XXV

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Había conocido mucha gente antes en mi vida, personas que el único sueño que tenían era el de vivir por siempre en libertad

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Había conocido mucha gente antes en mi vida, personas que el único sueño que tenían era el de vivir por siempre en libertad. ¿Que si había problemas? ¡Hagamos una fiesta! ¿Que si te sentías mal? ¡Hagamos una fiesta! ¿Que si tus padres te habían echado de la casa? ¡Hagamos una fiesta!

No eran siempre mi prototipo a seguir, pero siempre disfrutaba de las noches en las que nada importaba mientras estuvieras en ese lugar bailando locamente y riendo hasta que tus mejillas dolieran... incluso si lo único que querías hacer era llorar. Despertaba en la cama de un tipo extraño, o en el suelo de un bar, o en la arena de alguna playa lejana, o en la banca de un parque, y, como por arte de magia, todo desaparecía.

En cambio, cuando estoy con Gerard... no necesito nada de eso para que todos mis problemas desaparezcan. Las sonrisas salen inconscientemente al mirar su rostro, la paz me invade completamente con saber que él está cerca y el corazón se me dispara cuando me toca, siquiera mi mejilla.

Todo lo que quiero hacer es llorar cuando estoy con él, porque de alguna forma siento que él comprende mi dolor... ¿Cómo es eso posible? Nos hemos conocido hace algunas semanas y poco sé sobre su vida. A pesar de ello, no me atrevería a alejarme de él en este momento en el que estoy recostada sobre su regazo llorando descontroladamente. Y es que sigo sin entenderlo, pero él me hace querer sacar todo el sentimiento, me hace querer llorar en vez de ocultarlo.

Nunca me había dado cuenta antes, pero ahora veo cuán poco me conozco a mí misma. Y estando con Gerard... me hace aclarar todo.

Todo lo que he pasado desde que nací, las aventuras, las tragedias, las personas y las situaciones... Todo ese tiempo se esfuma cuando él me presiona contra su pecho y me hace sentir insignificante. Nada importa ahora, nada más que él estando conmigo en este momento.

—T-Tú no tienes idea de en lo que te estás metiendo —le advierto de pronto mientras me alejo de él.

Sus ojos escudriñan cada parte de mi mirada con atención, tratando de saber qué es lo que pienso, qué es todo lo que hay dentro de mí. Y su mirada me hace sentir transparente, como si realmente pudiera ver a través de mis ojos y saber a la perfección qué hay dentro de mí.

Esto no está bien... Tengo que detener esto.

—Yo... Yo lamento mucho lo de tu hermano, Jane, y todo por lo que has tenido que pasar. Sin embargo, eso no te va a detener de sentir cosas. Las personas se lastiman y después sanan... ¿Por qué tú no puedes sanar? Hay todo un bosque allá afuera, pero los árboles no te dejan verlo —responde mientras trata nuevamente de acercarse a mí.

El corazón se me encoje y la saliva a penas puede bajar por mi garganta, ya que el nudo que presiona con fuerza ni siquiera me deja respirar con facilidad.

—¿Eso... Qué diablos significa eso? ¿Por qué diablos sigues haciendo esto? No, espera... ¿Cómo sabes lo de...? —Me quedo callada.

Es cierto, yo misma se lo dije sin que me diera cuenta... Maldición.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora