XIII

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Las estrellas son hermosas hoy, la luna está brillando en lo alto del cielo y el aire fresco de la noche es perfecto

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Las estrellas son hermosas hoy, la luna está brillando en lo alto del cielo y el aire fresco de la noche es perfecto. Siempre he dicho que podría quedarme toda la vida aquí, simplemente admirando la noche para siempre... Sí, estaría congelada en el tiempo sin sentir más que paz por el hermoso paisaje delante de mí... Lastima que el alcohol nublando mi vista arruine un poco el momento.

No hay problemas cuando no estoy en ninguna parte, cuando nadie conoce mi nombre o mi historia, cuando a nadie le importo o le causo problemas... Espera, eso último no, eso es lo único que me da un poco de diversión en los peores momentos.

—¡¿Crees que me importa golpear a una chica como tú?! ¡Me importa poco si eres el hombre o la mujer más fuerte del mundo, o el hombre o la mujer más débil del mundo! ¡Te metes conmigo y todos lo pagan, preciosa! —dice esto último con sarcasmo en su voz.

En realidad, no puedo prestar mucha atención a las cosas que suceden delante de mí, no quiero, solo necesito golpear a alguien, necesito que alguien me golpee, necesito quedar inconsciente por un buen rato.

—¡Atrévete, grandote! ¡A mí no me importa tu maldito tamaño o fuerza! ¡Te dejaré tirado sobre el suelo rogando para que tu madre venga a rescatarte!

Mis palabras solo lo hacen enojar todavía más, lo cual causa que se acerque rápidamente a mí y con un solo movimiento de su mano me inmovilice sobre la barra sucia y pegajosa del bar. Yo suelto un gran gruñido y golpeo con mis piernas su pecho lanzándolo fuera de mí. Él suelta una espeluznante risa y niega con la cabeza mientras me observa cuidadosamente con una gran sonrisa burlona en el rostro.

—Sé qué es lo que te sucede, chica. He estado en ese mismo maldito pozo una y otra vez. No eres la única persona que necesita golpear para escapar de su vida, no eres la única persona que la depresión de saber que su vida es una mierda la lleva a un bar a buscar una pelea innecesaria, no eres la única con mierdas en la vida. Ve a casa, pequeña niña, toma un baño y aléjate del alcohol por un momento... Tus padres deben estar preocupados por ti.

Tomo la jarra vacía de cerveza y en un gran impulso de coraje se la lanzo y ésta estrella sobre su fuerte y gran pecho. Los pedazos de cristal causan pequeñas heridas en su rostro, sin embargo no me importa en absoluto, al igual que a él.

—¡¿Crees que conoces mi vida?! ¡Soy una maldita chica en un bar! ¡Y esta chica te va a patear el trasero, imbécil!

Tomo el taburete de la barra y estoy por estrellarlo en su cuerpo cuando él me lo arrebata de las manos y se lanza hacia mí para volver a recostarme sobre la barra, en donde todas las demás personas solo nos observan en silencio y con sorpresa, sin hacer ninguna otra cosa más.

Lucho por soltarme de sus enormes manos que me rodean el cuello, muevo mis piernas tratando de alejarlo de mí como es posible pero todo es inútil. Nunca me ha gustado estar de esta forma, nunca he querido llegar al extremo de necesitar golpear a alguien para sentirme más calmada y fuerte, nunca pensé que llegaría el momento en que yo en realidad desearía estar aquí en un bar siendo ahorcada por un tipo más grande y más fuerte que yo. Nunca, nunca lo creí. Sin embargo esto es lo que soy ahora y tal vez esta sea la forma en la hoy pueda morir.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora