Capítulo 5 ''No seas idiota y sube al coche''

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LILLY NARRA.

Esto era una pesadilla. Me tapé los ojos sollozando mientras escuchaba los golpes y las quejas de dolor de la pelea. Cuando vi a ese chico aparecer tuve una pequeña pizca de esperanza de que me sacara de allí pero en lugar de eso tuve que presenciar esa pelea con mis propios ojos. Seguía en el suelo, con mi vestido, zapatos, peinado y maquillaje destrozados, con mis piernas destrozadas, llenas de moratones y arañazos. Puse mis rodillas en alto y hundí mi cara en ellas para no ver nada más. Los golpes pararon y levanté un poco mi mirada para ver que había pasado. Vi que el chico de pelo rizado estaba de pie, mirándolo con desprecio y sus grandes manos ensangrentadas, sus nudillos heridos y su respiración agitada mientras que el otro chico yacía inconsciente en el suelo con múltiples golpes en la cara. Mi miedo regresaba, estaba aterrorizada y volví a taparme la cara sin dejar de llorar. Sentí que alguien se acercaba y se agachaba a mi altura, pude oír sus pasos viniendo hacia a mi y mi nerviosismo aumentaba por segundo.

''Eh...Tranquila...'' Pasó una mano por mi cabello y retrocedí por su tacto, me daba miedo, este chico me daba miedo. ''Ya ha pasado, no voy a hacerte nada''

''Déjame por favor, vete..'' Sollozaba queriéndome morir en ese mismo momento, borrar todas las imágenes de la pelea, de la fiesta, de todo, debería de haberme quedado en casa y nada de esto hubiese pasado.

''De acuerdo, si eso quieres...'' Noté que se levantaba y se iba de allí dejándome sola de nuevo. En parte lo agradecía pero tampoco podía quedarme aquí tirada, tenía que volver a casa aunque no se como, mis zapatos estaban rotos. Hice varios intentos para levantarme pero perdía el equilibrio por el dolor de mis piernas. Por fin logré mantenerme de pie con las pocas fuerzas que me quedaban y cogí mis zapatos con la mano. Parecía que estaba borracha, que era loca andando así por la calle, con mi maquillaje todo corrido y mi vestido destrozado. Andaba por la acera pero no podía más, mis piernas no me permitían seguir caminando, me dolían demasiado. Me apoyé y me agarré a una farola esperando que algún coche pasara y con suerte, me llevara a casa. Aunque pensándolo bien, cualquiera que me viera pensarían mal de mi, no los culpo, si fuera yo la que conduciera pasaría de largo. Las luces de un coche me sacaron de mis pensamientos con la esperanza de que se parara. Intenté hacer alguna señal para que me viera pero si me soltaba de la farola me caería al suelo, mis piernas se desplomarían. Mi corazón se iluminó cuando vi que aquel coche negro se paraba justo delante de mi.

HARRY NARRA.

La chica quería que la dejara sola así que eso hice. Después de lo ocurrido en el jardín me dirigí hasta mi coche para irme a casa. No había bebido mucho, apena dos copas y no estaba nada ebrio. Eran altas horas de la madrugada y las calles estaban silenciosas y solitarias, no había nada ni nadie o eso pensaba yo hasta que vi a alguien parada en una acera junto a una farola. Se veía mal, muy mal así que detuve mi coche delante de ella y bajé la ventanilla.

Genial.

''Sigue con tu camino, ya espero a que venga otro coche'' Dijo la chica tras cerrar los ojos por un momento y dar un largo y profundo suspiro asimilando que era yo de nuevo.

''No seas idiota y sube al coche, ¿quién más va a pasar por aquí a estas horas?''

''No puedo ni siquiera moverme, me duelen los moratones'' De nuevo comenzó a llorar aunque por el rastro de lágrimas de sus mejillas se podría deducir que no había dejado de llorar desde lo ocurrido en el jardín. Bajé de mi coche y me acerqué a ella. Retrocedió y se negó pero la cogí en brazos para meterla en el coche. Me dio algunas patadas pero la ignoré y la senté en el asiento del copiloto, cerré su puerta y volví a sentarme. La miré y apoyó su cabeza en la ventanilla. Pregunté la dirección de su calle y me respondió en un susurro, después de tanto llanto la voz apenas le salía. Arranqué el coche y conducí hasta allí, no hablamos más en todo el camino. La miraba de vez en cuando y tenía su mirada perdida en las calles a través de la ventanilla. Sus ojos aún seguían llenos de lágrimas. La miré por cuarta vez y sus ojos estaban cerrados, descansando después de lo que había sido una dura noche para ella. Llegamos a la dirección e iba a despertarla pero la vi así y no podía despertarla. Sus mejillas y ojos estaban rojos de tanto llorar, miré su vestido y estaba completamente destrozado y manchado, ¿qué semejante animal pudo haber hecho esto? Sus pequeñas manos descansaban sobre su regazo y sus piernas estaban llenas de moratones y heridas. Suspiré y bajé del coche. Con cuidado abrí su puerta y volví a cogerla en brazos. La miré extrañado cuando se acurrucó en mi pecho, era como si necesitara cariño, como si estuviera poco protegida. Odiaba las muestras de cariño en público pero con ella dormida no podía hacer nada. Saqué las llaves del bolsillo de su chaqueta y abrí la puerta. Todo estaba muy oscuro y encendí algunas luces. No conocía su casa por lo que me perdí un poco de camino a su habitación pero al fin la encontré. La dejé en la cama suavemente procurando que no se despertara. Podría cambiarla y ponerle el pijama. Mierda, eso sería de locos, no voy a verla en ropa interior en este estado, si se despierta pensará que soy un psicópata. No, definitivamente se quedaría con esta ropa, le guste o no. Ya había hecho mucho en traerla hasta aquí. Destapé su cama y la tapé con las sábanas. Apagué todas las luces y cerré para volver al coche. Ni siquiera se por qué la había traído, nunca había hecho esto, llevar a una chica a casa sin acostarme con ella, era raro pero por alguna razón no podía dejarla tirada ahí en la calle. Vi gran parte de mi pasado al verla en aquella farola casi sin que pudiera andar. Conducí de nuevo hasta casa, estaba agotado así que en cuanto llegué, me quedé en bóxers y me metí en la cama. Había sido un día muy frustrante.

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