«No es sencillo ser la misma de antes cuando las personas te dejan, cuando solo se van y te dañan.»
Es lo único que no dejaba de pensar Jane, la muchacha fría y rebelde que solo quería pasar un gran rato de diversión con sus amigos, sin importar que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tomo mi mochila y salgo corriendo del salón cuando escucho la campana sonar. Todos a mi alrededor se desconciertan por mi actitud de desesperación y angustia, pero yo simplemente ignoro a todas las personas y corro por los pasillos deprisa con el deseo de llegar cuanto antes a la salida.
Alexa es la única persona en la que puedo pensar ahora. Después de todo lo que me informó el director hace unas horas me he quedado muy preocupada. Debe estar sintiéndose como la mierda justo ahora. A sus padres nunca les ha importado qué suceda con su hija, nunca les ha interesado saber cómo está Alexa o lo que le haya sucedido en su día en la escuela. Últimamente ésto suele ser lo más típico del mundo: el divorcio de los padres, el desinterés de éstos hacia sus hijos, sin embargo para Alexa siempre ha sido peor, pues ella me ha contado alguna vez que sus padres nunca la quisieron, que ellos le dijeron alguna vez que pensaban abortarla pero que nunca se atrevieron.
Ella desde que supo eso siempre se ha preguntado qué hubiera sido de sus padres si la hubieran abortado, pero yo siempre le he respondido que no se sabe, que nosotros no podemos ver el futuro, que tal vez después del aborto sus padres pudieron haber tenido la vida más exitosa del mundo, o tal vez no, tal vez por cualquier otra circunstancia pudieron haber acabado en la ruina. Ella piensa que ha sido la desgracia de sus padres, pero yo siempre le he repetido que no debería de estar segura de eso porque la vida es tan impredecible, tan desconocida y tan inquietante que nunca sabríamos en dónde podríamos terminar.
Pero ella, a pesar de su rebeldía y coraje hacia todo, por dentro también se siente destrozada, por dentro siente que el mundo es el peor lugar en el que ella pudiera estar, se deprime sabiendo todas las cosas horribles que suceden y teme a que al final nada valga la pena. Ella es sensible, aunque siempre trate de ocultarlo bebiendo hasta morir, en el fondo ella es tan vulnerable y se siente tan desprotegida que acabaría con su vida antes de seguir soportando tanta desgracia.
Pero mi deber es estar ahí para explicarle que no es así, que no debemos tenerle miedo a la vida, que las cosas malas pasan pero que nosotros no nos vamos a dejar vencer por eso porque somos jóvenes y tenemos toda una vida por delante, una vida llena de experiencias que nos llenarán de nostalgia para cuando estemos grandes, momentos que recordaremos con una orgullosa sonrisa y que nos harán decir... «¿Qué es lo que estaba pensando al hacer eso?»
Eso es lo maravilloso de la vida, y eso es lo que nos hace luchar contra las cosas malas: las cosas buenas que nos suceden.
Bien, bueno, tal vez no comparto la misma manera de pensar con Alexa, pero por lo menos estaré ahí para ella en cada momento y trataré de darle fuerza.
Muerdo con fuerza mi labio y estoy por atravesar la puerta de salida del instituto cuando de pronto siento que alguien me toma de la mano y me detiene inesperadamente. El coraje se apodera de cada parte de mi cuerpo al instante y estoy por golpear a la persona que me ha tocado cuando rápidamente detengo mi puño al darme cuenta de que se trata del director de nuevo.
