Mullet 2 [KLANCE]

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Eran las 12:30. Estaban llegando a la cafetería donde Pidge y Hunk trabajaban, Altea, y, ni bien entraron, vieron a Allura acomodando unos platitos en las mesas.

-Hola, chicos-dijo con una sonrisa.

El grupo la saludó y buscaron un lugar para sentarse. Habían un par de mesas ocupadas y aquello enorgulleció a Hunk.

Keith y Lance iban de la mano desde que habían salido del colegio, completamente felices.

Todo el mundo se había enterado de su relación, ya que Lance se había declarado en el medio del salón de Keith y aquella noticia corrió como pólvora.

Varios ojos de los clientes se posaron en ellos y Keith recordó las miradas que habían recibido en el colegio, algunas que transmitían envidia y celos -más que nada las chicas que estaban enamoradas de Lance-, y otras que simplemente tenían envidia por ver tanta perfección en una pareja.

Caminaron sin darles importancia y se sentaron en una de las mesas.

Pidge dejó su mochila colgando de la silla en la que se sentaría, asegurándose de que no se cayera. Hunk la dejó en el piso al igual que Keith y Lance.

-¿Vamos a buscar la comida o qué?- preguntó sarcástica Pidge.

Lance sonrió. Faltaba que pusiera los ojos en blanco.

-Primero vayan ustedes dos, así cuidamos la mesa y las cosas- contestó, sentándose al lado de Keith y tomando su mano por debajo de la mesa.

-Bien- dijo la chica, encogiéndose de hombros. Agarró la muñeca de su amigo-, vamos, Hunk.

Lo arrastró hasta la caja y Lance volteó a mirar a Keith, quien le sonrió avergonzado, jugando con sus manos.

Levantó su mano libre y le acarició una mejilla, sacándole un mechón negro que caía sobre su ojo.

-Ah, oye, mañana iré una fiesta, así que es probable que no podamos hablar mucho
- dijo, haciendo un pequeño puchero enfrente de Keith y acariciando su mano-. Perdón.

Keith le sonrió.

-No hay problema, Lance- dijo-, sólo diviértete.

-Perdón- repitió.

-No hay problema- repitió.

Sus ojos se encontraron y Lance quedó maravillado por su brillo.

-Eres perfecto, lo sabes, ¿no?

Keith se sonrojó.

-Basta.

-¿Qué? Estoy diciendo la verdad- dijo sonriendo, acariciándole el contorno de su mejilla.

-Hay gente.

-¿Y?

-No quiero que me vea rojo.

Lance rio y el estruendo de una bandeja chocando con la mesa los asustó.

-Ya está la comida- dijo Pidge. Se sentó adelante de Keith.

-Qué brusca- comentó bajito Lance.

Pidge arqueó una ceja.

-¿Disculpa?

-¡Que gracias por pedir nuestra comida!- miró la bandeja-. ¡Sándwich de jamón y queso, justo lo que quería!

-Esto es nuestro- dijo Pidge, arrastrando la bandeja lejos de las manos de Lance-. Ahora ustedes vayan a pedir su comida.

Keith rio y Lance se puso rojo.

-Bien, vamos- dijo, poniéndose de pie sin soltar su mano.

Keith siguió riendo hasta que llegaron a la caja, siendo observados con orgullo por parte de Pidge y Hunk desde la mesa.