LILLY NARRA.
Después del instituto volví a casa como solía hacer habitualmente. Hice mis tareas y mis cosas y el resto de la tarde lo pasé viendo películas de Jennifer Aniston y comiendo palomitas de mantequilla. La noche llegó pronto y lo agradecí ya que después del día de hoy estaba bastante cansada. Revisé mi teléfono por si tenía algún mensaje y sí que tenía uno y era de Connor. Lo abrí y su contenido decía: ''Quería que te dieras cuenta de lo que se siente al estar jodido'' No entendía el motivo de por qué me había enviado esta respuesta. No se lo que le pasaba a Connor, no se dónde estaba ni por qué se comportaba de ese modo pero de una manera u otra, eso no me gustaba nada. No creo que Harry tuviese nada que ver con todo esto pero me imaginaba a Connor de otra forma, creía que iba a intentar arreglarlo todo como yo lo estoy intentando, que íbamos a quedar para solucionar las cosas pero la verdad era que no lo he visto en unos días y no se si debería preocuparme o no. No sabía que responderle pero lo que no iba a hacer era quedarme de brazos cruzados, yo no tenía la culpa de nada pero sin embargo parecía que sí. Escribí varias respuestas pero siempre las borraba ya que no me parecían válidas hasta que puse ''Prefiero hablar contigo en persona, será mejor''. Esperé unos segundos para decidir si esta sería mi respuesta definitiva. Quería arreglar las cosas con Connor pero me daba miedo lo que Harry pudiera hacer. Todo era un lío y no sabía de que parte estaba yo, solo sabía que estaba entre la espada y la pared, en medio de los dos y cualquier camino que coja va a ser el incorrecto. Después de tanto darle vueltas a la cabeza, el sueño pudo conmigo.
. . .
La lluvia golpeaba los cristales de mi ventana con fuerza lo que hizo que me despertara de mi profundo sueño. Miré mi despertador y apenas eran las 6:32 de la mañana. Mi único alivio era que tenía el resto de la semana sin clases y podría descansar y adelantar tareas. Levanté la persiana con la esperanza de que algún rayo de luz iluminara la oscura habitación pero allí fuera estaba tan oscuro y sombrío por lo que me quedé a oscuras. El cielo estaba completamente lleno de nubes y pude adivinar que la lluvia iba a acompañarme durante todo el día. Es lo que tiene el otoño. Bajé y me preparé un par de tostadas con mermelada y una taza de leche. Desayuné viendo los informativos de la mañana aunque no había nada interesante, la política me aburría y los deportes no me interesaban. Metí las cosas en el fregadero y subí a cambiarme. Saqué un jersey de lana amarillo y unos tejanos. Me calcé unas calentitas botas marrones y un gorro de lana a juego de mis guantes, bufanda y chaqueta. Hacía mucho frío fuera y era mejor ir abrigada. Cogí mis cosas y me monté en el autobús. Llevaba mi paraguas pero no iba a arriesgarme a encontrarme de nuevo con esa maldita obra y tener que dar un rodeo a la manzana, si cogía el autobús llegaría antes. Hombres en traje de chaqueta y con carpetas llenas de papeles y documentos reinaban por aquí. Tuve suerte y cogí un asiento libre. Después de unas cinco paradas me bajé y crucé la calle para llegar al instituto. Todavía quedaban diez minutos para que las clases empezaran pero me fui a la clase a coger mi sitio. Los pasillos estaban llenos pero aún faltaba bastante gente. Murmullos y risas era la clave por los pasillos del Forks High School. El tablón de anuncios estaba llenos de carteles del club de animadoras y del equipo de fútbol de aquí. Algo que me parecía de la menor importancia habiendo un fantástico club de arte dramático y otro de ciencias, pero a la gente solo le llamaba la atención el fútbol. O sus jugadores.
Me quedo con la segunda opción.
La primera campana sonó y fui a mi clase de Ética. La clase giró en torno a una especie de debate sobre la sociedad, debate del cual apenas participé y no porque no tuviera argumentos, sino porque prefiero reservarme mi opinión y mi punto de vista para mi misma. El resto de la mañana pasó relativamente rápido en comparación con otros días y por fin era la hora del almuerzo. Mi última clase acabó tarde y quedé con Anna para comer en la cafetería del instituto antes de irnos a casa. Aceptó y fuimos. Estaba prácticamente lleno aunque aún había bastantes mesas libres. Nos sentamos las dos solas en una de las mesas del fondo y esperamos a que Gina, la camarera, nos atendiera. Era una mujer mayor muy agradable, llevaba aquí desde que entré al instituto y siempre la había visto tan encantadora como siempre.

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Danger
Fiksi PenggemarUn pasado oscuro del que olvidarse atormentará a Lilly hasta que se cruza con el grosero e insoportable de Harry Styles con el que tendrá más cosas en común de los que ambos imaginan.