«No es sencillo ser la misma de antes cuando las personas te dejan, cuando solo se van y te dañan.»
Es lo único que no dejaba de pensar Jane, la muchacha fría y rebelde que solo quería pasar un gran rato de diversión con sus amigos, sin importar que...
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Hay momentos en tu vida que te detienes por un momento y observas a tu alrededor detenidamente. El mundo comienza a moverse de manera lenta y tu mente se pierde en todo el panorama, en los pequeños gestos que hacen las personas, en el hecho de estar aquí con todos ellos, en lo increíble que es poder admirar tu presente y poder estar agradecida de todo lo que tienes, las personas que están contigo, las risas infinitas y las bromas que nunca terminan.
—¿Pero... eso no significaba otra cosa? —habla uno de mis amigos interrumpiendo por millonésima vez la clase.
Alexa suelta una risita por lo bajo y voltea la mirada a mí, que estoy justo igual o peor que ella. ¡Maldito Cole! ¡Deja de hacernos reír!
—No, Cole, ya lo expliqué millones de veces... ¿En serio todavía no te queda claro? —pregunta ya con cansancio la profesora de nuestra última clase.
Alexa se cubre la boca con la mano y agacha la cabeza para que la maestra no pueda ver r5 está a punto de estallar a carcajadas.
—Es solo que... Espera, ¿no estábamos antes revisando los últimos apuntes para los próximos exámenes?
La maestra suelta un gran soplido de cansancio y deja caer su cabeza en el escritorio que está delante de ella.
Sí, es razonable, Cole lleva así durante toda la clase y no se ha quedado ni un segundo callado.
—Muy bien, solo... sigamos con la clase —murmura la profesora volviendo a levantar la cabeza, y trata de serenarse una vez más.
—Pero maestra, yo...
—¡Sigamos con la clase, por favor!
Alexa y yo volvemos a reír por lo bajo y Cole solo nos muestra una mirada cómplice mientras nos guiña un ojo. Mi amiga arranca una hoja de su libreta y la hace bola solo para después lanzársela directamente a la cabeza a Cole. Éste último se queja en silencio y solo se limita a negarnos con la cabeza en disgusto.
Yo suelto otra risa por eso hasta que algo vibra en mi mochila e interrumpe rápidamente mi diversión. Aprieto los labios con confusión y volteo la mirada hacia mi mochila. Es claro que me han mandado un mensaje... ¿Pero quién será? Luca no me habla nunca a la escuela... A menos que sea algo realmente importante.
Vuelvo la vista a la maestra un segundo, y cuando ésta se da la vuelta para comenzar a escribir algo en el pizarrón yo inmediatamente saco mi celular de la mochila y desbloqueo la pantalla para ver de quién es el mensaje.
Y cuando por fin descubro quién es la persona que me ha mandado el mensaje, no puedo más que rodar los ojos con fastidio.
—: Jane, voltea la vista al pizarrón y comienza a anotar todas las cosas que la profesora va a anotar... Recuerda que gané la apuesta el otro día.
Aparto la vista del celular y la levanto en dirección hacia donde Gerard ha decidido sentarse... Hasta el frente, como siempre. Él me está mirando con una ceja arqueada en un gesto de total desaprobación y mantiene su celular escondido en el bolsillo de su chaqueta.
