XLVIII

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Interrumpo abruptamente en la habitación y todas las miradas inmediatamente se dirigen hacia mí

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Interrumpo abruptamente en la habitación y todas las miradas inmediatamente se dirigen hacia mí.

—¡Salga inmediatamente ahora de aquí! —exclama cuanto antes el director, mostrándome un gran ceño fruncido y una expresión de cólera indescriptible en el rostro.

Me quedo en mi lugar sin decir una palabra. Frank se levanta del asiento en donde lo estaban regañando y me mira a los ojos con ilusión.

—Jane... Viniste.

—Y ya se va. Váyase ahora o tendrá que compartir el castigo con Iero, ya que usted también está implicada en esto —habla con dureza de nuevo el director, con una expresión impenetrable que dice: «No estoy para mierdas ahora».

Pero Frank inmediatamente se gira hacia el director y niega una y otra vez con la cabeza.

—Por supuesto que no, ella no tiene nada que ver en nada de esto. Si usted quiere ponerme a lavar los baños asquerosos de la escuela por un mes, bien, pero a Jane no la meta.

—Oh, sí, es cierto —interrumpe otra persona apareciendo de pronto en nuestro campo de visión—. ¿Cómo había dicho? «La chica en la que pienso todas las noches antes de dormir, la que me hace sentir especial aunque sea una mierda, con la que no me importaría quedar atrapado en el fin del mundo».

Es el profesor Blood quien habla con frialdad y mirando con hostilidad a Frank, quien no se inmuta ante su mirada o la forma tan fría en la que dice las palabras que salen de su boca, la cual seguramente sigue tan sucia como siempre.

—En una invasión zombie, en realidad —le contesta Frank, alzando el mentón y cruzando los brazos—. Pero no se preocupe, que a usted lo contagiarían en el primer día y terminaríamos con su cuerpo ese mismo momento.

Reprimo una pequeña risa, y el profesor Blood inmediatamente voltea la mirada hacia mí y me mira mal.

—Vete —exige éste último con dureza, casi tanta como la del director.

Frank alza una ceja ante la actitud del profesor Blood y se acerca más a mí.

—¿Y usted qué?... ¿Es el padre de Jane? ¿Alguna figura importante que le pueda dar alguna orden como esa? —El profesor Blood está por responder, pero el mismo Frank lo interrumpe—. No, no lo es, en absoluto. En realidad, no tengo ni idea de qué hace usted aquí. Puedo entender que el profesor de Geografía haya venido a quejarse, y no me puedo imaginar qué hubiera hecho la profesora de Química si hubiera estado aquí, pero... ¿Usted? ¿Usted qué? Me faltó decir qué era lo que pensaba de usted, sí, pero eso no es suficiente para venir a quejarse.

—Sí, es suficiente, vengo a quejarme, porque eso que hizo fue todo menos civilizado. Fue casi como si los hubiéramos encontrado a ustedes dos teniendo relaciones en los baños de la escuela. Es algo realmente imperdonable y que merece un castigo, un castigo fuerte.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora