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Al despertar, Lance movió sus ojos celestes y vio que la ventana de la habitación estaba abierta. Eso quería decir que su madre estuvo dando vueltas por su alrededor, quizás hasta estaba ventilando.

Parecía hacer un día bonito afuera.

Sin embargo, no había rastros de la mujer.

Se incorporó y la volvió a buscar con la mirada, confirmando que no estaba.

-¿Mamá?- dijo, aún en la cama.

Se levantó y tomó el atril. Salió al pasillo, y, ni bien cruzó el umbral de la puerta, frenó, completamente horrorizado.

Todo el hospital estaba cubierto de sangre. Había doctores y pacientes en el suelo, muertos.

_Cadáveres._

Comenzó a caminar con paso apurado por los pasillos, en completo silencio, aguantando las ganas de gritar y sintiendo un gran malestar en su estómago. Estaba nervioso, mirando con paranoia a su alrededor, intentando no bajar la guardia.

Sus manos transpiradas resbalaban por el caño. Escuchaba los pasos de sus pies desnudos, y sentía el bombardeo de sangre del corazón golpeando salvajemente su pecho.

Empezó a asustarse, mucho más de lo que ya estaba. Estaba completamente solo, en un hospital, rodeado de cuerpos sin vida y sangre en las paredes, órganos desparramados y malestar a flor de piel.

Y, entonces, un ruido perturbó sus pensamientos, haciendo que frene en seco.

-¿Quién anda ahí?- preguntó con voz ahogada, empezando a temblar.

Miró a todas direcciones, hasta que vio cómo se asomó una persona que se escondía detrás de una de las paredes.

Se veía como...

Él.

-¿Te encuentras bien?- volvió a preguntar, forzando su cuerpo a moverse, pero no le respondía. Miró con desesperación al chico, sus ojos fríos y su cabello oscuro.

Se veía vulnerable.

Una mancha roja coloreaba su pálida mejilla.

-Ayúdame...- susurró con voz ronca.

El cuerpo de Lance reaccionó, acercándose junto con la poca movilidad que tenía, y logró verlo mejor entre las sombras, confirmando que, sí, era él.

Keith Kogane.

-¿Keith...?

-Necesito ayuda, están persiguiéndome.

-¿Quién te persigue?

Keith abrió la boca, pero alguien saltó encima de ellos. Los atacaron.

Habían bajado la guardia, y no habían podido ni defenderse.

Con una profunda bocanada de aire, se levantó exaltado en la cama, sentándose automáticamente. Su corazón latía a mil por hora, y miró alrededor, sólo para confirmar que estaba despierto.

Vio la ventana: estaba cerrada, pero las cortinas estaban corridas. Afuera, llovía.

Su mirada se perdió en las pequeñas gotas. ¿Cómo era posible que sólo sueñe con Keith en distintos escenarios?

-¿Lance?- preguntó su madre, entrando a la habitación y cargando una bandeja en sus manos. El menor salió del trance y la miró -. ¿Dormiste bien?

Tomó aire y le sonrió.

-Sí, claro.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora