena impresión—termine por ella y asintió, yo me limité a rodar los ojos.—Me importa una mierda las impresiones y opiniones que los demás tengas de mi, lo sabes Hillary—ella volvió a asentir.
—Lo sé, créeme, pero...—dejo el libro y se sentó a mi lado en el suelo—No esta demás ir como las perras empoderadas que somos ¿o no? Hay que demostrar que somos lo que somos, que no hay chicas más divas que nosotras —ante sus palabras no pude evitar reír.
—Yo sé, tú sabes que somos eso y más, no le veo necesidad de demostrarlo a los demás—ella rodo los ojos.
—Demostrarlo es lo divertido, es aburrido si sólo lo sabemos nosotras—fue mi turno de rodar los ojos al cielo.
—Vas a ir, ¿cierto Madds?, ¿Mañama iremos a buscar nuestros súper vestidos? ¿Si? ¿Por favor?—cerré los ojos y ella trato de abrirlos—Ve mi cara, no puedes decirle que no a esta cara—me digne a mirarla, tenía la expresión más tierna que le vi jamás, siempre me chantajeaba de esa manera, con sus caras—Soy un lindo perricornio, ámame y haz lo que digo—de nuevo reí.—De acuerdo—grito y tuve que taparme los oídos para que no me aturdiera.
—Esa es mi chica—me guiño y se tiro a mi lado.
—No te emociones, será sólo un rato, después pienso en largarme a la fiesta que dará Santiago—giro la cabeza y me miro con confusión—El chico universitario con el que salí el año pasado—aclare y asintió—Puedes ir conmigo si quieres—ella giro la cabeza.
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Prohibido
Romance"-Y aunque tal vez sea pecado yo me siento en el puto cielo." Sé, Ambos sabíamos, que dolería, aunque lo que duró fue lo que más añoraría. A veces sobran ganas, pero faltan fuerzas. Y es que... ¿Cómo ponerle un candado al corazón? -------- #46 fuerz...