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La vida es un sueño, una broma cruel, un suspiro, un instante

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La vida es un sueño, una broma cruel, un suspiro, un instante. Estamos solos, nadie más puede ver desde nuestros ojos, nadie más puede entrar en nuestros pensamientos, nadie está aquí adentro en este lugar, en nuestro propio mundo, en la oscuridad o en la luz más brillante.

Y justo ahora pienso en todo lo que hay dentro de mí en este justo momento en el que la oscuridad rodea nuestra desnudez y nos da un anonimato que agradecemos infinitamente. Mi mente está vagando en el universo, mi corazón se ha quedado suspendido en el aire, como el silencio que persevera y nos da una tranquilidad y felicidad inigualable. Mi respiración está más tranquila y los latidos de mi corazón son más calmados. Mis ojos están cerrados y el frío no es un problema para mí, pues Gerard me ha rodeado con sus brazos y me ha acogido con su cuerpo, dándome un calor tan confortable que me hace recordar tantas cosas de mi niñez.

Y es tan especial y tan hermoso que quiero llorar, mi corazón se ha encogido y todo mi cuerpo y mi alma parecen sentirse más que satisfechos, dichosos, complacidos. Justo ahora no me gustaría estar en ninguna otra parte, no, me gustaría quedarme justo aquí sintiéndome de esta forma por el resto de mi vida. Renunciaría a cualquier otra cosa, a cualquier otro sentimiento o momento con alguien más, daría lo que fuera para quedarme congelada en este momento para siempre.

Pero no, si la vida en realidad fuera así de complaciente entonces no sería vida, no sería realidad, y eso no existe aquí.

Alzo la mirada hacia Gerard, quien ha cerrado los ojos y ha tratado de recomponerse, y sonrío sin poder evitarlo al verlo. Podría mirarlo todo el tiempo, sus ojos, las facciones de su rostro, su cabello, cada pequeña parte de su rostro. Antes lo negaba porque estaba aterrada, porque sólo pensaba que si empezaba algo tendría que terminar, porque pensaba en el dolor que sentiría a su lado, en las tragedias, en las despedidas, en las desilusiones, pero ahora lo miro delante de mí y me doy cuenta de que está aquí, y me mantiene pegada a su cuerpo con sus brazos, y me ama, y no me quiere dejar ir nunca... Y es simplemente maravilloso.

Más que eso, sigo sin poder creer que alguien como él exista, sigo sin poder creer que sea tan increíble, que me ame incondicionalmente, que quiera besarme hasta no poder más, que me entienda, que trate de apoyarme, que se moriría si me apartaran de su lado, que sería su fin si descubriera que en realidad yo no lo amo.

Nos amamos de la misma forma, y estamos igualmente vulnerables. A los dos nos han herido, los dos hemos salido lastimados, los dos hemos tenido pérdidas, y sin embargo aquí estamos, y no importa nada más cuando estoy con él, la vida desde mis ojos es diferente, mis ideales cambian drásticamente, mi miedo se va y la alegría me acompaña a cada segundo.

Y podría irse, mañana podría desaparecer, o al siguiente segundo, o incluso justo ahora podría morir entre mis brazos sin ningún motivo, sin ninguna razón. Todo podría pasar de la nada. Pero yo sería feliz de poder haber pasado esta noche con él, de haber sido suya, de haberme entregado a él física y emocionalmente, de abrirme y salir lastimada. Porque todos somos como una bomba, no sólo las personas que tienen límite de vida y no quieren morir, no sólo esas personas, todos nosotros. El mundo y la vida son tan impredecibles que podríamos morir en un segundo y explotaríamos, y lastimaríamos a muchas personas sin quererlo, y dejaríamos destrozos y un montón de lugares que volver a reconstruir en diferentes personas.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora