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Aún era vergonzoso verse las caras. Seguían sentados, en silencio, mirando el cielo.

Estaba hermoso. Y la luna bañaba sus rostros.

Keith se preguntó si habría estrellas en los ojos de Lance. Lance se preguntó si habría puntos blancos en los ojos de Keith, pareciéndose a una galaxia.

Con cada uno sumido en su mundo, Lance notó que estaban en completo silencio.

Ni siquiera sus respiraciones se escuchaban. Se preguntó si Keith podía escuchar los latidos irregulares de su corazón.

Rogó por que no, y, carraspeando para llamar la atención del otro, dijo:

-Uhm... ¿quieres un helado?

Lo miró de reojo pero Keith no lo miraba. Seguía viendo el cielo.

Agradeció mentalmente y también se felicitó por haberlo mirado, porque estaba realmente lindo.

-Me gustaría uno-contestó Keith jugando con un mechón de su cabello.

Ambos se levantaron y se dirigieron al pequeño puesto de helados, estacionado al lado de la vereda.

Lance sonrió y soltó una pequeña risa, y Keith lo miró confundido.

¿Qué era tan gracioso?

-¡A que no me ganas una carrera!- gritó Lance comenzando a correr, mientras Keith caía en la realidad.

-¡Eres un tramposo! ¡Te voy a alcanzar!-respondió comenzando a perseguirlo.

Lance recordó el sueño en el que habían hecho una carrera, y gracias a eso supo qué pasaría después: él iba a llegar antes y a pagar, mientras que Keith iba a hacer un puchero en el cordón de la vereda, molesto con Lance por no haber podido pagar su helado.

Al llegar, pidió los mismos sabores que en el sueño y pagó. Keith no se había aparecido todavía, y Lance dio por sentado que se cansó y que se sentó en el banco.

Miró alrededor y, efectivamente, Keith estaba acostado en un banco. Notó cómo su pecho subía y bajaba con rapidez, y se rio por su poca tolerancia por correr.

-Toma- le dijo extendiendo el helado hacia Keith.

-¿Cómo sabías qué sabor me gusta?-preguntó extrañado Keith, sentándose y tomando el helado, rascándose la nuca con la mano libre.

Lance calló un momento, sentándose a su lado y pensando la respuesta.

No podía decirle que fue gracias al sueño.

No quería empeorar las cosas.

-Por intuición- dijo al fin, encogiéndose de hombros.

-Yyyy... ¿cuánto te debo?- volvió a preguntar Keith, lamiendo su helado.

-Nada, no me debes nada.

-Pero...

-Dije que nada, Keith- dijo Lance, sonriendo.

Miró al chico a su izquierda y vio cómo tenía un puchero formado en el rostro.

Rio y Keith apretó los labios, intentando no reír con él.

Intentando seguir fingiendo estar molesto.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora