XVI

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Había pasado por varias cosas antes en la vida

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Había pasado por varias cosas antes en la vida. Hice muchas cosas malas. Hice cosas locas. Causé problemas a tantas personas de tantísimas formas —incluyendo a mis mejores amigos—, sin embargo ahora parecía como si la vida quisiera castigarme por todo eso... haciéndome pasar por lo mismo.

Mi madre, a quien hasta entonces no le había importado en absoluto, ahora parecía prestarme toda la atención: hablaba con mis maestros, con el director de la escuela, preguntaba sobre mí a mi hermano y estaba increíblemente interesada en mis calificaciones... ¿Qué es lo que quiere esa mujer de mí? No estoy segura, pero de lo único que estoy segura es que me llevará lejos de mis mejores amigos si no consigue lo que quiere de mí.

Es por eso que ahora, en este justo momento, estaba caminando para encontrarme con la última persona que desearía ver en el mundo, la última persona con la que hablaría, incluso si fuéramos solo nosotros dos en este enorme planeta.

Resoplo ruidosamente y para cuando levanto la mirada mi corazón se detiene en el instante en el que mis ojos se encuentran con los de aquel chico de cabello negro, pupilas verdes y piel blanca. Nuestros ojos permanecen conectados por un segundo en el que todo el mundo parece haber desaparecido, un segundo en el que el ruido se bloquea y el único sonido que logro escuchar con gran facilidad es el de mi corazón retumbando en mi pecho. Esto siempre sucede, mis manos sudan sin ninguna razón y el aire parece haberse extinguido en mis pulmones, nunca lo entendí, no lo entiendo hasta la fecha y creo que nunca lo lograré comprender.

Rompo instantáneamente el contacto visual y estoy por comenzar a caminar directamente hacia su dirección cuando de pronto la chica de cabello negro aparece y comienza a hablarle con gran entusiasmo. Ruedo los ojos con cansancio y decido recargarme en uno de los miles de casilleros que hay en este pasillo a esperar a que la chica termine de hablar con su novio, cuando de pronto alguien aparece inesperadamente y salta hacia mí, logrando asustarme bastante.

—¿Pero qué...?

Mi voz se apaga en el segundo en el que me doy la vuelta y veo que es el amigo de Gerard el que ha aparecido.

—Lo siento... ¿Te asusté demasiado? Me hubiera gustado haberte asustado más —admite mientras suelta una pequeña risa.

Yo solo ruedo los ojos de nuevo y cruzo los brazos mientras vuelvo a recargar la espalda contra uno de los casilleros grises del pasillo.

—¿Siempre eres así de infantil? —le pregunto.

—¿Siempre eres así de cascarrabias? Diviértete un poco, la vida tiene mucha diversión y es hermosa, mucho más si es a tu lado —me contesta mientras se acerca a mí para tomar mi mano y darme vueltas en el pasillo.

Pega su mano a mi cintura y comienza a bailar conmigo de forma graciosa en el pasillo, aquí delante de todas las demás personas y sin importarle lo que ellas piensen. Su pequeña y tonta risa es bastante contagiosa, es por eso que solo tarda un segundo para que yo también esté riendo de forma tonta con él y dando vueltas sin razón alguna.

Reckless and Dangerous (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora