Danger

Capítulo 40 ''Eres muy desagradable''

HARRY NARRA.

Un mal presentimiento se apoderó de mi. Ni siquiera sabía de que persona se trataba pero fuera quien fuese no parecía de fiar. Sentí como si se me paralizara el cuerpo al recordar la llamada y el mensaje de aquel desconocido. ¿Y si era él? ¿Y si iba a por Lilly? La rabia se extendió por todo mi cuerpo. De solo pensar que ese desgraciado iba a por ella mis instintos asesinos despertaron de nuevo. Me abría paso entre la gente para intentar seguir sus pasos pero iba demasiado rápido. Le había perdido de vista pero era imposible encontrarle ya que no sabía como era, nunca había visto su cara ni su altura, nada. Solo sabía que como se acercara iba a tener que verselas conmigo. Después de intentar seguirle durante unos minutos me di por vencido regresando de nuevo a la cafetería donde había dejado a Lilly. Al verla fui a por ella y le quité las bolsas de las manos.

''Vamos, te acompaño a casa'' Pude notar preocupación en su rostro pero seguí caminando. Noté que me seguía así que salí de allí y me puse en camino hasta su casa sin decir ni una palabra.

''¡Harry!'' Su voz se oía un poco lejos mientras yo seguía andando y me giré para verla lejos de mi, intentando seguir mi paso con sus pequeñas piernas en comparación con las mías. Suspiré y me paré para esperarla. Respiraba agitada y me miró. ''¿Qué pasa?''

''Nada, solo voy a ayudarte a llevar las cosas a casa'' Seguimos caminando y no hablamos más en el resto del viaje de vuelta a su casa. Abrió la puerta y dejé las bolsas en la entrada.

''¿Sabes quién es?'' Le miré sin decir nada, no podía decirle nada acerca de los mensajes de aquel desgraciado de lo contrario se asustaría más.

''No, por eso quiero que te quedes aquí'' Asintió y me dirigí hasta la puerta. Antes de irme me giré de nuevo para mirarla. ''Ten cuidado'' Susurré y volví a casa caminando a paso rápido para procurar no mojarme demasiado debido a que la lluvia no cesaba. Al llegar revisé mi móvil de nuevo y pude comprobar que no tenía ningún mensaje de aquel número desconocido, solo de algunas chicas que me pedían quedar. Borré todos los mensajes, sinceramente no me importaban. Era tarde así que me hice la cena y me senté en el sofá a ver un partido de rugby mientras esperaba que Gemma llegase. Al cabo de una media hora la puerta se abrió y ella entró dejando su chaqueta en la entrada y su bolso sobre la mesa. Ni siquiera me saludó y soltó un suspiro de cansancio. La miré de reojo y subió a su habitación sin decirme ni una palabra. Por lo visto seguía enfadada por mi comentario de la noche anterior. Bajó con su pijama puesto y abrió la nevera en busca de algo para cenar.

''Tu cena está en el microondas, te la he preparado'' Me levanté y dejé mi plato y mi vaso en el fregadero pasando por su lado.

''No tenías por qué'' Al notar de nuevo la frialdad en su tono de voz me giré para verla y me apoyé en la encimera.

''Vamos Gemma, lo siento, ¿vale? No se que quieres que te diga''

''Tienes que entenderme Harry, estoy harta de tener que cuidar siempre de ti como si tuvieras cuatro años, deberías ser más maduro con lo que haces''

''Nadie te obliga a cuidarme, yo se hacerlo solo''

''Mamá te dejó bajo mi vigilancia y no se qué diablos estoy haciendo mal porque mirate Harry, acostándote con una chica a cada fiesta que vas y metiéndote en peleas, no quiero que tengas esto y quiero que disfrutes de tu vida, no que hagas esas cosas'' Su mirada era tan penetrante que me dejó helado incapaz de soltarle alguno de mis comentarios absurdos. Cogió su cena y se sentó en el sofá cambiando el canal a un programa de diseño.