Fueron unos segundos, unos minutos, todo sucedió tan rápido, no me di cuenta cómo es que pasó todo. De un momento a otro mi vida había dado un giro completo, el suelo en el que estaba parada comenzó a moverse y la tierra se partió en dos pedazos.
Todos sabían qué hacer, incluso yo, con la excepción que yo usualmente no hago todo lo que debería hacer... Es por eso que ahora me encontraba en esta situación, congelada, completamente paralizada y con el corazón roto, las lágrimas recorriéndome el rostro y las esperanzas hechas trizas. Todo fue tan inesperado, absolutamente todo.
Solo caminé fuera del salón, solo comencé mi marcha como todos los días sin darle importancia a la alarma que sonaba por todos los salones. Los pasillos estaban desolados, todos habían hecho exactamente lo que debían hacer y la escuela estaba en completo silencio. No me importó en absoluto, estaba cansada, afectada por lo de mi hermano, aturdida y decepcionada por lo de Gerard en la mañana y confundida por todas las cosas que últimamente estaban sucediendo. Así que no me importaba en absoluto su “simulacro” tonto.
Mi mirada estaba abajo y mi pecho dolía, mis pies andaban automáticamente y mi cabeza estaba en muchas cosas al mismo tiempo. Solo quería salir de esa escuela y hacer algo que mantuviera mi mente ocupada, algo que no me permitiera pensar en todas las cosas que recientemente estaban sucediendo. Y caminé sola por los pasillos vagando sin querer ir a un lugar en particular, y me detuve por un momento en medio del completo silencio y sentí que algo no andaba bien. Nada en mi vida andaba bien, eso era claro, pero eso... se sentía diferente.
—¡¿Qué haces todavía aquí?! ¡¿Acaso no escuchaste la alarma?!
Solté un brinco al escuchar la voz fuerte y masculina a mis espaldas e inmediatamente me di la vuelta.
—Ah, es usted —respondí indiferente cuando vi que se trataba del profesor Blood.
—¡Por supuesto que soy yo! ¡Soy el único que tiene permitido estar por los pasillos y...! —Lo interrumpí y comencé a caminar.
—Sí, sí, ya sé, las reglas se deben de seguir por si algún día sucede algo realmente catastrófico. No importa, profesor Blood, ya he estado antes en varios escenarios catastróficos, no tiene nada de qué preocuparse por mí, en especial si se trata de usted.
El profesor Blood se apresuró a seguirme y me lanzó una rápida mirada de confusión.
—¿Pero tú no...?
—¿Tengo respeto? ¿Sigo las reglas? ¿Me asusto fácilmente? ¿Huyo al primer instante? No, por supuesto que no, profesor Blood, eso ya debería saberlo. —Lo corté nuevamente y apuré más el paso para alejarme de él cuanto antes.
Solo quería ir con Alexa e ir a algún lugar callado en el que pudiéramos estar solo ella y yo... Y una buena botella de alcohol, por supuesto.
Pero el profesor de Idiomas no se separó de mí, al contrario, por alguna razón que para ese entonces desconocía pareció sentir la necesidad de quedarse a como diera lugar a mi lado y protegerme, no alejarse de mí en ningún segundo ni perderme de vista. ¿Qué es lo que lo hacía querer hacer eso? No tenía la menor idea, la explicación más simple que encontré en ese momento fue que era un completo chiflado.
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Reckless and Dangerous (Gerard Way)
Fanfiction«No es sencillo ser la misma de antes cuando las personas te dejan, cuando solo se van y te dañan.» Es lo único que no dejaba de pensar Jane, la muchacha fría y rebelde que solo quería pasar un gran rato de diversión con sus amigos, sin importar que...