Capítulo 10 ''Lejos de él''

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LILLY NARRA.

Me desperté un poco más tarde de lo habitual y me tranquilicé al darme cuenta de que hoy no tenía clases. Saqué ropa cómoda de mi armario para estar por casa, no tenía pensado salir. Me dolía la cabeza, recordé la pesadilla de ayer y mi cuerpo se erizó, una sensación de miedo se apoderó de mi y el recuerdo del sueño me nublaba cualquier pensamiento en este momento.

Harry.

No me acordaba que estaba aquí, que subió cuando estaba teniendo mi pesadilla y se quedó hasta que me durmiera. Fue muy amable por su parte pero aún así sigo pensando que no será bueno estar mucho con él, parece peligroso por lo que por mi bien, debería mantenerme lo más alejada de él posible. Bajé y vi que aún dormía. Algunos ronquidos se escapaban de sus labios pero decidí que lo mejor sería no despertarle. Era irónico que dormido pareciera un ángel pero que cuando se despierta se semeja más al diablo. Me fui a la cocina a preparar mi desayuno como habitualmente. Abrí el cajón para coger los cubiertos pero una vez más mi torpeza hizo de las suyas y sin querer le di un golpe al mueble que hizo que todos cayeran al suelo formando un gran  y molesto ruido. Vi como Harry saltó de golpe del sofá, su expresión asustada solo duró unos segundos antes de que se borrara y volviera a su habitual ceño fruncido. Vino hacía a mi pero mi mirada se dirigió a que solo estaba usando unos bóxers negros y todos los tatuajes de su pecho y sus brazos eran visibles. La tinta negra decoraba su trabajado torso y la verdad que le quedaban bastante bien. Lillian Adams, por el amor de Dios no mires más abajo. Intenté no mirar pero no pude resistirme y me convencí a mi misma de que un solo vistazo no haría daño a nadie. En sus bóxers crecía un enorme bulto y el rubor me recorrió las mejillas por lo que volví a mirarle a la cara. Su cabello despeinado y la forma en la que se estaba frotando lo ojos hacía que pareciera más dulce y vulnerable, pero una vez más me recordaba a mi misma que eso estaba muy lejos de lo que él era. 

''Lo siento por despertarte, se me han caído los cubiertos por accidente...''

''Ya lo se, lo he escuchado'' Tan amable y comprensivo como siempre. Pasaba de empezar una pelea, no tenía ganas de aguantar más su desagradable actitud. Se sentó en la mesa, probablemente esperando a que yo le sirviera el desayuno. ¿Quién se cree que es? Encima que le dejo quedarse aquí a dormir me hace indirectas para que le haga de comer.

Idiota.

Le puse un cuenco y le dejé la caja de cereales delante de él. Se sirvió él solito, como yo esperaba que hiciese, y se levantó hasta la nevera para coger leche. Quería pedirle que se pusiera algo encima, me estaba poniendo nerviosa verle en bóxers por mi cocina pero eso le haría creer que me gusta o algo parecido y preferí ahorrarme mis palabras. Desayunamos sin decir ni una palabra, miraba la pantalla de mi móvil intentando distraerme, Anna me ofreció ir al centro comercial, no tenía nada que hacer así que acepté. Notaba su mirada en mi y en mi teléfono, como si quisiera saber con quien hablo. Levanté mi mirada hacía él a ver si podía intimidarlo pero aquí él era quien intimidaba. Bajé de nuevo mi mirada y me levanté para recoger las cosas. Al poco tiempo él hizo lo mismo y llevó su cuenco al fregadero. Volvió al salón y recogió su ropa del sofá para ponérsela de nuevo, Por lo que veo tampoco es ordenado, ¿tiene algo bueno? Probablemente sí pero será imposible encontrarlo, o no tan imposible, solo que no quiere que nadie descubra esa parte de él.

Quedé al mediodía con Anna en la entrada del centro comercial así que Harry tenía que irse a casa. Solo tuve que decírselo una vez para que me hiciera caso, menos mal porque mi paciencia con él se estaba agotando poco a poco. Cogí mis jeans y la primera camiseta que vi en el armario y me fui hasta allí, llegaba unos minutos tarde pero no le importaría. Cuando llegué la vi esperándome en la puerta y envolvió sus brazos en mi en un fuerte y cálido abrazo. Entramos y paseamos por las tiendas durante un rato, había carteles de ofertas y rebajas por todos lados. La ropa era realmente preciosa aunque mi atención se iba al escaparate de la librería. Montones de libros estaban apilados, títulos famosos en carteles publicitarios adornaban la tienda y mi tentación por entrar y llevarme todos cada vez era mayor pero me tuve que resistir. Decidimos ir a la bolera. No se me daba bien jugar pero haría lo que fuera por tal de no escuchar a mi querida amiga. Había bastante gente y la decoración era muy llamativa, carteles por todas partes llamaban mi atención, el sonido de los bolos derribándose era notable nada más entrar y el ritmo de la música remataba el ambiente. Al parecer había una competición de bolos hoy mismo, algo que no me gustaba nada.

DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora