Usualmente, la mayoría de mis días no los recuerdo. En realidad, la mayoría de mis noches. Lo único que logro ver en mi mente es diversión, risas sin sentido y lugares con muchas luces... y mis amigos ahí conmigo. Eso estaba dentro de lo que encendía como normalidad. Eso esta bien. Pero ahora, sin saber por qué razón, mis días están siendo diferentes. Todo lo que alguna vez no me importó, ahora parecía ser lo más importante para mí, y viceversa,, todas las cosas que me importaban ahora parecían ser las menos importantes.
Aunque es cierto, lo he escuchado varias veces: lo único seguro en la vida es el cambio. Así pues, constantemente estamos cambiando, constantemente estamos aprendiendo cosas nuevas que nos abren la mente a nuevos horizontes, a nuevos caminos e ideas. Por supuesto que sí. Y a veces suele ser lo mejor, pero otras tantas veces suele ser... devastador.
Alguna vez, cuando estoy en la cima de una montaña en la noche y veo desde arriba todo el panorama, he tenido la sensación de que el mundo no está girando, que el tiempo se ha detenido y que por un momento no soy nadie, no tengo a nadie, no me preocupo por nada... Y me reconforta, me da tranquilidad estar ahí, como si todas las atrocidades del mundo desaparecieran por un momento y todas esas pequeñas luces brillando a mis pies fueran lo único existente. No hay dolor por los que se han ido, los que han renunciado o los que se vieron obligados a desaparecer. No existe esa alegría que te aterra sentir porque sabes que algún día en algún momento se tendrá que extinguir, ni la sensación de asfixia cuando recuerdas que todos somos mortales y que en algún momento todos los que amamos van a tener que morir.
Si lo pienso un poco, me gusta actuar como una chica despreocupada porque sé que en el fondo me preocupo mucho, sé que en el fondo soy innecesariamente sensible, soy alguien que el saber que personas que se aman o se quieren infinitamente —parejas, padres e hijos, amigos, familia— pueden terminar separados y con el corazón roto. Sí, eso me llega a destrozar la mayor parte del tiempo; saber que muchas personas solo quieren ser felices, que buscan siquiera un pequeño momento de felicidad, y en cambio lo que el mundo les regresa son tristezas, decepciones o problemas, me provoca una terrible melancolía que me presiona el pecho.
¿Cómo estaría si pudiera ser capaz de dar la vuelta al mundo y escuchar cada una de las historias de cada persona? Las cosas por las que tuvieron que pasar, las decisiones que necesitaron tomar, las personas que se fueron, a las personas a las que dejaron, los errores que han cometido. ¿Me volvería loca? Probablemente.
Aunque tal vez solo me estoy concentrando en las cosas malas de la vida. Sé que también hay infinidad de cosas buenas, lo sé bien. Aun así, es aterrador pensar en el futuro, en que podría pasar cualquier cosa que me lleve a la ruina, que podría salir muy lastimada, que tal vez no soportaría llegar hasta la meta.
—Ey, Jane, es tiempo de regresar, Gerard está en casa y dice que necesita decirte algo importante.
Luca se sienta a un lado de mí en la banca del parque y observa conmigo todo el camino de pasto verde delante de nosotros.
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Reckless and Dangerous (Gerard Way)
Fanfiction«No es sencillo ser la misma de antes cuando las personas te dejan, cuando solo se van y te dañan.» Es lo único que no dejaba de pensar Jane, la muchacha fría y rebelde que solo quería pasar un gran rato de diversión con sus amigos, sin importar que...