IV

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Maldita sea, maldita sea

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Maldita sea, maldita sea... ¿Dónde están todos? Se supone que los amigos están en las buenas y en las malas, pero tal parece que mis amigos solo están en las buenas.

Presiono el botón de llamar de nuevo y espero a que contesten, sin embargo, la única voz que me recibe es la del contestador.

—Alexa, háblame en cuanto puedas, el día de hoy fue el peor día de mi vida y tú siempre me dices que esos son los días en los que más debes de salir a bailar y a beber... Bueno, eso es lo que quiero hacer, pero ya de por sí es deprimente y patético estar bebiendo sola en el balcón de mi habitación al tratar de contactarte y sería mucho peor si salgo a las calles de Nueva York buscando una grandiosa fiesta yo sola. Esto es importante, tengo que contarte algo muy serio que sucedió en la escuela y solo lo haré cuando ya tenga 20 botellas de tequila en mi cuerpo.

Suelto un suspiro y cierro los ojos al volver a apagar mi teléfono. Levanto la botella de vodka y le doy un largo trago a ésta. El líquido quema mi garganta y hace que mi rostro se contraiga en una mueca de dolor, sin embargo, aun así yo vuelvo a darle otro gran trago.

Todavía me persigue la sensación de cuando el profesor Blood tocaba mi cuerpo y pegaba su erección en mis glúteos... Dios, después de mil duchas que he tomado aun así sigo sintiéndome sucia, aún sigo queriendo destrozar todo lo que esté delante de mí pues la desesperación y frustración no dejan de rondar dentro de mí. ¡¿Por qué demonios no lo alejé en el momento en el que dio un paso hacia mí?! Si ese chico no hubiera interrumpido no sé qué hubiera sido de mí... El profesor Blood es un demonio, no se iba detener a pesar de todas las amenazas que le daba.

Cubro mi rostro con mi mano libre y ahogo un sollozo, cuando de pronto escucho algo moviéndose a mi lado e inmediatamente me pongo alerta. Sin embargo, todo mi cuerpo se relaja inmediatamente al mirar que es solo mi hermano el que ha venido a acompañarme.

—Es demasiado tarde... ¿Estás segura de que quieres salir con Alexa hoy? Si fue el peor día de tu vida mejor deberías quedarte en casa viendo películas y comiendo mucho helado como cualquier otra chica de tu edad —habla Luca al darse cuenta que ya lo he visto y camina por el balcón hasta donde yo estoy.

Suelto un suspiro y vuelvo a tomar de la botella sin contestarle.

—Lamento haber escuchado tu conversación, hermanita. Aunque si no lo hubiera hecho ahora no sabría que este fue el peor día de tu vida... ¿Quieres contarme por qué? Sonaba como si fuera algo serio —vuelve a hablar mientras se sienta en la silla a un lado de mí y me arrebata la botella de vodka para beber de ella.

—¿No tienes asuntos propios de que preocuparte? Además, sabes que yo no soy una chica normal, principalmente porque a ninguno de nosotros nos gusta ser aburridos, es por eso que hace una semana estabas en la cárcel porque te acusaban de vender droga... ¿No es así?

Volteo la mirada hacia él y le vuelvo a quitar la botella. Él aprieta los labios y me mira con molestia.

—Oye, era inocente, todos sabían eso. Gale era el que les vendía droga a esos niños, yo nunca estuve involucrado en eso. Aunque no cambies de tema, estamos hablando de ti. Dime qué sucedió en la escuela y te diré por qué volví a terminar con Hale -propone mientras saca una cajetilla de cigarros del bolsillo de su pantalón.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora