«Huir», la única palabra que pasa por mi mente y persiste a pesar de mis sentimientos que quieren controlar mi cuerpo y toda mi alma. Quiero huir, necesito huir, más ahora que el dolor es insoportable y las lágrimas se acumulan en mis ojos. Pero mis pies no funcionan al igual que mi cerebro, que se ha quedado como congelado por todo lo que mis ojos ven pero no pueden creer.Y, como si él supieran que estoy aquí viéndolos, se separa abruptamente de la chica a la que besa apasionadamente y vuelve lentamente la mirada a mí. Nuestros ojos se encuentran, como millones de veces antes en el pasado, pero dentro de mí todo parece tan perdido ahora que lo miro. El tiempo se detiene por un segundo, lo cual me permite admitirlo con más detenimiento: esos ojos oscuros que me miran desde su lugar con sorpresa, su cabello negro que se mueve con la brisa de la madrugada, sus labios rojos por el desesperante beso que le estaba dando a su esposa y las facciones de su rostro tensas.
Podría pasarme todo el tiempo admirándolo y seguiría doliendo el verlo delante de mí, no cambiaría en absoluto la forma en la que me hace sentir siquiera mirar su rostro, el tiempo seguiría deteniéndose, justo cono mi corazón y mi respiración.
Aunque, justo ahora... ya no lo quiero ver más.
—Jane, espera... —ruega pero es inútil, yo ya me he dado media vuelta y he comenzando a caminar lejos de él.
Toma mi brazo con fuerza y me da la vuelta para mirarlo. No, no puedo hacer esto... ¿Para qué quiere seguir humillándome de esta forma? Me lastima, no tiene idea de cuánto me lastima... Ya no quiero estar aquí.
—Por favor, por favor déjame explicar. Yo...
-Déjame -lo interrumpo con voz fría, tratando de ser lo más fuerte posible ante su mirada que me ruega.
—Gerard, por favor...
-—¡Tú cállate, Roxane! —exclama Gerard dándose la vuelta hacia ella y mostrándole su mirada más fulminante.
Eso me permite a mí dar la vuelta y comenzar a correr por el cajellón del lado de la casa hasta la parte trasera de la casa en donde todo está tan oscuro y tan callado. Es Manhattan, la mayoría de las casa no tienen patios traseros, y, si es así, es porque suelen costar muchísimo dinero, es por eso que detrás de la casa de los padres de Frank sólo hay oscuridad y soledad, algo que me viene bien ahora.
Me dejo caer de rodillas en el suelo sucio del lugar y bajo la cabeza, sintiendo que mis ojos son demasiado orgullosos para llorar. No puedo hacerlo... No puedo sentirme mal. Así que lo único que hago es quedarme en ese lugar en silencio, sin decir o hacer nada, como si de pronto hubiera dejado de existir y la luna y las estrellas fueran la única compañía que tengo a mi alrededor. Estoy sola.
Pero no es devastador ese hecho, no, es... reconfortante.
Trago saliva con dificultad y, por fin, comienzo a sentir cómo mis lágrimas resbalan por mis mejillas lentamente, calientes, desesperadas y decaídas. Pero no me molesto en sollozar o en sentir el más mínimo dolor. Duele, sí, pero no quiero demostrarlo, incluso cuando estoy sola y nadie puede verme, no quiero expresar dolor porque sé que eso será la gota que derramaría el vaso. Quiero a mentirme a mí misma para no lastimarme, porque lastimarme sería como otra gota que derrama todo un vaso, como una presa de agua que rompería y todos mis sentimientos me asfixiarían como el agua que explota y cubre todo lo que alcance a cubrir, imparable, inevitable y catastrófico.
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Reckless and Dangerous (Gerard Way)
Fanfic«No es sencillo ser la misma de antes cuando las personas te dejan, cuando solo se van y te dañan.» Es lo único que no dejaba de pensar Jane, la muchacha fría y rebelde que solo quería pasar un gran rato de diversión con sus amigos, sin importar que...