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Lance pudo acercarse aún más entre tanta multitud, las ganas de ver a Keith aumentaban y controlaban su cuerpo. Él era como el títere de sus sentimientos, y se dejaba llevar.

-No esperaba verte por aquí- habló Keith sin dejar de ver a Lance. El menor notó cómo luchaba por mantener sus ojos viéndose.

Sonrió. Le gustó pensar que Keith tenía que controlarse por sólo mirarlo a los ojos y no mirarle de pies a cabeza como en el hospital.

-Ah, sí- dijo, fingiendo desinterés, intentando disimular lo rápido que iba su corazón. Movió los ojos, mirando a su alrededor. Le daba vergüenza mirar fijamente los ojos violetas al frente suyo-; todo esto tiene una historia, pero no creo que quieras escucharla- agregó, rascándose la nuca y encogiéndose de hombros, restándole importancia, pero miró a Keith cuando no llegó ninguna respuesta. Él lo miraba con una ceja alzada. Carraspeó y, con un movimiento de cabeza, señaló al alto hombre al lado de Keith-. ¿Él es tu hermano?

Keith asintió y Shiro miró al castaño. Le sonrió con educación e hizo un leve asentimiento.

-Encantado, mi nombre es Lance.

-Un gusto, soy Shirogane- respondió el mayor, extendiendo su brazo ortopédico.

Lance aceptó gustoso, cerrando los ojos junto con una sonrisa, pero los abrió con sorpresa cuando sintió el helado y metálico tacto en su piel.

Abrió la boca, dejando escapar una exclamación.

-¡Wow! ¡¿Tienes un brazo robot?! ¡Eso es genial!-dijo. La mirada de Keith brilló al ver emocionado a Lance, aflojando su cotidiano ceño fruncido.

La palabra hermoso cruzó su mente.

Lance estiró su cuello en dirección al mostrador.

-¡Hey, Pidge!- gritó sobre el bullicio-. ¡Te encantará ver esto!- dijo, agitando los brazos, llamando la atención de su pequeña amiga.

Pidge salió corriendo del mostrador, casi que lo pasó por encima, y se dirigió a Lance aún con agilidad. Keith silbó impresionado, cruzándose de brazos.

Cada vez le llamaba más la atención la vida de Lance.

-¿Qué? ¿No ves que estoy ocupada?- dijo de mala gana, cruzada de brazos.

Lance frunció el ceño, pensando en que no estaba muy ocupada si fue corriendo a su llamado.

Ignoró eso y fue a lo que quería mostrarle.

-Mira esto. -Extendió el brazo de Shiro y la italiana quedó tan impactada que, ni bien lo agarró, sintió que no lo iba a soltar.

-WOOOOW- exclamó con locura, sin dejar de contemplar el brazo.

Keith frunció el ceño con un poco de preocupación. ¿A su hermano no le molestaría estar así, siendo examinado por dos desconocidos? Aunque él nunca tuvo problemas con ser el centro de atención, a diferencia del menor, pero... quizás ahora sí estaba incómodo.

Lo miró esperando alguna reacción por su parte, pero frunció más el ceño al verlo mirando el techo, distraído, sin percatarse de que la chica con la que había soñado estaba frente a sus ojos.

Keith dio un paso atrás y se colocó al lado de Lance.

Shiro miró a Pidge cuando le comenzó a hacer preguntas.

-Oye, ¿me estás escuchando?- dijo Pidge mientras movía su mano frente los de Shiro. A decir verdad, le costó hacer aquella acción, ¡no le llegaba ni al pecho!

-Uhm, lo sien...- Al bajar la vista y verla, fue como un flechazo instantáneo. Su cuerpo quedó inmóvil y dejó de escuchar todo el ruido a su alrededor.

La admiró durante una fracción de segundos.

Era igual que en el sueño.

Examinó su rostro, encontrando ojos color miel junto con aquellos inconfundibles anteojos grandes, y un hermoso cabello corto y castaño sobre su cabeza. Había pequeñas pecas salpicando sus mejillas y su piel parecía suave y se veía limpia. Sus dedos cosquillearon, le habían dado ganas de tocarla y comprobar si sus ojos tenían razón o no.

-¡Pidge! ¡Ven y ayúdame!-gritaron desde la cocina.

Volteó la cabeza hacia la cocina y después volvió a mirar a Shiro, quien seguía callado y embobado.

-Bien, me gustaría quedarme a charlar pero debo ayudar. Tenemos una conversación pendiente, ¡debo saber todo de ese brazo!- dijo, y soltó una carcajada. Todos los músculos de Shiro se relajaron ni bien el sonido llegó a sus oídos. Intentando no perderse en sus sentidos, asintió levemente -. ¡Adiós!

La chica dio media vuelta y corrió hacia donde estaba Hunk, con una bandeja caliente, recién sacada del horno, en las manos.

Shiro quedó tan embobado que no se había dado cuenta que la cola había avanzado y que él no se estaba moviendo.

Keith sonrió entretenido. Una mirada llena de curiosidad chocó con sus ojos.

-Oye, Keith, ¿está bien?- pregunto Lance, señalándolo.

-Sí, sólo que lo acaban de flechar.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora