VIII

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Ayudo a Alexa subiéndole la cremallera del vestido rojo que usa y sonrío emocionada

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Ayudo a Alexa subiéndole la cremallera del vestido rojo que usa y sonrío emocionada.

—¿No te parece increíble? Los gemelos Van Ewen nos invitaron a la fiesta más genial que nunca pudo existir. Ojalá pudiéramos quedarnos los 2 días que van a estar festejando continuamente, si tan solo mañana no tuviéramos clases esta noche solo nos perderíamos en el alcohol y la música hasta mañana sin saber nada de nuestra existencia —comenta ella con entusiasmo mientras retoca sus labios de ese lápiz labial color rojo intenso.

—Mmmm, bueno, en el alcohol sí, la música... —Hago una mueca de desagrado con mi rostro y Alexa inmediatamente golpea mi hombro con fuerza—. ¡Oye!

—No empieces con tus cosas raras, Jane, la música ha sido creada para disfrutarla, cualquier música, así que no te pongas de esa forma solo porque no vamos a uno de esos conciertos raros de bandas que te gustan. Además... ¿Qué diversión encuentran esas personas en golpearse los unos a los otros? Todos me dan miedo ahí, la última vez me tocaron de forma asquerosa el trasero y estuvimos paradas por horas en el sol sin ninguna razón... ¡porque al final la banda canceló de último momento! Eso no es divertido, querida amiga —se queja mientras acomoda su vestido con sus manos mirándose delante del espejo de mi habitación.

—Vale la pena todo eso, en serio, al final de día llegas a casa pensando... ¿Por qué este día no duró para siempre? La depresión después de un concierto es dura... ¿Lo sabías? Pero la emoción de estar parada delante de tu banda favorita es indescriptible. Pregúntaselo a Luca, pensó que me iba a desmayar en cuanto viera a Dave Mustaine en el escenario, pero adivina quién fue el que casi sufre un paro cardíaco... ¡Casi no pude disfrutar del concierto por eso! Pero fue el mejor día de mi vida, por lejos —aseguro hablando con una melancólica sonrisa en mis labios al recordar ese momento.

Él fue el que me hizo fanática de la banda. Llevo escuchándola desde que tenía trece años y sus canciones me siguen emocionando tanto como la primera vez que los escuché. ¿Por qué? No tengo ni la menor idea, pero me recuerda tanto a mi niñez y a la relación que tengo con mi hermano, así que al final es bastante especial lo que siento cuando escucho la banda.

—Porque tenías 15 años, eras muy ilusa y era todo lo que conocías, no sabías que más allá de las guitarras eléctricas se encontraba el maravilloso mundo del pop. Pero, tranquila amiga, que para eso estoy yo, para instruirte hacia el buen camino —dice mientras se da la vuelta y se sienta a un lado de mí en la cama para tomar mis manos y mirarme con fingida seriedad.

Yo suelto una carcajada y alejo mis manos de las suyas.

—Oh, cállate idiota, o me arrepentiré de acompañarte a esta estúpida fiesta con esos estúpidos jóvenes ricos —amenazo mientras me levanto de la cama y tomo el celular de la mesa de noche a un lado de mi cama.

—¡Pero si son como tú! Consiguen lo que quieren cuando lo quieren solo con estirarle las manos a sus padres —responde riendo divertida, sin embargo yo me doy la vuelta hacia ella y la miro mal.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora