—. No creo que la chica tenga que repetirte que la dejes tranquila.
Soltó con humor una voz fuera del círculo de imbéciles que me rodeaban, al instante, me tense.
—. Es una lastima que nadie aquí halla pedido tu opinión, Anderson, el asunto es entre la zorrita y nosotros—soltaba Elias con todo la arrogancia que pudo.
—. Vete ya, somos tres y tú, solo eres tú—mascullo Byron tratando de intimidar a quien sea que estuviera detrás mío.
No hubo respuesta hablada del tipo que no había visto bien, en mi memoria ahora solo esta grabado el como un puñetazo salía disparado contra Elías.
Elías trataba de lanzar inútiles puñetazos, pero el chico casi los esquivaba todos, me encontraba atónita ante los hechos, no podía moverme, no sabía que hacer, una parte de mi gritaba que hiciera algo, otra solamente me decía que no había nada que pudiera hacer yo sin salir probablemente lastimada.
—. ¡Basta ya!—gritaba, estaba asustada hasta la mierda, los golpes no paraban, viendo a mi alrededor me di cuenta que estábamos rodeados de gente, gente que no hacía nada por ayudarme a terminar con la pelea.
Dos sujetos aparecieron casi de la nada a separar a los otros dos tipos, aunque, el rubio –-¿o era castaño muy muy claro?-- no tardo en deshacerse de quien lo apartaba.
—. Será mejor que se vayan.—declaro.—. Los cinco.—decía apareciendo por primera vez desde que había lleguado, Anna, quien lucía algo ebría por la forma en la que arrastraba las palabras, pero a la vez, sonaba autoritaria.
Él tipo --al que todavía no había logrado verle bien el rostro-- que me bueno, me había salvado, miro con rabia a Elías, después de eso pateció inspeccionarme, se dio media vuelta y comenzó a andar en dirección a la calle.
Tardé unos segundos en decidir si era buena idea seguirlo, en efecto, seguirlo no parecía buena idea, pero lo haría de igual manera.
—. ¡Hey!—casi gritaba, a este punto éramos de los pocos que estaban en la calle, él me ignoraba deliberadamente y eso hizo que algo de irá se apoderará de mi.
—. ¡Hey! ¡rubio!—la manera en la que me ignoraba me resultaba a ese punto descarada y un poco insultante, una parte de mi --la inteligente y sensata-- me decía que diera media vuelta y me dedicará a pasarla bien, otra parte --la idiota e impulsiva-- me decía que fuera tras él, que se merecía mínimamente un agradecimiento de mi parte aunque al parecer, no lo quisiera.
—. ¿Vas a ignorarme?— en ese instante, se giro para encararme.
Sonreía arrogante; él destilaba arrogancia por cada poro de su piel, por primera vez desde que apareció frente a mi lograba ver su rostro con claridad, con su par de ojos celestes me miraba como si tal vez fuera la chica más imbécil sobre la tierra, su piel era blanca sus labios eran un poco gruesos de un color rojizo, todo en su rostro armonizaba a la perfección, un escalofrío me recorrió entera debido aquello y al análisis que había creado.
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Prohibido
Romance"-Y aunque tal vez sea pecado yo me siento en el puto cielo." Sé, Ambos sabíamos, que dolería, aunque lo que duró fue lo que más añoraría. A veces sobran ganas, pero faltan fuerzas. Y es que... ¿Cómo ponerle un candado al corazón? -------- #46 fuerz...