XXXIII

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La última vez he pensado sobre mi cama, sobre lo bien que se está ahí en la noche y lo mal que lo he pasado últimamente

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La última vez he pensado sobre mi cama, sobre lo bien que se está ahí en la noche y lo mal que lo he pasado últimamente. Y lo recuerdo, lo recuerdo porque ahora estoy recostada sobre una caliente, acogedora y algo desordenada cama. No abro mis ojos, no necesito hacerlo para sentir las cálidas sábanas alrededor de mí, o las agradables almohadas de plumas en las que recuesto mi cabeza, o el cómodo colchón debajo de mí. No lo necesito para saber que esto es una cama. Pero no la mía... Una mucho mejor, al parecer.

Gruño ligeramente mientras me remuevo en la cama y toco mi rostro para obligarme a despertar. No estoy todavía consciente por completo, lo único que sé es que estoy sobre una cama desconocida. ¿Qué fue lo que hice ayer? ¿Qué o quién me trajo hasta aquí? No tengo la menor idea. Lo única cosa que me puede dar una pista para saber por qué no tengo la respuesta a las anteriores preguntas es el dolor de cabeza. Sí, mi cabeza duele como el infierno. Pero sé que esa es la resaca, lo que significa que no lograré recordar nada porque ayer seguramente tomé alcohol hasta morir.

Y sí, he llegado a esas conclusiones aún medio dormida y todavía sin abrir ni un solo ojo. No creo que sea de mucha importancia en realidad, seguramente ayer me quedé dormida en algún bar con Cole y él me trajo hasta su casa.

Así que, con ese pensamiento, trato de mejor seguir dormida. Si Cole me trajo hasta su casa, seguramente él me despertará cuando sea tiempo.

Asiento levemente con la cabeza y me doy la vuelta en la cama para encontrar una posición más cómoda para dormir. Estiro un poco los brazos y suelto un suspiro. Diablos, esta cama sí que es cómoda.

Y estoy por volver a quedarme dormida, cuando de pronto algo me molesta ligeramente. Frunzo el ceño y siento cómo algo va moviéndose desde la palma de mi mano izquierda hacia arriba por todo mi antebrazo. Es una sensación ligera, casi ni siquiera la siento, pero aun así es algo incómodo. Gruño levemente y pienso en que tal vez sea un pequeño insecto. Así que, creyendo que es una hormiga o algún otro animal diminuto inofensivo, golpeo levemente mi brazo con la intención de matar ese bicho.

Aunque mi sorpresa es enorme, tanta que me quedo casi paralizada, cuando, en lugar de matar al supuesto insecto, choco con la mano de alguien.

—Auch —se queja esa persona en voz baja, y seguido de ésto suelta una pequeña risa divertida.

Reconozco esa voz inmediatamente. En realidad, esa risa... Oh no.

Abro abruptamente los ojos y salto de la cama hacia el otro extremo. Gerard aparece delante de mí mirándome también con algo de sorpresa, recostado ahí a mi lado y observándome fijamente a los ojos con algo de ilusión. Su cabello cae sobre su rostro y le da un aspecto tierno, pero a la vez rebelde. Sus labios están ligeramente torcidos en una pequeña sonrisa y sus ojos están más brillantes que nunca. Es atractivo, tanto que me deja sin aliento con solo mirarlo.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora