—Me estás lastimando, ¿puedes soltarme?—la verdad era que su agarre en mi muñeca no me lastimaba, muchas veces ese era el pretexto ideal para hacer que cualquier persona te soltará y de esa manera ya no la tuvieras tan cerca, buena esa ¿verdad?
—¿Puedes dejar de comportarte como una niña de cinco años? Quiero hablarte—me había removido con incomodidad en mi lugar, digo, discutir fuera de mi habitación con una mano en la perilla y la otra hacía atrás no era doloroso, si incómodo.
Pegué mi cabeza en la puerta, me golpe sin hacerme daño unas cuantas veces hasta que me soltó y pude entrar a mi habitación, pero claro, era inmadura pero no tanto como para encerrarme en mi cueva, me tire en la cama pidiéndo al cielo que se marchará.
—Yo no quiero hablarte pedazo de idiota, deja de invadir mi espacio y lárgate de aquí, ¿quieres?
—¿Qué le dijiste a Lara?—sin que pudiera hacer nada, una carcajada me abandono descaradamente.
—¿Es en serio?—su semblante frío decía todo, hablaba totalmente en serio.—¡Lárgate!—al ver que no tenía intención de moverse, le arroje el pequeño reloj que tenía en mi mesa de noche y corrí escaleras abajo.
Tiro de mi brazo hasta que golpee contra su pecho, su olor invadió mis fosas nasales, mis manos picaban por querer tocarle, pero es que sabía y siempre supe que eso no podría ser, eso era tan prohibido como lo es asaltar un banco o a una persona, claramente esos son los ejemplos más ridículos del planeta ya que en nada tienen que ver, sólo quiero que se den una idea de lo que pasaba en mi cabeza.
—¿Estás loca?—a este punto no lo miraba, mis ojos estaban en mi mano pegada a su pecho cubierto por una camisa blanca abotonada, su voz era más un susurro y no entendía el porque, la casa era tan horriblemente grande que era casi imposible que alguien nos escuchara.
Tomo mi barbilla entre sus dedos haciendo que le mirara, no tuve opción o puede que si, pero mirar sus ojos color celeste era lo que en ese momento quería aunque no fuera capaz de admitirlo en voz alta.
—Probablemente lo esté pero dudo mucho que sea tu asunto—sonrió y algo en mi estómago se arrastraba haciendo que me pesará cada segundo más sostenerle la mirada, pero así era yo, jamás agachaba la cabeza y sostenía la mirada así se fuera mi vida en ello.
—¿Podemos hablar como la gente civilizada?—enmarque una ceja, el sonrió de nuevo—Por favor pequeña migraña—me aleje considerablemente de él ya que su cercanía no me dejaba pensar con claridad.
—No quiero oír de Lara, ¿entiendes? Si pretendes reclamar cualquier cosa que tenga que ver con ella no soy yo la persona indicada, no es reproche, es recordatorio, me engañaste, me usaste como... como una jodida ventana a éste mundo que tanto desprecio, no tengo intensiones de quedarme, pero tampoco las tengo de escucharte mientras aún sigo aquí—me recargue en la pared del pasillo, solté el aire que contenía, me dolió el pecho.
—Jamás tuve la intención de engañarte, te dije que todo fue coincidencia, ¿crees que pensaba liarme con mi...? Lo que sea, no Madisson, eso no era, no es, ni será así, lo que pasó claramente quedó atrás, lamento si hice que pensarás o actuaras de una manera influida por mi o por lo que sea que pasó entre los dos, pero no por esp voy a dejarte que lastimes a una de las únicas personas que fue buena conmigo cuando las puertas de este paraíso—hace comillas con su mano— Estaban cerradas aún, no puedo permitir que la culpes a ella también cuando sólo hizo lo que creyó mejor.
Una parte de mi cabeza seguía en las nubes pensado que lo que había salido de su boca era un diálogo de un reality show, que en cualquier momento saldrían los camarógrafos y la audiencia gritando que fue muy tonta por creerme ese teatrillo, en fin... la realidad era distinta.
—Mi supuesta mejor amiga me engaño por un idiota, me mintió, me traicionó y ¿quieres que justifique eso? Te diré algo niño bonito, lo que piense o deje de pensar no es tu asunto, el como resuelvo mis cosas tampoco lo es, ¿te quedó claro?, Hilary no es una víctima así que no gastes saliva intentando convencerme de eso—me despegue de la pared mientras sonreía con descaro, camine pasándolo de largo, pero antes de llegar a mi cueva, me giré por última vez—Otra cosa, deberías, también dejar de inventarte que no sabes lo que pasó entre nosotros, lo sabes, porque hasta yo, siendo una mocosa aún lo sé, ¿recuerdas mi habitación? ¿Lo que casi pasa? Te has preguntado... ¿qué habría pasado si no hubieramos tenido unos minutos de lucidez?, mejor dicho, ¿si yo no hubiera tenido un segundo de lucidez?, no quiero respuesta, igual sé que no me las darás—entre y cerré detrás.
Pelear con él cada vez me hacía sentir más cansada, mentalmente hablando, pero en esa ocasión también físicamente, ya que, bueno, hablar tan alto hizo que me doliera la garganta, ¿tendría que acostumbrarme a eso? Probablemente pero yo prefería no verlo de esa manera aún.
La pantalla de mi celular estaba encendidaz marcaba alrededor de cuatro mensajes, tres de mi querido amigos Isacc, el otro de Kendra.
Aunque al inicio admito que le dije a Isacc que iría en realidad no pensaba hacerlo, la resaca la sentía más pesada que otras veces y eso ya era bastante ya que, estaba acostumbrada a lidiar con ella.
En fin, después de mi enfrentamiento con el idiota de ojos celestes tuve la fuerza que faltaba y necesitaba para irme de nuevo a rumbear por Los Ángeles.
Manos a la obra, vida solo hay una, ¿no es así?, con ese pensamiento en mente comencé a maquillarme para después elegir el vestido más adecuado para la ocasión, era rosa, corto, con escote en forma de corazón, me quedaba pegado y era justo lo que quería y necesitaba esa noche.
(...)
Las luces violeta estaban en todas partes de lugar, todos bailaban sin parar, tomaban, se besaban, se toqueteaban y se drogaban al compás de la música, por mi parte, estaba sentada en la parte de arriba del lugar observando todo como si de una espía se tratase.
—No me piensas dejar bailar solo ¿a qué no Morgan?—arrugue la nariz y el hizo rodar sus ojos al cielo.—¡No te invite para que te la pasarás con el culo aplastado en esa silla! ¡arriba Morgan!—me levanto en sus brazos, yo estaba riéndome como la chiquilla borracha que era.
Cuando me bajo, comenzó a bailarme de una manera sexy, así que yo hice lo mismo, bailamos, gritamos cosas que probablemente nadie pudo entender, tomamos hasta que nos dio asco hacerlo.
Muchos, pero muchos tragos después siento sus labios en los míos y gustosa comía su boca... aunque no fueran los labios que quería que me besaran.
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Prohibido
Romance"-Y aunque tal vez sea pecado yo me siento en el puto cielo." Sé, Ambos sabíamos, que dolería, aunque lo que duró fue lo que más añoraría. A veces sobran ganas, pero faltan fuerzas. Y es que... ¿Cómo ponerle un candado al corazón? -------- #46 fuerz...